Cuando oyó leer la carta de Biden a Guaidó el 5 de julio y encontró tan exaltado y cálido su tono, al consagrarlo no solo como presidente sino como primer gestor de la democracia y la libertad en Venezuela, casi prócer, Pancho guardó silencio y no profirió su inaguantable y único discurso contra todos los políticos que en el mundo han sido, son y serán, suerte de bandas de delincuentes cuyo oficio es engañar y depauperar a los ciudadanos honestos. Tampoco dijo nada cuando alguien sugirió con medida prudencia que a él igualmente le habían sonado con una retórica “rara” las últimas declaraciones melodiosas de Estados Unidos, Europa y Canadá en pro de una solución transada y pacífica de la tragedia venezolana. Al comenzar a barajar las piezas del dominó, un tercero apuntó que teníamos un buen tiempo sin hablar de política y otro señaló que nos habíamos ahorrado algunas trifulcas y que debíamos mantener la abstinencia.

Salvo unas extravagancias maduristas, que ya se oyen como se oye llover, por ejemplo, arrinconar a Biden para que confiese si es él quien dirige, “¿sí o no?”, el enésimo plan para asesinarlo; o que el CNE haya seleccionado impúdicamente a rusos y turcos, notorios expertos mundiales en fraudes, para observar nuestro proceso de noviembre, al fin y al cabo se supone la cuota gobiernera de lo que allí sucederá ( y al fin y al cabo no designaron a Lukashenko); o los incesantes atropellos contra periodistas y la libertad de expresión. A pesar de todo ello y unas cuantas cosas más no parecen estar muy convulsionados los tíos del gobierno. Ojo y están saliendo unos trapitos al sol de sus diferencias siempre tan bien tapadas a propósito de las candidaturas regionales y, por fin, ruedan de nuevo por ahí los tradicionales rumores de que el coronel, cuñado de la vecina de mi tía, le dijo que eso de Carabobo tan raro no es así no más… las redes de antaño no han muerto.

Pero lo más interesante es que, así sean tan tramposos como uno piensa que son, hay noticias buenas si se toman con literalidad. Un CNE presentable, suprimieron los protectores sicarios, la tarjeta de la MUD, están volviendo algunos exilados… O, por otra parte, al menos no se sabe de líos muy grandes dentro de la oposición, Capriles debe estar conversando a escondidas y Guaidó no cesa de hablar con grupitos y grupitos. Y sobre todo lo que se está cocinando, productos de esos conciábulos, aunque no lo sé, para mí es ya significativo que Guaidó va llevar al diálogo noruego lo del revocatorio y Capriles parece que ha abrazado la causa de la solución general y no solo de sus elecciones regionales…y después vemos. Seguimos creyendo que esa es la solución, regionales más revocatorio, la más coherente, que acerca más las propuestas de “políticos no muy santos” y “puristas inoperantes” y que podría llevarnos a la unidad y a la meta anheladas.

Falta un detallito, que haya llegado para Maduro y Padrino la hora de la luz: que le revele que no es lógico enterrar un país para satisfacer el ego, la bolsa y la corte. Que es demasiado. Pero muchos me dirán que estoy comiendo flores y no los rechazo por eso, veintitantos años nos contemplan al pie de esas urnas posibles. Pero quién quita que ya el cuerpo no resista tanta maldad.

 


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