Bueno, pues, al fin, Conviasa retomará los vuelos entre Quito y Caracas. De verdad, ya pensaba que esto de los vuelos era como la cura del covid; algo que se anuncia, y se anuncia, y se anuncia, pero nunca llega.

Aun así, no deja de ser asombroso que una noticia como esta se haya dado tantas veces por segura . Es la noticia anticipada, como en Minority Report, la película protagonizada por Tom Cruise, en la que, por medio de la tecnología, pueden conocer un delito futuro antes de que ocurra y así detener al delincuente antes de que lo cometa. Con la diferencia de que en ese caso, resulta práctico, pero en el caso de la pre-noticia de los vuelos, no ha resultado muy útil. Debe ser que la gente, a base de oír a diario que viene el lobo, ha perdido su capacidad de asombro y credulidad.

Pero no nos desviemos del tema. Últimamente tengo la impresión, cuando veo el informativo de cualquier cadena, de que en realidad estoy viendo un programa de ficción, una especie de trailer. Aún peor es la sensación de estar asistiendo a un relato mediatizado en su totalidad, dirigido a crear una determinada opinión. Esto se ha dado en llamar la línea editorial.

Decía Kurt Tucholsky que “ el periodismo es el mayor tejido de mentiras que jamás se haya inventado “. Mi opinión no va tan lejos, aunque yo, obviamente, no soy Tucholsky ni lo pretendo.

Mi opinión es que una mentira no es peligrosa. Una mentira es fugaz, se la detecta enseguida. El problema son las verdades a medias, o verdades orientadas. Esas son más peligrosas. Para detectarlas, hay que ser un lector avezado y tener costumbre de escudriñar la prensa desde los diez años.

Miradas de lejos, son verdades. Pero si entornas los ojos y miras más allá te das cuenta de lo retorcido que puede ser, simplemente, un titular. Solo con un titular, ya te están mediatizando. Como la mayoría de gente manipulable no pasa del titular, objetivo conseguido.

Hay figuras muy relevantes, incluso premios Nobel, que han sido verdaderos practicantes de esta premisa. Pensemos en Ernest Hemingway y su cobertura de la guerra civil española. Aunque conociendo al personaje, yo creo que Ernest hubiera hecho suya la confesión que un marine le hace a su oficial en Apocalipsis Now. “ Yo no he venido a la guerra a que me maten, sino a follar y pasármelo bien “.

En cierta ocasión el simpar Luis del Olmo, popular periodista radiofónico español, hizo la siguiente aseveración: “Ser empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya es algo terrible”. Siendo demasiado audaz, yo le diría a Luis que la frase correcta sería: “Ser empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la verdad es algo terrible”. No existe la verdad de uno, ni la verdad del otro. Solo existe la verdad.

En este sentido, yo, que estoy en el lado fácil del periodismo, dado que mi labor no es informar sino opinar, he de decir que no sabría conducirme por una línea. Soy incapaz de seguir una línea recta en cualquier aspecto de mi existencia, mucho más cuando me siento delante del teclado.

Si alguna vez han intentado este ejercicio mental que es la escritura, habrán comprobado que uno se sienta a escribir con una idea en la cabeza, pero una vez iniciado el relato, el artículo o lo que quiera que sea que estés escribiendo, este cobra vida y se escribe solo. Ya no eres tú quien lo redacta. Solo eres un instrumento para poner negro sobre blanco algo que, indudablemente, estaba en tu cabeza, pero tú ignorabas que estaba.

Por eso, cuando encuentras un medio en el que escribir con libertad absoluta, que te deja expresar tus opiniones, eclécticas o desaforadas sin mover una coma, hay que aferrarse a él como Kate Winslet se aferró a la tabla en Titanic.

El columnismo solo es opinión, pero una opinión puede ser un arma de destrucción masiva. No lo olvidemos.

Decía Elena Poniatowska, autora mejicana que durante un amplio espacio de tiempo recabó en el mundo de la información, que “el periodismo te come, es como una droga”. Yo añadiría que es algo que, a diferencia de las drogas, cuanto más lo practicas, más feliz te hace. Puede terminar matándote, sí, pero si hay que morir, se muere. Mejor morir que perder la vida.

Así pues, cuando se sienten delante del informativo, o cojan un periódico, ejercicios ambos que ya son merecedores de loa por el mero hecho de realizarlos, abran sus ojos y sus oídos y asimilen. Sean críticos, tengan criterio.

Se lo debemos a Jorge Aguirre, Jesús Rafael Flores Rojas, Enrique Key, y a tantos periodistas que literalmente se han dejado la vida para informar, decente y congruentemente, de los miles de desmanes que se cometen a diario y que, sin los periodistas, no se darían a conocer.

Así pues, por favor, tengan criterio.

 


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