La Venezuela Política que nació en 1999, con la Constitución Bolivariana, se propuso cerrar la historia republicana y sus fechas aurorales: el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. Sus forjadores eran de un pasado innecesario de conocerse a través de sus aciertos, errores y los hacedores de historia del siglo XXI servirían de lápida, inventándose en principio, un bolivarianismo para la vuelta hacia la «Gran Colombia» sin posibilidades de resurrección, después a los designios geopolíticos de Fidel Castro, hasta el quiebre de elementales valores de una sociedad moderna y su Estado de derecho, para lo cual, la corrupción ha sido la ruta de la actual autocracia al estilo Guzmán Blanco, con la diferencia de que éste impuso la «gratuidad de la educación» y estos en el siglo XXI, su destrucción académica que es superior, a su inexistente estructura física y sobre ésa materia, la formación cívica de los venezolanos del siglo XX, tuvo como fuente, la literatura en los géneros de novela, cuentos y poesía, entre muchos: Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Arte Uslar Pietri y en cuanto a la educación formal Mariano Picón Salas y Luís Beltrán Prieto Figueroa. De allí que este 23 de marzo de 2024, evocamos al antiguo maestro de los jóvenes de 1928 Rómulo Gallegos, cuando desde Barquisimeto, el mismo día del año 1941 presentara su Discurso-Programa, como candidato a la Presidencia de la República en el marco de la transición política a raíz de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez.

Por supuesto que se trató de una candidatura simbólica, pero con sentido trascendental, para sentar las bases políticas de la democracia que lo harían presidente electo por el pueblo venezolano en libres comicios. ¿Ahora, qué dijo Gallegos 83 años atrás, para justificar este recuerdo en la Venezuela actual? Denunciar y leamos:

«Que Venezuela un sólo hombre ha tenido el grave mal, casi secular de nuestra vida pública: inmoralidad. Que no ha residido sólo -y esto hay que reconocerlo también en alta voz- en los hombres que han pasado por nuestro escenario político, sino también en la comunidad entera, que por entreguista o indiferente o pervertida, ha hecho posible -incluso cohonestado- los abusos de la cosa pública, los atropellos de las personas y la prostitución de los principios desde la altura del poder».

Relea, la persona que nos lee la citada reflexión, vigente a la fecha de hoy, y respóndanme la siguiente interrogante: ¿Qué ha pasado, para encontrarnos en el mismo estado?

En ese mismo acto, el candidato presidencial Rómulo Gallegos habló de la educación, por lo demás, a lo que había dedicado su vida, expresando:

«Materia especial de mis preocupaciones tiene que ser cuanto se relacione con la educación pública, porque yo soy de los que creen que gobernar es educar. Es necesario multiplicar nuestra escuela hasta llevarla hasta los más apartados y modestos núcleo de la población…En los planos de la educación media y de la superior es preocupación mía contribuir a la mayor difusión de la primera, mediante la cual se forma es nivel cultural de un pueblo y en cuanto a la segunda urge llevar a cabo hasta los límites de su mayor eficacia»…

Ahora, volvamos a otra interrogante: ¿Qué huracán destruyó la calidad académica y las infraestructuras educativas del país estos últimos años, admitiendo los errores del pasado?

La lucha contra el flagelo, a juicio nuestro «costumbrista», del enriquecimiento ilícito de políticos inescrupulosos estuvo entre los combates de Gallegos y así se propuso desde Barquisimeto:

«Combatir la deshonestidad en el manejo de los tesoros públicos, es tarea que requiere toda la dedicación de un gobernante que, por medio del personal ejemplo escrupuloso y de la inflexibilidad en la intolerancia del peculado, construya una nueva conciencia venezolana a este respecto»…

«De los tesoros públicos» habló Gallegos, hoy depredados: el petróleo y el oro, made in Venezuela (Pdvsa y Arco Minero) para la vergüenza universal que persigue por el mundo la justicia.

“Un bongó remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha (…). A bordo van dos pasajeros”. Rómulo Gallegos es uno, con la vista puesta en Venezuela, hoy resucitado. ¡Vamos en su búsqueda!

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