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Foto EFE

Ahora que Venezuela parece ser moneda de cambio para Rusia, es mejor no perder de vista lo que significan las relaciones entre los dos países, porque cualquiera pudiera pensar que a Putin le interesa el destino de Maduro como si fueran grandes amigos o como si las dos naciones compartieran historia, tradiciones o cultura.

Primero que nada, hay que recordar, porque puede ser que se haya olvidado, que la pretensión de Rusia siempre ha sido ganarle en todo a Estados Unidos. Esto lo afirman los historiadores y los politólogos que han estudiado el caso desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. Esa fue la base para la Guerra Fría, que pareciera estar reviviendo ahora pero con un poco más de temperatura.

Un inmenso país con más de 140 millones de habitantes podría, evidentemente, ser una gran potencia, y como siempre han vendido la idea de que ellos representan el “contrapeso” de Estados Unidos, las naciones comunistoides o que románticamente todavía piensan en Marx, Lenin o Stalin, aplauden semejante idea. Pero geográficamente están muy lejos, y por eso siempre han querido hacerse de una tierrita un poco más hacia el Caribe. Lo intentaron con Fidel en 1962, pero Kennedy se les plantó.

Ahora, gracias a que Cuba al fin invadió exitosamente Venezuela (también lo intentó en los años sesenta), quieren instalarse militarmente aquí para hacerle frente a las pretensiones de Washington de impedirles hacer lo que les da la gana con Ucrania o cualquier otro país de la antigua URSS que les convenga. Y claro, mayor disposición no pueden mostrar los militares venezolanos a semejante antojo. Pero ¿es porque son amigos?

Dado que está establecido el interés geopolítico, ¿por qué no recordar el económico? Porque ese es el verdadero nexo entre las dos naciones. Venezuela le debe a la Rusia de Putin 3.000 millones de dólares. Y es una cuenta que no deja de pagar, dos veces al año desde 2017 hasta 2027, por lo que Maduro ha recibido elogios de parte del gabinete ruso. No ha hecho falta ni siquiera reestructurarle la deuda, porque el gobernante chavista paga puntualmente. Por eso es tan bien recibido y por eso está dispuesto a todo.

Asimismo, Maduro le debe a la petrolera rusa Rosneft, que también paga puntualmente, porque si no Pdvsa se vería en aprietos peores de los que está. En 2019 esta cuenta disminuyó de 1.100 millones de dólares a 800 millones, por lo que se sabe que también han llegado los cheques.

Con un cliente que paga puntualmente sus deudas se debe tener una excelente relación, mas de negocios. Es verdad que ahora es útil para sus amenazas y sus propósitos geopolíticos, pero también lo fue Cuba y no vacilaron cuando le cortaron el chorro de dólares y la dejaron entendiendo.


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