El dirigente de oposición que más exposición mediática y apoyo internacional ha tenido es Juan Guaidó, quien lo tuvo todo para propiciar las acciones que pudieran cristalizar un cambio en el país pero lamentablemente no actuó en concordancia con la entereza que toda Venezuela esperaba de él. En lugar de organizar una ruta de operaciones precisas con las naciones aliadas de la fuerza democrática, titubeó una y otra vez hasta el punto de darle oxígeno a la dictadura todo este tiempo, y avalar los diálogos estériles sostenidos con el régimen, aunque al principio de su interinato le mintió al país diciendo que no habría diálogo con el “gobierno” de Maduro.
Si Guaidó no reflexiona y cambia el rumbo que lleva hasta ahora, lamentablemente pasará a la historia como la gran promesa desinflada, una de esas tantas historias de personajes que pudieron ser, pero que lamentablemente se extraviaron en el camino por la cobardía, falta de preparación o lo que es peor aún, quizá no asumió la tarea histórica que tenía entre sus manos llevado por el poco amor hacia su país y hacia sus congéneres. No quiero ni pensar que el régimen le haya puesto precio a su conciencia, eso sería una vergüenza.
Quienes ocupan un cargo destacado en el llamado gobierno del interinato que preside Guaidó también son más de lo mismo, un conjunto de personas enquistadas en una burocracia que no ha servido para mucho, por no decir que sus acciones no han conducido a nada. De acuerdo con información publicada por The Washington Post, Fernando Blasi y Javier Troconis, dos personas que habrían sido designados por Juan Guaidó con el título de ‘comisionado presidencial para la Gestión y la Recuperación de los Activos en Estados Unidos’, estarían involucrados en la presunta trama de corrupción, que alcanza los 40.000 millones de dólares, la información fue dada a conocer el año pasado. Para no enlodar aún más la ya cuestionada gestión del interinato mejor ni hablar de la empresa Monómeros, un caso del que ya todo el país tiene conocimiento y que supuso un enfrentamiento bochornoso de una oposición que no ha podido mantener un mensaje de unidad ante los países que respaldan la causa de la democracia criolla.
Señor Juan Guaidó, a pesar de los años transcurridos en los que usted no ha estado a la altura de las circunstancias, todavía puede enmendar sus errores y conducir al país hacia la libertad. Lo primero que tiene que hacer es nombrar un ministro de la defensa en el exilio y dejar de dialogar con los delincuentes que secuestraron el poder nacional. Tiene que sincerarse consigo y saber exactamente qué es lo que quiere hacer y cómo quiere ser recordado. Como venezolano le pido que se responda a usted mismo en dónde quedaron las promesas del cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres, nada de eso lo ha logrado. Es una pregunta que no ha sido contestada a quienes lo vemos aparecer ante los medios de comunicación siempre tan elegante y tranquilo, mientras muchas familias en Venezuela no tienen para comer y escarban en la basura para saciar el hambre. A usted hay que darle merito por utilizar un perfecto lenguaje corporal en sus apariciones públicas-llegando a ser comparados sus ademanes con los de Barack Obama- esas en las que pronuncia palabras muy correctas, pero que suenan huecas porque no van acompañadas de acciones. Me pregunto en dónde quedó el humilde diputado con la camisa arrugada que subía videos a Instagram tratando de darse a conocer, con mensajes dirigidos a un reducido grupo de seguidores, ese mismo que se encontraba tras la sombra de Leopoldo López. Ahora sólo vemos a un nuevo Guaidó, acomodado en las mieles de las comodidades que le granjeó haberse proclamado presidente interino
Juan Guaidó, usted albergó lo mejores sueños de una nación que no se resigna a vivir en dictadura, necesitamos que se ponga del lado correcto de la historia y piense en las millones de personas que en este momento no pueden seguir esperando por la parsimonia política. Piense en los niños desnutridos, en los torturados y asesinados en las mazmorras del régimen y en las calles, en los ancianos sin medicamentos, en los pacientes que requieren diálisis y los enfermos de patologías que no pueden aguardar. Cuando vaya a dormir recuerde que el chavismo sigue acabando cada día con nuestro pueblo y que todas las vidas son importantes. Trate de ponerse en los zapatos de tantos millones de venezolanos que requieren un mejor país.Su indiferencia también los está matando.
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