La vida está llena de ejemplos de sujetos que presentan características propias de la psicopatía. Ello nos hace pensar en espacios televisivos como Mente criminal, que tocan esta especialidad del conocimiento, para dejarnos ver lo importante que es usar la inteligencia para enfrentar al mal.

El ruso Yevgueni Prigozhin, propietario de la empresa de servicios mercenarios que murió la pasada semana, el 24 de agosto de 2023, es sólo el más reciente episodio de una larga lista de “convenientes desenlaces” que se producen en conflictos donde el poder y la riqueza material son telones de fondo. Prigozhin, de expresidiario a dueño de restaurantes, pasó a ser empresario del entorno de Putin y contratista de suministro de alimentos al ejército ruso. Finalmente, convertido al negocio mercenario de la guerra, murió al estrellarse -¿o lo estrellaron?- en Tver (suelo ruso) el avión en el que viajaba.

Omar Torrijos, general panameño que dominó entre 1968 y 1981 la escena de poder en ese lugar geoestratégico del mundo y su canal interoceánico Atlántico-Pacífico, murió el 31 de julio de 1981. Según palabras de su amigo íntimo y expresidente de ese país centroamericano Ricardo de la Espriella: “Nos mataron al general Torrijos”. En el libro Confesiones de un sicario económico se afirma que “la muerte de Torrijos no fue accidental”. Así mismo, se dijo que “su avión explotó por una bomba instalada en una grabadora”.

De los combatientes de la que para sus inicios prometía ser una revolución justiciera y democrática en Cuba, tiene el sello de la temprana pérdida de Camilo Cienfuegos, el 28 de octubre de 1959. Según se expresa en el libro de María Angélica Vizcaíno sobre Cienfuegos fue ¿desaparecido o lo desaparecieron?, cuando nunca se encontraron sus restos, ni del avión en el que viajaba.

Renny Ottolina, célebre animador y locutor de la radio y la televisión venezolana, al cual en diciembre de 1977 se le prohibió seguir con su espacio televisivo por sus fuertes críticas a los problemas de corrupción e ineficiencia administrativa gubernamentales, decide definitivamente lanzarse a la carrera política. Habiendo ya creado el partido político Movimiento de Integridad Nacional, MIN, se encontraba en definitivo curso ascendente con su candidatura hacia la Presidencia de Venezuela, cuando murió en un avión que se precipitó a tierra el 16 de marzo de 1978, a poco minutos de despegar del Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Su oferta más que clara fue que cuando muchos políticos veían en llegar a la presidencia la meta más importante de sus carreras, él lo veía como “una manera de poder servir a Venezuela”.

Podemos establecer, sin temor a especular o divagar por vuelos sin rumbo, que ante una realidad de peligros que comporta la lucha por el poder político, en un clima muy específico como el que ocurre hoy en Venezuela, las diversas formas de planificar por parte de tendencias criminales acciones que representan determinados actores,  y que convierten en verdugos de turno a cómplices de sus poderes que pretenden tras bastidores no ser detectados ni neutralizados por las fuerzas del bien.

La primera acción recién realizada de pretendido asesinato candidatural contra María Corina Machado, por parte del ahora presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, que antes, desde la Contraloría General de la República, y ordenada por la títere del ruso-castrismo en Venezuela y narcocriminal dictadura de Nicolás Maduro, nos devela los peligros que se ciernen sobre los líderes que deciden enfrentar “hasta el final” a estos sujetos del mundo psicopático. A ellos debemos neutralizarlos mediante un preciso y milimétrico seguimiento inteligente. Con prevención y manejo de los movimientos que planifican. Nuestros movimientos ciudadanos deben ser de respuesta anticipada. Debemos estar dos o tres pasos en avance a las demenciales ocurrencias que se desprendan de su desesperación por saberse en inexorable y cada vez más inminente pérdida del poder que detentan, basado éste en la amenaza de amedrentamiento, la acción criminal encomendada a Desde grupos marginales, que aunque de poca monta política, se podrían utilizar de manera catastrófica, en mezcla de vandalismo y sicariato político.

Debemos cuidar  también nuestro movimiento ciudadano libertario. Tanto de los viejos burdeles politiqueros como de advenedizos y recién llegados que, más que querer servir a Venezuela quieran anotarse a ganador, o de otros que puedan ser enviados a infiltrar nuestro voluntariado para intentar el asesinato moral de la líder María Corina Machado. Ella, como sabemos, está blindada por un escudo de fuerza moral y espiritual, con los mejores aceros de principios y valores humanos. Sin embargo, la inteligencia en prevención es la clave.

La otra definitiva protección de nuestro movimiento en Alianza por la Libertad, nacional e internacional, tiene que ser entendido como el movimiento ciudadano con la mayor y mejor fuerza del bien de la que se tenga memoria en la historia de las liberaciones de países bajo dictadura. Movimiento de liberación de países del planeta bajo fuerzas criminales que dañan a las familias y a las vidas de millones de seres. Nuestra lucha debe ser entendida, y ejercida como la suprema inteligencia contra el mal. Fuerza del bien e inminente vencedora sobre el mal patológico de mentes criminales que secuestran nuestra patria venezolana.

Para la libertad  y el renacimiento de Venezuela, así como para el inicio del rescate continental de una América grande y próspera, en una nueva era de paz y de brillante desarrollo humano, los de adentro y los de afuera nos declaramos en inteligencia del bien para la victoria el próximo octubre 22, y de allí «hasta el final».

@gonzalezdelcas

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