Lo que vivo actualmente en Colombia se me parece a una fotocopia de los aciagos noventa en Venezuela. La gente está enceguecida con los llamados de sirena de una izquierda que sí tiene estrategia y unidad de acción en su propósito de llegar al poder, mientras los demócratas liberales lucen desorientados y temerosos de enfrentar al comunismo, ni siquiera se atreven a llamarlo por su nombre, a Venezuela la estrategia del socialismo del siglo XXI la cogió por sorpresa, pero es inaudito que décadas después Colombia caiga en el mismo infierno del socialismo del siglo XXI.

El mismo discurso de Chávez negando ser comunista lo repiten Petro, Fajardo y la tal “centroizquierda” que no son más que columnas del farcsantisamo. La bobera de lo políticamente correcto impide al liderazgo democrático hablar claro y denunciar lo que verdaderamente está sucediendo: vivimos bajo la dictadura del farcsantismo.

En Venezuela se recurrió a la toma del poder por la vía electoral, acá ni siquiera eso, instauraron la dictadura vulgarmente, desconociendo el plebiscito, pareciera que las situaciones de Venezuela y Colombia fuesen distintas, pero no, ambos países están bajo el poder de un narcoestado comunista, la diferencia es cuantitativa, más no cualitativa; el narcoterrorismo comunista gobierna ambos países.

Allá Chávez se quitó la careta y llamó a una constituyente que le elaboró un régimen a su medida, acá siempre más apegado a las formalidades, el farcsantismo impuso su dictadura bajo un ropaje de falsa democracia. Duque traicionó al país, pues fue elegido bajo la bandera de eliminar la impunidad a las FARC y reformar el acuerdo de entrega del país a estas y ha sido un complaciente cumplidor al pie de la letra del mismo. La presencia de numerosas figuras del farcsantismo en un supuesto gobierno del CD causa náuseas.

Uribe no puede equivocarse por tercera vez, requerimos de un gran movimiento de defensa de la democracia, no dirigido por figuras inexpertas, tecnocráticas y débiles ante el narcoterrorismo, necesitamos un estadista con experiencia y reprobadas acciones antisocialismo del siglo XXI, con el talante por ejemplo de un Fernando Londoño, la pelea es de vida o muerte, no se puede seguir con medias tintas.

Ante la cooptación de todas las instituciones por el farcsantismo, se requiere de una inmensa alianza nacional que tenga como propósito la reconstrucción democrática, para ello es menester doblegar los intereses personales o grupales y trabajar como un solo hombre para salvar la República. Colombia no puede consolidarse como un narcoestado dirigido por gente de la calaña de Santos y Timochenko.

La verdad no veo la voluntad política de enfrentarse al narcoterrorismo comunista con pasión y firmeza, o hay un vuelco total de la actitud blandengue  con el farcsantismo, o la democracia perecerá y no nos salvaremos del socialismo del siglo XXI, es ahora o nunca.


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