No hay nada mas grato que la conversa entre amigos y tener diferencias, muchas veces ellas terminan siendo lecciones de conocimiento y aprendizaje. Tengo un buen amigo, Francisco, socialista democrático  que siempre en juerga me dice que soy de derecha. La verdad es que pocos me lo dicen pero para mi tranquilidad le digo: ¡No sé si derecha pero seguro que soy progresista! Al final el concepto es amplio y da para todo, hay gente de derecha muy progresista y gente de izquierda cada dia menos progresistas. Veamos.

El término se lo acuñan para sí muchos que en sus prácticas y comportamientos políticos están lejos de ser personas con una visión liberal de la vida, de la política y de la economía. Partamos de dos ideas bien definidas; ser progresista es diferente a ser comunista o ser neoliberal. Por supuesto, lejano del socialismo marxista. Un progresista no se identifica con ningún tipo de autoritarismo, sea de derecha o de izquierda.

El progresista no es conservador, no le gusta el militarismo, ni los nacionalismos trasnochados. Lejos está de las dictaduras de cualquier signo. Es contrario a los liderazgos políticos que se creen que están por encima de las instituciones. Cree en la alternancia. El único imperio que  exalta es el de la ley.

Los progresistas no aceptan autoridades que son tan conservadoras que se quieren perpetuar en el poder. Los progresista no son estáticos con las ideas, por lo general promueven cambios diáfanos en lo económico y político. El progresista cree en el sector privado y respeta a los individuos. Reconoce la importancia del Estado como garante de la cohesión social.

En el espectro político están en centro izquierda y tienden siempre hacia el centro que es la zona de confort para las negociaciones y el logro de los consensos.

El progresista siempre estará del lado de la solidaridad social, de la democracia política, del equilibrio político, defenderá la justicia y luchará contra la discriminación de cualquier género. Promueve la integración y reconoce las ventajas de la globalización.

En el plano internacional debe ser ambientalista y defensor de la economía verde. Entiende la importancia de limitar a las  trasnacionales y apoya las causas nobles de los países en desarrollo. Cree en el multilateralismo y se alinea con las naciones que tiene como vocación el respeto a los derechos humanos, la protección del ambiente y la negociación como medio para solventar las disputas.

Una nación que sea intolerante al diálogo, que no respete la diversidad, que discrimine por razones religiosas o ideológicas, margine a los que difieren de su visión de mundo, quienes debiliten el sistema de justicia y utilicen la amenaza para lograr objetivos nacionales no están del lado de los progresistas. Por lo general, esta línea de pensamiento difiere de los conservadores de derecha o de izquierda sin cerrar la opción al diálogo.

El progresista más que un revolucionario es un reformista. Entiende que la violencia siempre está del lado de los que no tienen la razón. Aunque  puede añorar una revolución, entiende que la humanidad de estos tiempos no está para cambios bruscos sino consensuados. Su actuación primaria es el respeto al otro y  a la tolerancia.

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