La usurpación en su demencial política de “pañitos calientes” nuevamente aplica la misma receta fracasada de los últimos 20 años. Anuncian, con su cara muy lavada, un aumento salarial pírrico e insustancial que no alcanza para nada y que de hecho, sin pagarse, ya está plenamente devaluado.

Llevar el  sueldo mínimo de los ciudadanos trabajadores a 450.000 bolívares, con bono de alimentación incluido, no alcanza para absolutamente nada. ¡Claro! Los enchufados no ganan sueldo mínimo, ellos tienen inmensas cantidades de ingresos y no les interesan para nada las necesidades y las vicisitudes de los venezolanos de a pie.

Y, ¿por qué decimos que el aumento del sueldo es una burla para los trabajadores? Sencillamente porque no le permitirá hacer absolutamente nada a quienes lo devengan.

Saquemos cuenta para confirmar esta aseveración. Imagínense por un momento que salimos a comprar los ingredientes para la preparación de un simple almuerzo, digamos que cocinaremos carne guisada.

Para ello tenemos que adquirir 1 kilo de carne, que cuesta en promedio 250.000 bolívares; 1 kilo de papas, cuyo valor está en 50.000 bolívares aproximadamente; y el arroz, que son 80.000 bolívares más. Hasta aquí llevamos 380.000 bolívares gastado, y cerramos esto con la compra de un jugo o refresco, que cuesta 90.000 bolívares. Es decir, el total sería de 470.000 bolívares para un almuerzo, con lo cual ya tenemos un déficit de 20.000 bolívares.

Y estamos hablando de una sola comida sencilla. Entonces, cómo pretende el usurpador que los ciudadanos trabajadores de este país puedan sobrevivir con ese sueldo de hambre que el Estado usurpador acaba de decretar.

De seguro que algunos de los seguidores del régimen sacarán a relucir los bonos que entregan por el inefable carnet de la patria, parte de las políticas de subsidio y de control político empleado por el tirano. Sin embargo, lo que ellos entregan a través de esta vía también es insuficiente para cubrir las necesidades de una familia promedio de cuatro personas.

Venezuela vive una economía inflacionaria, deficitaria y totalmente anárquica, solo el cambio de conducción política e ideológica puede permitir un viraje de 180 grados que enfile al país hacia una realidad totalmente diferente a la que padecemos en la actualidad.

Las cuentas son sencillas. Más socialismo es equivalente a más hambre y menos esperanzas para los venezolanos; y si restamos el socialismo, entonces sumaremos expectativas y buenas realidades para los 30 millones de venezolanos.

Para lograr el cese de la usurpación y cambiar la difícil hecatombe financiera y económica que atravesamos, debemos multiplicar esfuerzos y dividir las fuerzas de los usurpadores, tenemos que sumar aliados y restarle al régimen margen de maniobra.

Saquemos cuentas: 80% de los venezolanos rechazamos al régimen y 72% estamos claros que con diálogos o acuerdos con los usurpadores no cesará la usurpación. Solo la Ruta del Coraje, el uso de la fuerza institucional,  la fuerza popular y la fuerza internacional, propuesta por María Corina Machado puede hacer que este 2020 sea un año de libertad para todos los venezolanos. Así de simple.


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