Siempre procuro, unas veces esfuerzos vanos, no escribir sobre temas o análisis muy manidos, muy trajinados; de allí en buena parte la prolongada angustia de tener que cumplir con la entrega del artículo de la semana, esto me nubla el entendimiento. Se me ocurrió, en esta oportunidad, echar mano de un grupo selecto de opiniones que me llegaron a mi privado y otras que recogí por allí, hurgando entre los montones de tweets y notas inteligentes con valiosas informaciones a través de WhatsApp sin orden, sin metodología, sin selección de técnicas concretas; por el contrario, casi cortar y pegar. Pero, evidentemente, daré mi opinión en esta introducción de mixtura sobre lo que pensaba sucedería ese día de las elecciones regionales del 21 de noviembre. Para mí, los resultados no fueron sorpresivos, con sus excepciones como comúnmente ocurre. Sucedió lo que esperaba que ocurriera. Los candidatos del régimen obtuvieron la victoria en las mayorías de las gobernaciones, alcaldías, diputaciones y concejalías, a pesar de que la oposición en su totalidad obtuvo más votos que los aspirantes de la corriente de Nicolás Maduro. En el estado Carabobo, por ejemplo, el gobernador Rafael Lacava fue reelecto, ciertamente, pero su votación esta vez mermó en 120.000 votos que los que obtuvo cuatro años atrás. Cabe destacar, que en la parroquia San José, donde vive una clase media alta y otra muy disminuida, tradicionalmente votantes en su mayoría por la oposición, el actual gobernador logró incrementar tan solo un poco su votación. La abstención en esta parroquia del norte valenciano fue de 88%, es decir, afectos de la oposición. Enzo Scarano obtuvo cerca de 9.000 votos y Lacava solo alcanzó a duras penas, mucha pintura y luces LED, 7.000 votos, por ahí. Resumiendo, solo logró el afecto de dos o tres personajes de un monstruoso amor paternofilial, quienes aprovecharon la oportunidad de demostrarle al funcionario regional su eterno agradecimiento.

También, a mi entender, se dio la extraña singularidad que el candidato Enzo Scarano salió fortalecido, tanto que hoy por hoy está consagrado como el líder de mayor importancia de los sectores democráticos del estado Carabobo.

En lo atinente a las opiniones coleccionadas, como lo anunciaba en el encabezamiento de esta nota, veamos:

1)   Rafael Arráiz Lucca a través de su cuenta en Twitter apunta que la oposición pasa de tener 27 alcaldías a cerca de 100 y todavía están en el proceso de conteo. En ellas, en las alcaldías, hubo mayoría de candidaturas unitarias, no así en las gobernaciones.

2) Nicmer Evans informa que por las fuerzas opositoras votaron 4.420.000 venezolanos, mientras que por el PSUV lo hicieron 3.720.000. Esto expresa claramente que, a pesar de la abstención, los que queremos democracia somos mayoría. Ellos ganaron con apenas 17% del padrón electoral y nosotros, se refiere a la oposición, desunidos. Los que no votaron que asuman su cuota de responsabilidad.

3) Luis Vicente León apunta que lo más triste es que la suma de los votos de la MUD y la Alianza en todo el país muestra una fuerza contundente contra el gobierno. Unidos hubiéramos [HS6] ganado un número significativamente superior de gobernaciones, un error lamentable.

4)  Francisco Rodríguez afirma que el PSUV sacó menos de 50% de los votos en 17 estados. De ellos la oposición solo ganó 3. Esta vez no fue la abstención la que le regaló la victoria al chavismo: fue la división.

5) Gladys Valentiner: Lo que pasó ayer domingo era de esperarse, ganar era como un milagro. Amanecí tranquila por muchas razones, entre ellas y sin orden de importancia, puedo decir con propiedad que finalmente y después de muchos años, eso que llaman defensa del voto, en Carabobo funcionó casi a la perfección. Además, el equipo de campaña estuvo constituido por personas de alto perfil, comprometidas y bien formadas. En conclusión, nuestro candidato, Enzo Scarano, dio lecciones de organización, liderazgo y capacidad.

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