Ramón Carrizalez asume el cargo de gobernador encargado del estado Apure en febrero del año 2011, luego de producirse la renuncia del entonces gobernador y hombre del 4F Jesús Aguilarte Gámez, tras múltiples denuncias y polémicas protestas en el estado por irregularidades inocultables de esa administración. En aquel entonces la estructura político-partidista del PSUV se dividió de tal manera que provocaron la salida de Aguilarte tras mandato de Hugo Chávez y ejecutoria de Diosdado Cabello, quien personalmente estuvo en Apure garantizando se cumpliera lo establecido.
La enviada para la gobernación por disposición de Hugo Chávez en principio fue Antonia Elena Muñoz, exgobernadora del estado Portuguesa, y vicepresidente de la región Los Llanos II del PSUV, quien no aceptó la designación por considerar que no tenia ninguna relación histórica con Apure, lo que desencadenó un debate para definir quién asumiría el cargo. Los nombres sobre la mesa fueron: Aníbal Espejo, propuesto por el vicepresidente Elías Jaua Milano y Argenis Chávez; hasta que Diosdado logró imponer su propuesta con un hombre probado en distintos cargos y de confianza absoluta, siendo Apure territorio clave por su línea fronteriza.
La población lo asumió con interés. Coronel retirado, graduado de la Academia Militar de Venezuela, el 5 de julio de 1974, de la promoción General de división José Ignacio Pulido, casado con Yubiri Ortega, también exministra del gabinete presidencial, Ramón Carrizalez, ya tenía relación con Apure. Fue quien recibió el mando del destacamento militar de Elorza al propio Hugo Chávez, de manera que la clase política y la población apreciaba en él una oportunidad histórica para desarrollo agroindustrial del estado, anhelo que se disipó tempranamente, por el ejercicio hegemónico y totalitario que construyó en Apure, sumergiendo el territorio en las profundidades del atraso y las desigualdades, rodeándose de la incapacidad y la adulancia, siendo estos elementos constantes en su gabinete regional.
Aun con estas características, logró ser electo gobernador para el período de 2012-2017, con 94.112 votos, lo que representaba 63,30%, sobre Luis Lippa, con 32.991 votos, lo que representaba 22,19%, y logró vencer en las elecciones para el período de 2017-2021, con 97.896 votos, que representaban el 51,92%, sobre José Gregorio Montilla con 59.510 votos, 31,56% de la participación electoral. De realizarse las fraudulentas elecciones regionales, en el mes de noviembre como están convocadas por el ilegítimo Consejo Nacional Electoral, tendría exactamente 10 años en Apure, sin éxitos que mostrar en su gestión; por el contrario, el estado es tierra arrasada.
La producción agrícola-ganadera ha sufrido los fuertes embates de la inflación, y la escasez de políticas públicas destinadas a la protección del productor, la carencia de combustible, la inexistencia de apoyo institucional, sumado a la ausencia de infraestructura agrícola y la no modernización del campo apureño, son grandes desventajas que exhibe hoy quien aspira a la reelección sin contar con ningún mérito, en un estado que además resiste bajo la inclemencia de los efectos de la extensa frontera colombo/venezolana.
La población en general reclama algunas obras anunciadas, que mejorarían sustancialmente la vida de los apureños:
- El sistema hospitalario del estado es un inmenso caos. Por decreto del gobernador se mantuvo por varios años una junta interventora en el Hospital Pablo Acosta Ortiz, a cargo del coronel Jiménez Escalona, quien lejos de generar inversiones, su desconocimiento hospitalario fue ampliamente notable. En 10 años no ha habido equipos para hacerse una resonancia en la entidad, los apureños deben viajar hasta las ciudades centrales para hacerse un estudio médico de este tipo.
- La puesta en marcha del sistema levadizo del puente María Nieve no ha significado ninguna ventaja para estado Después de su instalación hace varios años, no se ha usado en ninguna oportunidad.
- Servicios públicos: la situación es realmente es deprimente, existen comunidades sin agua potable por más de 3 años, la vialidad urbana es precaria, el mercado municipal de la ciudad de San Fernando es el más desagradable de todo el país, siendo responsabilidad de la alcaldesa del municipio. El gobernador jamás ha tenido un gesto por ayudar a adecentar este espacio y hacerlo ameno para la ciudadanía.
- La producción agrícola, depende de muchas variables, entre ellas la vialidad. El pasado lunes, en programa de radio por la emisora Alpha 97.5 FM, al ser fustigado Ramón Carrizalez por el estado de la vialidad agrícola y las carreteras de Arichuna y San Rafael, su respuesta fue; “Les indico a los pobladores que no se preocupen, que ya voy a parapetear esas carreteras”.
- La seguridad y defensa de los apureños sigue siendo un problema monstruoso que lamentablemente no se ha podido contener, sigue la violencia, el abigeato de forma abrumadora y los reclamos de los habitantes por la presencia de los grupos irregulares, situación que se ha hecho notar por los enfrentamientos recientes, en La Victoria, parroquia Urdaneta del Municipio Páez.
La confrontación a lo interno del PSUV
Ramón Carrizalez pareciera ser un fiel lector de las teorías del príncipe Nicolás de Maquiavelo, pero el peor a la hora de la práctica. Si se revisa su gestión y su realidad política a fondo, podemos valorar su desempeño desde el punto de vista de la obra El príncipe, del capítulo XVII, la crueldad y la piedad, ¿es mejor ser amado o ser temido?
Porque las amistades que se compran con dinero y no con nobleza y grandeza de ánimo se adquieren, pero no se poseen y uno no puede apelar a ellas cuando los tiempos son contrarios.
Los hombres no se cuidan tanto de ofender a quien se hace amar, como a quien se hace temer; porque el amor se mantiene por vinculo de obligación y este, dada la malicia humana, se rompe fácilmente en cuanto anda de por medio la propia utilidad; en cambio, el temor se mantiene gracias al miedo, al castigo, que nunca nos abandona.
Así que si no se gana el amor de sus súbditos, al menos evite su odio.
Ramón Carrizalez, a pocos días de realizarse las primarias del PSUV, se enfrenta a su realidad más funesta. Ha perdido el control de su partido, le queda el apoyo solamente de 3 alcaldes: Ofelia Padrón, Gerson Vizcaíno y José María Romero; tiene en contra a todos los demás, incluso con algunas sorpresas que le auguran para el día de las elecciones; el Consejo Legislativo Regional que en otrora fuese una de sus fortalezas, ahora se ha convertido en el motor de la campaña de quien lo adversa, Pedro Danilo Leal, el alcalde del municipio Pedro Camejo, que si bien posee serios cuestionamientos, todos parecen disminuidos ante la necesidad histórica de los militantes del PSUV de derrotar a quien ha diseminado el odio y la persecución política como una doctrina de gobierno.
Por ahora acuden a la amenaza, no importa que Carrizalez pierda con votos, en la junta directiva del PSUV lo impone Diosdado Cabello. Habría que ver hasta dónde se puede materializar esta situación.
Lastimosamente la realidad del PSUV pone de relieve la angustiosa situación de la oposición en la región, que parece tener una opción agigantada en el liderazgo de Pablo Matute, pero sobre él se cierne la sombra de las negociaciones de una entidad sobre la otra y los intereses de una oposición que no elige a los mejores, sino a los que garantizan acuerdos oscuros en la dinámica relación con el régimen. En Apure esta oposición es representada por el exgobernador Luis Lippa y pivoteada por Henrique Capriles y su Alianza Nacional Electoral, conocida como el alacranato. En rueda de prensa del Movimiento al Socialismo (MAS), el 28 de junio, su secretario general, Felipe Mujica, anunció los candidatos en 15 estados, propiciando incluso que Apure sea un espacio para la unidad entre la oposición denominada alacranes con la que es distinguida como G-4, al converger en la candidatura de Luis Lippa.
De esta forma navega el país por rumbos desconocidos con el PSUV, destinado a autodestruirse, y la oposición sin coherencia insertada en una carrera electoral inútil, por ilegitima, fraudulenta e inconstitucional.