El fin del recreo solía ser el fin de la diversión, en mis épocas de estudiante en el colegio. Cuando uno es joven, necesita de un timbre o una alarma para indicar que las responsabilidades vuelven y que el tiempo de ocio ha terminado. La alarma ha sonado en el Congreso y “los niños” tienen que asumir responsabilidades

La congresista de Avanza País, Patricia Chirinos, ha presentado una denuncia constitucional en contra de los congresistas de Acción Popular calificados como “Los Niños”, quienes habrían estado a merced de Pedro Castillo desde inicios de su mandato. Además, pidió, también, su inhabilitación de la función pública por diez años.

Se trata de los congresistas de Acción Popular Raúl Doroteo Carbajo, Juan Mori Celis, Jorge Flores Ancachi, Darwin Espinoza Vargas, Ilich López Ureña y Elvis Vergara Mendoza. ¡Qué pena lo que le ha ocurrido a ese histórico partido! Fernando Belaunde estaría avergonzado del manejo de su legado.

Estos congresistas estarían involucrados, conjuntamente con el ex ministro Juan Silva, en presuntos actos de corrupción que implican contratos millonarios del Ministerio de Transportes y Comunicaciones bajo las órdenes de su jefe, el jefe de Estado.

La colaboradora eficaz, Karelim López, los nombró por nombre y apellido con precisión. No había duda alguna para ella. Fue tan precisa que casi menciona también su talla de zapato y helado favorito; sin embargo, el tiempo ha pasado y ellos siguen en su curul.

Es por esto último que, si bien aplaudo la iniciativa de Chirinos, llama la atención que la búsqueda por la censura llegue luego de meses, donde estos imberbes de moral han continuado en sus respectivos cargos apañando a un presidente que no merece estar un segundo más en el sillón de Pizarro. Los votos para la vacancia no se han logrado, precisamente porque estos traviesos niños han protegido a su mecenas.

Pero el recreo ya terminó para estos “chiquillos” y esperemos que la denuncia no se quede en un despacho. Esperemos, además, que la población identifique quiénes y qué partidos son los que están reduciendo nuestra democracia. Según las encuestas, todos odian al Congreso, pero nade aborrece a ningún congresista en particular. Esto es una evidencia de la desconexión ciudadana con la problemática nacional y cómo es que el humor de la población no nace orgánicamente, sino que es sugerido por líderes de opinión de moda.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú


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