Difícil encontrar una explicación frente a la presencia de estos tres personajes presidiendo los destinos y desventuras de cada uno de sus países. Hoy comparten una circunstancia, los tres acaban durante los últimos meses de este año 2023 de ser derrotados electoralmente. El último sentenciado ha sido Petro, que ha sufrido un rechazo contundente en las elecciones para elegir nuevos poderes en Colombia, su propuesta electoral perdió abrumadoramente en las principales ciudades. “El pueblo habló fuerte y claro. Colombia votó en contra de los candidatos del odio, la división, el populismo, la corrupción, el autoritarismo y las políticas económicas fracasadas”. El golpe más fuerte lo recibió en Bogotá, un antiguo centro izquierdista, su candidato Gustavo Bolívar quedó en tercer lugar, superado por Carlos Fernando Galán, del Partido Nuevo Liberalismo, con 49% de las papeletas. En Cundinamarca, el opositor ganó con 57,31% de los votos. En Antioquia su antiguo contendor Fico Gutiérrez logró 73,42% de los votos.

Sánchez fue también derrotado en las últimas elecciones por Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, los socialistas niegan la derrota y argumentan que, si bien el PP aventajó al PSOE en 330.000 votos en la noche electoral, la suma de la actual mayoría para la investidura es mayor para Sánchez que la del PP, Vox y UPN, porque hay una «mayoría social» a favor de su labor de gobierno. «Queremos traducir esa mayoría social en una mayoría parlamentaria»,  anunció el secretario general del PSOE, «ampliar» la base de apoyos al Ejecutivo contando para ello con lo impensable, el respaldo de los grupos separatistas. Una visión del sanchismo que le cuesta a España la pérdida del concepto de nación, el fraccionamiento ante el español como lengua madre, el resquebrajamiento del Estado de Derecho y la imposición de un poder dictatorial.

El compadre Maduro aún no se recupera del contundente rechazo que sufrió en las primarias, en las cuales recibió una paliza directa cuando los ciudadanos salieron a votar en las zonas populares proclamando su preferencia por quien hoy es su principal adversaria, María Corina Machado. Para variar, el régimen denuncia como un fraude los resultados de esta elección llevada a cabo por la sociedad civil sin apoyo de las Fuerzas Armadas ni del Consejo Nacional Electoral. Como si los ciudadanos hicieran el esfuerzo de autoengañarse.

Frente a la derrota, estos tres caballeros asumen una actitud digna de ser estudiada a fondo, desconocen el fracaso e intentan recrear en la mente de los ciudadanos una versión distinta de la realidad. Maduro exige al Tribunal Supremo de Justicia que declare las primarias como inexistentes, no ocurrieron y el Tribunal, como es sabido en una sociedad donde no existe equilibrio de poderes, obedece las órdenes del dictador: 

“El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela anunció el lunes que suspende ‘todos los efectos’ de la primaria presidencial de la oposición que ganó la candidata María Corina Machado y pidió remitir el material electoral utilizado durante todo el proceso celebrado el 22 de octubre.

“Se suspenden todos los efectos de las distintas fases del proceso electoral conducido por la Comisión Nacional de Primarias”, precisa una sentencia divulgada el lunes por la Sala Electoral del TSJ.

La sentencia ordena a la Comisión Nacional de Primaria, ente rector de la primaria opositora, remitir al órgano judicial en un lapso de tres días los ‘antecedentes administrativos’ de las fases del proceso, incluyendo todas las actas del evento —actas de constitución de mesas electorales, cuadernos de votación, papeletas, actas de escrutinio, etc.”.

Petro dice que no perdió porque de 32 entidades ganó en 2 (Nariño y Magdalena) usa esa cifra como referencia, dice que no fue una derrota sino un “nuevo escenario” para gobernar. Esto quiere decir gobernar contra la voluntad popular.

Maduro, después de las primarias que mostró a los sectores populares en actitud de rechazo a su gobierno, invita a los venezolanos a festejar el fin del año: “Hemos tenido un buen año.  Navidades felices desde el 1º de noviembre: Será la mejor que hayamos tenido». Trata de borrar la realidad en todos los planos, en el electoral, descubierto por la participación de sus antiguos bastiones populares en manifiesta adhesión a MCM y en el plano de la situación del país ignorando la realidad social tal como diagnostica FundaRedes: “55% de ausentismo escolar en niveles de primaria y bachillerato al inicio del año escolar 2023-2024, debido a falta de recursos económicos, migración, el trabajo infantil, la deserción y pagos irrisorios a docentes”. Su invitación a festejar con base en la falsa versión de “Hemos tenido un buen año”, una afirmación que resulta totalmente contraria a la realidad. La osadía de Maduro va mucho más allá en su intento de desfigurar la realidad al ordenar al TSJ borrar la primarias y sus resultados, solicitud que esta institución perrunamente obedece. Al respecto, el politólogo John Magdaleno declara que la sentencia del TSJ tiene dos objetivos: ratificar las inhabilitaciones políticas y transmitir que la administración de Maduro no está dispuesta a facilitar una transición hacia la democracia.

Sánchez, al igual que sus compadres, compañeros de ruta, urde una trama para permanecer en el poder, actitud que le otorga una firme candidatura para protagonizar un nuevo capítulo de la “Historia Universal de la Infamia”. Luego de la derrota electoral que sufrió en septiembre, y que le hace merecedor de una repulsa de la mayoría de los españoles que lo insultan cada vez que aparece públicamente: “Que te vote Txapote” haciendo referencia a Francisco Javier García Gaztelu, apodado Txapote, uno de los principales dirigentes de la banda terrorista ETA que permanece en prisión desde 2005  tras ser acusado de cometer más de una decena de asesinatos, entre ellos los de Miguel Ángel BlancoGregorio OrdóñezFernando Buesa y Fernando Múgica.

Inmune ante el manifiesto rechazo popular y empecinado en la búsqueda de una difícil mayoría parlamentaria, Sánchez teje una perversa propuesta que significaría el fin de España como una democracia regida por una monarquía parlamentaria. Propone una amnistía para los dirigentes catalanes que intentaron dividir la nación, asestando un golpe de Estado a su unidad y a la Constitución vigente en busca de la definitiva separación de Cataluña del reino de España. Con su desfachatez habitual proclama ante el Comité Federal de su partido: “En el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la década pasada”.

Sánchez ha sostenido su defensa de la amnistía con base en la necesidad de formar “un gobierno de progreso” frente al “retroceso” que implicaría una coalición entre Feijóo, Abascal y también para conseguir cerrar definitivamente la fractura política vivida en Cataluña con el procés. “Catalunya está lista para el reencuentro total, los representantes de más de 80% de los catalanes respaldan esta medida. Y va a contribuir definitivamente a la normalización política de Catalunya”. Con estas actuaciones busca lograr un cambalache total que le permita obtener los votos que requiere para continuar en La Moncloa.

Estos tres personajes, adictos al poder, comparten una metodología que podríamos calificar como propia de la “reducción al absurdo”. La realidad no es lo que es, existe otra versión, la que ellos presentan, cuyo único fin es permanecer en el poder, seguir controlando sus pueblos, a cualquier costo, aunque la situación en sus países se envilezca y la población los rechace abiertamente. «Es por la reconciliación en España», alega Sánchez, y para lograrlo divide. “Es una nueva forma de gobernar”, argumenta Petro, ignorando el rechazo popular a su accidentado gobierno. Maduro, menos exquisito, sólo invita a disfrutar porque según él hemos tenido “un buen año”, aunque 7 millones de venezolanos estén en la diáspora y la desnutrición infantil sea un rasgo característico de la situación social. El mensaje que dirige a los venezolanos parecería una burla amarga contra una población que ha visto desvanecer su salario, perder el acceso a la electricidad, el agua, la destrucción de las escuelas y universidades, la falta da gasolina para el transporte en un país petrolero, el cierre de la prensa, radio, TV que informaban con libertad, la persecución y el ensañamiento contra los opositores políticos. En ese contexto Maduro envía este mensaje a los venezolanos: “¡Llegó el 1 de noviembre, Venezuela! Serán dos meses de fiesta para el pueblo venezolano. Recibamos con alegría la época más bonita del año, la de las hallacas, el pesebre, las gaitas y la parranda navideña. Que nada ni nadie nos quite la sonrisa. ¡Pueblo victorioso!”. Podemos ripostarle a este compadre: ”Escasez de agua, deleznable servicio de luz, escasez de gas, escasez de gasolina. Hospitales atravesando penurias, salario mínimo en 3,7 dólares, corrupción galopante, tal como señala Jesús Cacique.

Si quisiéramos resumir desde la óptica de un ciudadano común ante las películas de mala ficción que nos presentan estos tres compadres, tenemos que formularnos preguntas que incluyan nuestra responsabilidad en la toma del poder de estos personajes que han destruido la paz. ¿Votamos alguna vez por ellos, creímos sus falsas promesas? Fuimos cómplices, ¿volveremos a caer en sus engaños, en sus tramposas promesas de bienestar? En adelante el futuro está en nuestras manos, que no valgamos tan poco como una bolsa CLAP o una promesa de bienestar sin esfuerzo. Alcanzar otros niveles de vida solo puede ser producto del esfuerzo, de la unidad de criterios, como dicen,  remar juntos con equilibrios y acuerdos.

No queda más que esforzarnos para alejar a los tres compadres y otros que se les parezcan: Petro, Maduro y Sánchez, fuera de nuestras vidas, no caer en la tentación de las falsas ofertas y tampoco aferrarnos a promesas que la realidad nos ha dicho que son imposibles y que lo sabemos. Sin esfuerzo y responsabilidad de los ciudadanos no hay bienestar ni felicidad posible. América Latina tiene que abandonar el camino del populismo, la rodilla en tierra frente a Estados déspotas, corruptos. Aceptar que si seguimos cayendo es porque nos ha faltado valor para emprender el camino del crecimiento y de la responsabilidad de cada uno de nosotros.


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