Existen en la historia personajes cuyas leyendas o historias, dependiendo de si han sido reales o ficticios, que van mutando conforme los tiempos y contextos de las sociedades y sus principios, uno de ellos es el ultra famoso Robin Hood cuyas andanzas se relatan desde la propia Edad Media en Inglaterra y de quien se señala como característica principal el «robarles a los ricos para darle a los pobres».

Se desconoce si verdaderamente existió un verdadero Robin Hood, pero lo cierto es que el personaje como representación de aquellos héroes que luchan contra la opresión y la vileza cuenta ya con muchos siglos como ideario común de quienes desean hacerle frente a las injusticias y los abusos de los poderosos, aunque también como ocurre con este tipo de historias suelen acomodaticiamente adecuarse para servir a favor de las narrativas de determinadas facciones e ideologías en algunos momentos dados, y aquí es donde entra el tema de atribuírsele eso de «quitarle a los ricos para darle a los pobres».

En la leyenda, la trama gira principalmente en la lucha por parte de Robín Hood contra las injusticias y abusos de poder por parte del Príncipe Juan, que en algunas obras lo identifican como «Sin Tierra» y su brazo armado el Sheriff de Nottingham contra quienes mantiene una abierta confrontación.

Más allá de los aspectos fantasiosos e imaginarios que diferencian cualquier historia real con la leyenda, el hecho es que efectivamente ocurrió un acontecimiento en la historia que se verificó en la época y lugar en que se ubica a Robín Hood como lo fue la edad media feudal en Inglaterra y en la que los personajes y eventos guardan gran similitud, nos referimos al Rey Juan l, Juan Sin Tierras o «Jhon Lackland», de quien se señala actuaba de manera despótica y abusiva, llegando  al exabrupto de caprichosa y arbitrariamente fijar impopulares impuestos sin tomar en cuenta a los barones contribuyentes, todo lo cual generó en alzamiento de muchos de estos barones y que desencadenara en la firma de la «Carta Magna» de 1215 a la que debía someterse no obstante luego la desconoció (actitud rara en los tiranos -de antes-) y con ella uno de los más importantes antecedentes del Derecho Constitucional como lo es el sometimiento de la autoridad a la Constitución y a la Ley, y no lo contrario, es decir su uso como instrumento de poder, algo que al parecer se le ha olvidado a algunos o hay quienes ni siquiera llegaron a saber que para eso es una Constitución, para controlar al poder.

Como no es difícil de imaginar, que existe entonces una gran relación entre la leyenda de Robín Hood, la historia real de la Carta Magna de Juan Sin Tierra de 1215 y el Derecho Constitucional, razón por la que para cualquier persona que desee ahondar en conocimientos sobre constitucionalismo debería dedicarse a ver con ojo crítico algunas de las interesantes películas sobre este interesante personaje y su pensamiento de ser frontal frente a los abusos del poder que tiene ya más de ocho siglos inspirando ideas de libertad y resistencia a la opresión.

Uno de los aspectos más importantes de este episodio de 1215 y que se identifica con el pensamiento de Robin Hood, además de decirle claramente a Juan algo así como: «tu puedes ser Rey y todo lo que sea, pero no estás por encima de la Constitución y la leyes», porque no es otro el mensaje, por eso observamos como las verdaderas monarquías constitucionales lo han comprendido mientras no es así en muchas de nuestras «repúblicas» y  algunos de sus «presidentes», es el tema tributario, ello en cuanto a que no se puede fijarse de manera unilateral, en modo alguno, jamás, impuestos, y que rs extensible a tasas, contribuciones y conceptos similares, sin que exista representación de quienes en definitiva son quienes los pagan, esto es lo que se conoce como el llamado principio de «no taxation without representation«, es decir: «no tributación sin representación», principio que luego luego fuese esencial en otras cadenas  de hechos históricos de gran interés que hasta  hoy con afectan como la revolución de Trece Colonias Inglesas  en territorio americano que posteriormente se declararon independientes y que formaran lo que se conocería después como los Estados Unidos de Norteamérica.

Ya adelantando la historia a nuestros días y acercando la geografía a nuestras tierras, observamos como se están repitiendo los mismos graves hechos  de opresión y abusos de poder, donde cuál neo feudalismo, son fijados impuestos y otros  conceptos tributarios de manera arbitraria e inconsulta a la población, con la gravedad de una completa articulación y sistematización entre los nuevos Juanes Sin Tierra y nuevos Sheriffs y sus seguidores, alguien podría decir coludidos, en todo un fenómeno que ha llegado a conocerse como «voracidad fiscal», que constituye un método o sistema cuya finalidad última no sería otra que la del expolio y esquilmación directa del patrimonio de los ciudadanos, ello ante la ya dilapidación de las arcas públicas, algo similar a Juan, que no tenía tierras y debía tomar de aquellos que sí.

Sobre estas patéticas y perversas prácticas se reciben bochornosas informaciones sobre esta insaciable voracidad en la que se amenaza, expolia y se seca a comerciantes, industriales, artesanos, artistas y vecinos en general, y que bajo el velo de impuestos, tasas, contribuciones, tarifas y precios públicos, ahora pretendidamente armonizados, no solo se les cercena la posibilidad de crear valor y en todo caso, el pretender tributos a pesar de no generar ingreso alguno, lo que todos  sabemos como se denomina esa práctica, y que utilizan estos nuevos juanes para garantizarse su parte, o botín, mediante múltiples ardides y farsas entre  la que se encuentra una que denominaron «mínimo tributable”, con el gran agravante que dicha «neo corvea» contaría con la venia y hasta coludidos con la suerte de «neo lores».

El caso de Charallaveshire, es particularmente emblemático por la abierta saña de las «autoridades» municipales en especial el mismo «burgomaestre» contra los ciudadanos, pero no muy distinto ocurre en otros municipios, o condados, de toda la república, o el reino, lo cual puede verse en Chacaoford, Barutaham, Iribarrenton, Maneiroham, Caronishire, Hatilloford y tantos otros, o como en el emblemático caso en Tigerville, y su particular alcalde, pero que tampoco se distingue mucho de los pocos más de trescientos condados del reino que a más de ocho siglos siguen sin entender que están sometidos al derecho, a la ley y a la Constitución.

No obstante, y a pesar que todo el territorio se encuentra sumido en el abuso directo de sus autoridades cercanas como lo es el Poder Municipal, casi sin excepción, igualmente, casi sin excepción, como igual ha ocurrido desde hace más de ocho siglos, siempre surgen nuevos Robin Hood, no como forajido o que supuestamente le roba a los ricos para darles a los pobres, sino para enfrentarse al abuso y a la desviación del poder, en especial sobre prácticas que atentan contra el bolsillo de cada uno de los ciudadanos, quien además siempre termina con Lady Marian.

Robin Hood somos todos.

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!