Una cosa son vehículos eléctricos VE en América Latina (los que son ingresados al mercado latinoamericano desde distintas partes del mundo) y otra cosa son los VE fabricados en el hemisferio, concretamente desde Río Grande México hasta Magallanes, por delimitar un espacio geográfico.

Son dos conceptos que avanzan a la par: importaciones de VE, de diferentes marcas, cuánto fabricación local de marcas.

Quién no conoce a Robert Downey Jr (actor de varias entregas cinematográficas como Iron man, entre otras), pues tiene una faceta: le gustan los vehículos antiguos, los clásicos (que utilizaban combustible fósil) y ahora los tare a éste tiempo convertidos en VE….! ya comentaremos de eso líneas abajo.

En relación a la industria de VE, hay que adicionalmente, poder armonizar la ecuación: buen precio + autonomía de recorrido + excelente estándar de diseño + tecnología de punta es sin duda un reto que aún está desarrollándose, especialmente por el tema del almacenamiento (la “batería”) de los VE.

De todas formas, el avance de los VE en el globo fue significativo, de igual forma en Latinoamérica, aunque hay mucho camino por recorrer.

Veamos cómo se comporta el continente en uso de VE:

Colombia, México, Chile y Costa Rica aplicaron políticas públicas de incentivos para importación y fabricación de VE (ver: Statista Research). En México, armadoras como Tesla, General Motors y Ford anunciaron do inversiones para producir vehículos eléctricos

El caso de Estados Unidos siempre es significativo y paradigmático: en 2022 se comercializaron más de 800.000 unidades (65% más que en 2021); y casi 1 millón de unidades de los VE denominados híbridos.

Mi predicción es que en 2024 cerraremos el año con casi 1,5 millones de unidades de VE comercializados en Estados Unidos.

Naturalmente en Latinoamérica se debe tener una norma muy amable y flexible para VE, tanto para importaciones, como para instalación de plantas y evitar la alta burocracia en trámites, ausencia de una legislación robusta que incentive la inversión en la industria y en importaciones y principalmente garantizar el suministro eléctrico (una matriz energética confiable y segura), eso que se denomina “certeza energética”, vale decir que el estado garantice las inversiones privadas en generación eléctrica y en lo que corresponde a sistemas de carguío de VE.

Hago un subrayado especial al episodio sobre VE que dedicó el actor norteamericano Robert Downey Jr y su Chevrolet Corvette Stingray 1965 que, luego de una exquisita “transformación” técnica y mecánica, es ahora un VE.

Volvamos a Latinoamérica: me agrada mucho el enfoque sobre el particular que dice: “Urge una certeza en la infraestructura energética, independientemente de cuál sea el combustible, desde diésel de ultra bajo azufre, gas natural vehicular, electricidad y en el futuro hidrógeno”, de Miguel Elizalde, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).

Con relación a las baterías, de eso comentamos en una columna de hace unos meses; el famoso ‘triángulo del litio’ (Argentina, Chile, y Bolivia), no fue aprovechado en éste momento y para cuando exista un desarrollo pleno, las baterías de los VE ya o serán, exclusivamente de litio. La movilidad eléctrica precisará en los próximos 20 años de 1,5 teravatios-hora (un billón y medio de vatios) y las baterías estacionarias, entre 80 y 160 gigavatios-hora (Con datos de: Unión Europea).

Las nuevas iniciativas buscan desplazar un poco la litio-dependencia de las baterías. Y buscar que las nuevas sean con sensores inteligentes con capacidad de mejor duración, eficiencia y autorreparación. (Con datos de Iniciativa Europea Battery 2030+).

Algunas ideas de política pública de inventivos a los VE, que siempre repetimos hasta el cansancio: 1) cero aranceles de importación de EV al continente; 2) cero impuestos municipales o subnacionales a EV por los próximos 10 años a su importación; 3) cero aranceles de importación de piezas, partes, baterías y repuestos para EV por un plazo de 10 años; 4) reducción del 15% de las facturas de uso de electricidad destinadas al EV del usuario; 5) cero costos de transferencias; 6) cero costos en peajes viales por cinco años; 7) cero impuestos por cinco años a inmuebles donde se instalen puntos de recarga de EV.

Este paquete común de regulación ayudaría a impulsar el consumo de este producto. Lo bueno es que el latinoamericano quiere ser parte de la revolución de los EV, pero obviamente necesita incentivos.

Aquí hago algunos apuntes relacionados a VE y el enfoque que en Latinoamérica se adopta para gestionar mayores ofertas de VE en el creciente mercado latinoamericano: haz clic.

En México, por ejemplo, ya existe exenciones del pago de tenencia y deducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR) al adquirir un VE. Colombia cuenta con descuentos en revisión tecno-mecánica y líneas de crédito especiales para adquirir VE.

En Perú no hay incentivos, al menos, buenos incentivos: “En Perú los vehículos electrificados son más caros que los vehículos de combustión interna en un 30 a 40% en cuanto al precio de adquisición. Tienes que dar incentivos” (gerente de Estudios Económicos Asociación Automotor Peruana).

Quizá Argentina de el gran salto a la fabricación de VE latinoamericanos con la nueva apertura a capitales internacionales privados que promueve el nuevo presidente Milei.

El corazón de la industria del VE en Latinoamérica radica en el esfuerzo privado y en que los estados no se entrometan tanto y dejen que el mercado pueda surgir. La mejor estrategia es que el estado estimule y no burocratice o ponga trabas ni a la importación ni a la instalación de industrias de VE.

La idea es tener un sistema de transporte eléctrico, en tanto se mejoran las condiciones tecnológicas y de aprovechamiento del hidrógeno, el elemento del futuro.

@BorisSGomezU


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