Más de 100 millones de personas votaron de forma anticipada en EE UU
Foto: EFE

Surgen toda clase de dudas en relación con los resultados electorales en Estados Unidos, las cuales se han documentado en varios estados de la Unión. Diversas organizaciones institucionales, personalidades y expertos han puesto de manifiesto mecanismos irregulares en el conteo de los votos, el voto por correo, discrepancias demográficas, votos virtuales no identificados, y de personas fallecidas. También se han examinado las irregularidades de los procesos informáticos, los cuales han sido administrados por diversas empresas de dudosos antecedentes en la materia.

Se han señalado como responsables de tal situación a activistas comprometidos con agendas derivadas de planes de organizaciones políticas antidemocráticas, tales como las directrices contenidas en los programas del Grupo de Puebla y de otras similares. Las actividades planeadas son estimuladas en cada localidad por grupos extremistas focalizados en protestas violentas, sustentadas en temas controversiales como, por ejemplo, raza, sexo, discriminación social, clima, etc., cuyos objetivos son en sí mismos preparados fundamentalmente para desestabilizar las democracias del continente, lograr posiciones de poder e iniciar la siembra del socialismo en aquellos países que aún se resisten a sus pretensiones.

Tales compromisos han sido asociados a líderes del Partido Demócrata en beneficio de su candidato presidencial y sus maniobras en manos comprometidas de ese partido han inducido violencia callejera  y proliferación de información confusa polarizando a la población, incluso más allá de sus fronteras, estimulada por las grandes cadenas audiovisuales bajo control de grupos transnacionales desacreditando y minando la confianza de los electores, lo cual produce  un golpe severo a los principios democráticos basados en un sistema libre y en los procesos para elegir a sus líderes.

Esas acciones han impactado al proceso electoral presidencial de Estados Unidos, y han sido instrumentadas mediante procesos irregulares y en la intervención de los sistemas informáticos al viejo estilo de los usados sistemáticamente en Venezuela, que ha sido acusada y sentenciada de fraude continuo en sus elecciones y han colocado al régimen en la frontera de Estado fallido y sus dirigentes acusados de corrupción y usurpación del gobierno. Sin embargo, aún persisten en dicha práctica, y que ahora, pretenden consolidarse con elecciones fraudulentas legislativas con el fin de lograr el control total socialista y aparentar cierta legitimidad democrática.

Se ha cuestionado desde hace bastante tiempo el voto electrónico en los procesos electorales; y ha adquirido dimensiones importantes en Estados Unidos en relación con las elecciones presidenciales y de autoridades legislativas. Estudios bien documentados han revelado la intervención de la tristemente célebre Smartmatic que ha cedido sus soportes tecnológicos a una empresa denominada Dominium Systems, DVS, que utiliza los códigos electorales en más de la mitad de los estados de ese país.

Es conveniente tener presente que el sistema electoral de Estados Unidos separa las funciones federales de cada estado incluyendo la electoral, en la que cada uno es responsable de establecer sus propios estándares y procedimientos, los cuales delegan a los gobiernos de los condados y a las ciudades. Como se aprecia, el uso de la tecnología electoral es generalizado y ha sido decisión de muchos estados de la Unión reglamentada por la Comisión Nacional de Asistencia, que solo  define los estándares de los proveedores de dichos sistemas dejando en manos locales la contratación de al menos media docena de grandes empresas con accionistas comunes vinculados a fundaciones globalistas y que entre sus objetivos están implantar un “nuevo orden mundial”, y estimular a los movimientos socialistas de varios países antidemocráticos.

La estrategia política basada en sistemas electorales controlados ha abierto la brecha para penetrar al sistema democrático americano, con la meta común de desestabilizar a la sociedad, con la pretensión de instalar el sistema socialista en los países democráticos y en la joya de la corona que es Estados Unidos.

La mayoría de las empresas asociadas al procesamiento de la data procedente de las elecciones son propiedad de grupos globalistas que han penetrado interesadamente las políticas del Partido Demócrata. A través de la manipulación de los resultados electorales tienen el fin de colocar a sus líderes en el movimiento político democrático e inducir un efecto implosivo para lograr controlar la política, acceder al poder, preservar sus intereses multibillonarios en los centros financieros, y de los servicios, incluyendo a algunos países.

Es un hecho que los usos electrónicos de los sistemas electorales ocupan un lugar importante, y es notable que tres empresas dominan el mercado de esos sistemas electorales que atienden a más del 90% de los votantes en Estados Unidos. Algunas de esas empresas  se ubican en Canadá, España y Alemania, escapándose de esa manera de la supervisión oficial en detrimento de la seguridad de los sistemas, llegando al extremo de que el procesamiento de los resultados electorales se realiza en otros países, lo cual refleja la intervención directa de otras naciones en las elecciones, razón por la cual ya comienza una nueva etapa de investigación de establecer las responsabilidades de ellas y sus propietarios, cuyos efectos en los resultados electorales pueden demostrar fraude e incluso traición y violación de la seguridad nacional.

Estas peligrosas actividades para la preservación de la democracia están siendo aclaradas  e investigadas en jurisdicción extranjera, su conexión con el conglomerado globalista y sus acciones financieras, entre ellas empresas ubicadas en Nebraska cuyas operaciones de cambio de accionistas y de capital se facilitan en Delaware y están destinadas a cubrir las espaldas de los verdaderos dueños que operan por “casualidad “en los estados donde se han denunciado irregularidades mayores y han puesto en jaque la elección de Estados Unidos, quebrando el mito de la verdad americana como principio, creando pérdida de confianza en el sistema electoral, poniendo en peligro la democracia como sistema político.

Es ya de vieja data que las empresas de servicios electorales anteriormente señaladas han llevada el escrutinio y publicación de elecciones en varios estados desde 2004 y han adquirido la experiencia en el escaneo y procesos del sistema de votación por correo, que ha sido cuestionado hoy día por su hipersensibilidad de operar de manera absolutamente irregular, tal y como está siendo denunciado actualmente.

Se confirma la intervención financiera y operativa en el resultado electoral de grandes empresas y del movimiento llamado progresista, cuyo objetivo ha sido lograr el poder, imponer el socialismo y los intereses de países antidemocráticos, incluyendo la significativa participación china, favoreciendo la expansión rusa, la penetración en el continente de los movimientos  islámicos y la consolidación de gobiernos socialistas en Iberoamérica cuya agenda pública sin rubor obedece a las agrupaciones globalistas.

Con la ayuda de las cadenas noticiosas internacionales en manos de ese perturbador movimiento, polarizan la opinión pública. Sin embargo, independientemente del resultado de las elecciones en Estados Unidos, los partidos involucrados son por principio democráticos y sus mecanismos internos detendrán de alguna manera a aquellos movimientos que perturben sus políticas, contribuyendo con los contrapesos institucionales de ese país para evitar el avance del socialismo, especialmente considerando que un movimiento de esa naturaleza tendrá el rechazo mayoritario de la población, y frenarán la penetración de los intereses de países antidemocráticos que pongan en jaque la democracia. Sus movimientos y reacción van a ser importantes y su política exterior, apoyada en el balance del poder, no podrá ser vencida por fuerzas extrañas en beneficio de los intereses de regímenes antidemocráticos que al final serán vencidos, como es el caso de Venezuela y sus ultrosos aliados del Caribe.

Independientemente de la decisión que se tome como consecuencia del resultado electoral, el sistema ha sido afectado y se le ha inyectado una dosis de incredibilidad y se ha perdido la confianza del elector, lo cual resulta altamente pernicioso para la democracia del país del norte. Sus efectos ya se hicieron sentir al sur del río Grande, algunos países, ya bajo control del movimiento globalista, defensor de un nuevo orden, cuyas acciones deberán ser revisadas por todas las instancias académicas, políticas y judiciales para establecer una política de contención y aplicar las sanciones a que dé lugar.

Será necesario revisar el sistema electoral de manera integral para poder dar transparencia al instrumento más importante de la democracia, es decir, no habrá posibilidad de llevar a cabo elecciones de ningún tipo si no se resuelve la calidad del sistema en lo que corresponde al padrón electoral en total correspondencia con la población y sus movimientos demográficos, afinar las participación clara de votantes mediante un registro objetivo, claro y transparente e identificar de manera inequívoca a cada votante, establecer el voto manual y que los procesos de totalización e informática se realicen en instituciones formales de alta confianza acompañados de un sistema de control independiente y efectivo.

El sistema informático no puede estar en manos de empresas contaminadas susceptibles de introducir elementos fraudulentos en sus procedimientos para favorecer interesados y proteger sus grandes negocios multilaterales, incluyendo las grandes cadenas audiovisuales que han sido compradas y puestas al servicio de intereses obscuros a una causa que pretende gobernar al mundo, apoyar a gobiernos títeres y manipular todo el sistema democrático en beneficio de intereses globales, particulares, y locales que inevitablemente están conectados con el crimen organizado internacional.

 


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