Los sórdidos personajes del régimen están condenados por la historia. La justicia comienza a dar a conocer sus andadas en las enredaderas del delito, han contado con aliados en las sombras que limpiaron algún expediente, pero ahora sienten que el dinero de la corrupción no alcanza para lavar sus culpas en aguas de la complicidad.

Son reos en su propio mundo de barrotes invisibles, la tranquilidad se marchó hace rato, la falta de sueño da intranquilidad y desasosiego. Disfrutan en las sombras con sus colegas de botín. Ya casi no pueden salir a deleitarsecon lo obtenido en tiempos de revolución.

Sus espacios se han reducido a los límites de sus propiedades, siguen haciendo alarde en sus pomposas fiestas; sin embargo, ya no cuentan con las imágenes en sitios esplendorosos del mundo capitalista. Eso les causa una profunda pena. Ese obstinado círculo viene cerrándoles el paso de manera dramática, casi podría decirse que escaparse del largo brazo de la justicia es una tarea ciclópea para quienes se creyeron intocables.

La imaginación popular los ubica en un cartel de maleantes, como aquellos que aparecían en las entradas de las cantinas en las películas de westerns. Los rostros dibujados en el papel mostrando su imagen más pendenciera, con un rótulo en el pie de página en donde se informaba la cantidad a pagar a quienes lo capturasen, o dieran información certera con respecto a su paradero.

El gobierno de Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares para quienes ofrezcan alguna pista sobre el paradero del ex vicepresidente del régimen Tareck el Aissami, Tras ser incluido en la lista de los delincuentes más buscados del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, por delitos contra la salud, de ser capturado el funcionario estaría enfrentando al menos 30 años de prisión.

Se le acusa de facilitar el envío de miles de kilos de cocaína fuera de Venezuela. A este le acompaña también el empresario venezolano Samark José López-Bello, acusado de ser cómplice del político en un entramado internacional de venta de droga. La ley de designación de narcotraficantes extranjeros, aprobada por el Capitolio en 1999 y en vigor desde el año 2000, permite dictar sanciones y solicitar la extradición a quienes introduzcan cargamentos de droga en Estados Unidos.

En marzo, un juzgado de Nueva York presentó cargos contra los dos por organizar y supervisar una «gigantesca red de transporte de cocaína» que contaba con aviones privados desde Venezuela hasta América del Norte.

El ex ministro del oficialismo Rafael Isea reveló que el narcotraficante venezolano Walid Makled sobornaba a Tareck para hacer uso de las instalaciones públicas y militares en el negocio de la exportación y tráfico de drogas.

El Aissami se encuentra en la lista de sanciones de Estados Unidos desde 2017, cuando el servicio migratorio dio inicio a una investigación por su presunta participación en «un gran entramado de tráfico de droga” con destino a ese país, empleando vías alternas como México.

Pero este no es el único caso que manejan. Son muchos los personajes del proceso que tienen investigaciones abiertas en órganos de justicia norteamericana. La condena de los sobrinos miraflorinos fue apenas la punta de iceberg de toda una operación que está en marcha. El haber arruinado a Venezuela para engrandecer sus patrimonios es parte del expediente que cobrará el pueblo. De las demás cosas se encargará la justicia, que muchas veces parece paquidérmica, pero que termina llegando cuando menos se espera.

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@alecambero

 


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