En su primer mes como presidente de Estados Unidos, Joe Biden está proponiendo un paquete de estímulo económico cercano a los 2 billones de dólares. Dicho programa seria implementado de forma coordinada al estímulo económico aprobado por la administración Trump en diciembre del año pasado, el cual ronda el billón de dólares.

Si sumamos ambos programas al gasto público en infraestructura ya aprobado, la economía americana estaría experimentando un estímulo económico de 3,4 billones de dólares, cercano al 15% de su producto interno bruto. Dicho aumento en el gasto público solo sería comparable en magnitud al gasto efectuado por el gobierno de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, el programa de estímulo económico de la administración Biden podría comprometer la estabilidad monetaria de Estados Unidos. Una forma mas efectiva de utilizar dichos recursos consistiría en destinarlos al aumento de la productividad, y la capacidad productiva, de la economía americana.

Riesgos inflacionarios inherentes al programa de estímulo económico de Joe Biden

El programa de estímulo económico en cuestión tiene como finalidad el mitigar los efectos económicos de la pandemia, la cual ha producido una fuerte caída del producto interno bruto americano y, con ello, su producción industrial, niveles de consumo e ingreso medio de sus trabajadores.

En principio, estoy de acuerdo con utilizar herramientas tanto de política fiscal como monetaria para mitigar el shock económico de la pandemia. Por ello, mis reservas con el programa de estímulo propuesto por Biden no están relacionadas con su racionalidad económica, sino con su magnitud e implementación; ya que dicho programa debería tener como objetivo el compensar los efectos del shock externo, no el aumentar la demanda agregada de la economía americana más allá de su potencial productivo.

Específicamente, al revisar la evidencia empírica sobre el tema, nos encontramos que, si la pandemia nunca hubiera ocurrido, la economía americana sería hoy 900.000 millones de dólares más grande. Por ello, un programa de estímulo que pretenda compensar dicho shock debería ser de alrededor de un billón de dólares, dependiendo de la propensión marginal al consumo de los americanos durante la pandemia. Por el contrario, con la propuesta del presidente Biden, el estímulo económico seria tres veces más grande que el shock externo producido por la pandemia.

Por ello, el estímulo económico de Biden sería contraproducente para la economía americana, ya que el estímulo no estaría enfocado en compensar los efectos económicos del virus, sino en aumentar las posibilidades de consumo de dicha economía muy por encima al equilibrio previo a la pandemia. Por lo tanto, el estímulo terminaría “sobrecalentando” la economía americana, aumentando la tasa inflacionaria de dicho país.

Específicamente, Olivier Blanchard, quien es profesor del MIT, argumenta que el estímulo económico de Biden situaría la demanda agregada de la economía americana 14% por encima de su capacidad productiva, lo cual resultaría en un aumento de la tasa inflacionaria de dicho país. Dicho argumento también ha sido vociferado por Lawrence Summers, economista de la Universidad de Harvard, quien también fue secretario del Tesoro de la administración Clinton.

Por ello, al igual que Summers, mi argumento con respecto al estímulo económico de Biden es que ese 1,6 billón de dólares no debería ser utilizado para financiar consumo, sino para aumentar de forma gradual la productividad y la capacidad productiva de la economía americana. De lo contrario, estos fondos solo crearían un boom de consumo al corto plazo, el cual solo terminaría comprometiendo la estabilidad monetaria de Estados Unidos.

Articulo originalmente publicado por Jorge Jraissati, en inglés, para el medio de comunicación europeo FTN.

Jorge Jraissati

@JraissatiJorge


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