José Peseiro, director técnico de la Vinotinto
EFE

Empecemos con la salida de Peseiro por un tema monetario. No hay que sorprenderse de tal cosa; da penita, eso sí. El portu se fue con la alforja vacía y dejó una selección casi en terapia intensiva para Qatar 2022. Con él se fue el 5-4-1 (gracias a Dios), así como la decencia y la gallardía que lo caracterizó. Me caía bien Peseiro; sin embargo, la selección está para otro esquema de juego y para mejores resultados. Gracias portu, por todo, recibe un abrazo sincero de parte de esta aporreada Venezuela (te tocaron las vacas flacas, pero aquí las hubo gordas y bien maiceadas). Lamento el momento: dos semanas antes de los partidos de la triple fecha de eliminatorias. Sin embargo, mejor ahora que luego.

Después de la Copa América escribí un artículo titulado “Detrás de lo empavao de Peseiro”, que se publicó el 30 de junio de 2021, en el que analicé los resultados de su gestión en lo futbolístico: “Para ganar partidos hay que hacer goles, y en este departamento, la Vinotinto está aplazada: apenas 5 goles a favor en 10 partidos (un gol cada 2 partidos), mientras que ha recibido 15 goles en 10 partidos (4 de ellos propinados por el conjunto brasileño). Esto es un gol y medio por partido”. También afirmé que si se estaba pensando en sustituir a Peseiro, “debería hacerse ya”. Bueno, él mismo tomó la decisión (aunque prácticamente lo forzaron). Aún la Vinotinto está a tiempo de dar un salto de calidad que le permita obtener los resultados necesarios para competir por un cupo en el Mundial. Así que no perdamos el ánimo.

¿Qué pasó con el anclaje de las monedas?

Un respetado y reputado economista venezolano ha declarado que se “debería crear otra moneda (distinta al bolívar) y anclarla al dólar”. Sobre el particular escribí lo siguiente en un artículo titulado “Rompecabezas” publicado el 4 de octubre de 2018 en la red Linkedin y recogido en el Tomo II de la colección de Termómetro Económico: “El anclar monedas a patrones (materias primas) fue superado en el mundo. Y con razón: fue debido a la guerra de Vietnam, ciertamente. Sin embargo, si una economía crece y la materia prima a la cual se ancla su moneda se mueve de forma independiente a la realidad económica del país en demanda y precio, precisamente por la inversión en otras áreas ¿no estorba el ancla?”.

En esa oportunidad también aclaré que el bolívar soberano y el fuerte, todos han estado siempre de una u otra forma anclados a la economía venezolana y a la capacidad de su gerencia pública de generar confianza y expectativas positivas. En lugar de estar buscando anclajes artificiales, concentremos esfuerzos en los anclajes naturales (la confianza y la producción del país). Yo le pregunto a aquellos que andan buscando anclajes o dolarizar salarios, o terminar de dolarizar la economía en su totalidad, ¿de dónde va a sacar la plata el gobierno para sostener la diferencia que se genera entre el sostenimiento del anclaje y los ingresos públicos? No se puede dolarizar porque no hay plata para eso, ¿con qué se van a pagar los salarios públicos? Tal medida requiere financiamiento internacional y no es sostenible sino a muy corto plazo. ¿Por qué el anclaje al petro no ha dado pie con bola? Por la misma razón. Se requiere un músculo financiero en dólares para sostener una medida como esa y no es sostenible.

¿De dónde viene el valor de la moneda?

El 22 de junio de 2018 se publicó en la página web del diario Notitarde un artículo titulado “Manzanas y monedas caídas. Economía sin gravedad” y recogido en el Tomo I de la colección de Termómetro Económico, en el que expresé lo siguiente: “Lo importante es entender que la moneda (el signo monetario), por mucha técnica matemática que le apliquemos (aumento o disminución de tipos de interés y disponibilidad de masa monetaria, por ejemplo) termina siendo un receptáculo, un constructo, una representación. En cierto grado, una resultante del funcionamiento de una sociedad. Es un espejo. Ella se soporta de nuestras expectativas, de nuestras decisiones, de nuestra cultura, de nuestro amor propio como sociedad, de nuestra forma de hacer las cosas, de nuestro autorreconocimiento. También, de nuestra relación con el universo y de nuestras relaciones con los demás, de lo que decimos, de lo que hacemos, de lo que no hacemos, de nuestra fe (el dólar salió del patrón oro y reza “en Dios confío”), de nuestra capacidad productiva, de nuestra identidad, de todo. Y te pregunto, ¿cómo estamos en esos temas? ¿En todos? Luego están las políticas cambiarias que sirven para estimular importaciones (sobrevaloración monetaria) o estimular la producción y exportación (subvaloración monetaria) con diferenciales controlados”.

Espero haber aclarado este asunto de la dolarización de los salarios, de la economía y el tema de los anclajes. Feliz semana, querido lector.


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