I

Sepa el lector que, para lo que sigue a continuación, me he apoyado en Wikipedia.

«Rocket Man (I Think It’s Going to Be a Long, Long Time)» es una canción del cantante y pianista británico Elton John que fue lanzada como sencillo el 17 de abril de 1972, cosechando gran éxito en las listas musicales de todo el mundo. Fue incluida en el álbum Honky Chateau, del mismo año. Es considerada como una de las mejores canciones de Elton John.

La revista Rolling Stone la incluyó en la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos posicionándola en el puesto № 149.

Honky Château fue el quinto álbum de Elton John y lo grabó en el castillo francés de Hérouville, cerca de París. El violinista francés Jean-Luc Ponty participa en dos canciones «Mellow» y «Amy», siendo los únicos detalles orquestados del disco.

Este álbum se convirtió en el primer № 1 de Elton John en las listas de Billboard, alcanzando el puesto № 2 en el Reino Unido, mientras que en Canadá llegó al puesto № 3.

Cuando Bernie Taupin, autor de la letra, la completó, viajó al Château d’Hérouville en Francia donde el pianista y su banda preparaban el disco Honky Chateau. La canción entonces tomó forma a partir de la voz y el piano de Elton John, las guitarras de Davey Johnstone, el bajo de Dee Murray y la batería de Nigel Olson.

La razón de colocar un título anexo entre paréntesis vino días antes de publicar la canción. Resulta que una vez que Bernie Taupin y Elton John habían elegido titular a la canción como «Rocket Man», les llegó la información de que en el año 1970 una banda psicodélica estadounidense llamada Pearls Before Swine ya había lanzado un sencillo cuya canción se titulaba de esa misma manera. Por ello, para que sus seguidores no las confundieran, los músicos decidieron poner un título anexado.

Fue a partir de Rocket Man que Elton John comenzó a cosechar una larga cadena de éxitos durante la década, en la que figuran seis № 1. Rocket Man es además el sencillo que le da nombre a la empresa discográfica que Elton John fundó en 1973, la Rocket Records.

Los años 1960 y 1970 fueron muy importantes para la exploración espacial. El hombre había llegado a la Luna y la música, así como todo el arte en general, no hizo esperar sus manifestaciones al respecto. En el mismo año en que el Apolo XI arribó  a la Luna (fue la quinta misión tripulada del Programa Apolo, en julio de 1969 y la primera de la historia en lograr que un ser humano llegara a la Luna), un artista británico lanzó el disco que lo llevaría al éxito, con una canción que, quizás, sirvió de inspiración a Bernie Taupin. La canción fue “Space Oddity” (Oddity en lugar de Odissey, juego de palabras), el artista fue David Bowie y su productor fue el mismo de «Rocket man», Gus Dudgeon. Bernie Taupin dijo una vez que un cuento corto de Ray Bradbury fue una importante fuente de inspiración de la canción y que esta no fue de fácil creación. La canción de Bowie fue utilizada por la BBC en la transmisión de la llegada del hombre a la Luna.

II

A propósito de “Rocket man”, mi artículo de «Valor Intrínseco de Twitter», publicado el pasado 22 de abril en El Nacional, lo escribí el 16 abril y lo envié el 20 abril. Ahora bien, el 21 abril, Damodaran publicó en su blog su actualización de la valoración. La oferta definitiva e irrevocable por cada acción común de Twitter del nuevo «Rocket man» de SpaceX, Elon Musk, fue de 54,20 dólares por acción. A mí la valoración me arrojó 30 dólares por acción y a Aswath Damodaran 46 dólares por acción, ambas por debajo de lo ofrecido por Musk.

La diferencia entre ambas valoraciones está en que Damodaran es súper optimista en la proyección y, adicionalmente, capitaliza todo lo que puede (esto es, no lleva los gastos al Estado de Resultados sino que los estaciona en el Balance) y yo, simplemente, fui menos optimista, sobre todo en lo que respecta al margen operativo de Twitter. En todo caso –y lo que importa- es que el valor intrínseco de Twitter es menor que lo que Musk ofertó.

Tres cosas sucedieron después del 21 de abril, de manera vertiginosa y en esta secuencia: en primer lugar, Damodaran actualizó su valoración de Twitter. En segundo lugar, Musk aclaró de donde saldrían los dólares para financiar la compra hostil. En tercer lugar, la junta directiva de Twitter aceptó la oferta.

Me imagino como le quedaron ambos ojos al multimillonario príncipe saudí Alwaleed bin Talal quien rechazó la oferta en su propia cuenta de Twitter, según lo recogió la prensa internacional el pasado 15 de abril: «No creo que la oferta propuesta por Elon Musk (54,20 dólares) se acerque al valor intrínseco de Twitter dadas sus perspectivas de crecimiento». Obviamente, “su majestad” tenía opinión de que el valor intrínseco de Twitter estaba por encima de 54,20 dólares la acción.

Me temo que seguirá utilizando lentes oscuros por algún tiempo.

 


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