Apreciado amigo Luis Marín:

Muchas gracias por enviarme su escrito, American Fraud, sobre las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en el cual usted acusa a la candidatura opuesta a la de Donald Trump de haber cometido un gran fraude electoral.

Mantengo una posición diferente, la cual es, esencialmente, que Donald Trump, quien ha probado ser una persona muy por debajo del perfil necesario para ser presidente, por sus bajas cualidades morales de abusador de mujeres, ladrón al fisco, narcisista y mentiroso patológico (perdone que sea tan vehemente pero no hay nada en esta lista que no sea rigurosamente cierto), se niega a aceptar su derrota y ha llevado a cabo una serie de demandas impugnando la elección, demandas que –si uno lee la prensa diaria– se están viniendo abajo por su total ausencia de pruebas.

Dice usted: “Algunos medios de comunicación y ciertos círculos interesados han querido imponer un sistema de elección directa que no existe en la Constitución ni en las leyes de la República; pero lo más grave es que lo dan por consumado, actúan en consecuencia usurpando funciones, tratando de imponer todo esto como un hecho cumplido”.

Comento: Es verdad que no hay tal cosa como una designación oficial de un ganador en este momento. Sin embargo, debe saber usted que hay normas muy antiguas que se aceptan en el país como indicativas de resultados. Entre ellas, que los cinco o seis grandes medios se reúnan y, por consenso, “call” o llamen ganador a uno de los dos candidatos. Que yo sepa, en la historia de las elecciones no ha habido nunca un fraude generado por esta norma. En este momento, hasta Fox News, la cadena trumpista, ha reconocido la victoria de Biden en los estados claves, que lo han llevado a obtener 306 votos electorales, bastante más de los necesarios para ganar la elección.

Dice usted: “Aunque parezca una osadía decirlo: Donald Trump es el presidente de Estados Unidos, electo y en ejercicio del cargo, cuyo período en curso concluye al mediodía del 20 de enero de 2021, aunque los poderes fácticos insistan en tratarlo como si estuviera fuera del cargo, depuesto mediante un golpe de Estado mediático” .

Comento: No es usted osado, tiene toda la razón. Así es, como usted dice. Y ha sido así en todas las elecciones anteriores. El presidente en ejercicio cesa en sus funciones en enero 20, 2021. Lo que también ha sucedido en todas las elecciones anteriores es que esos “poderes fácticos” que usted menciona como golpistas hoy siempre han “called”, nombrado al ganador, sin que haya aspavientos y chillidos de fraude como los que hay en este momento. Por supuesto que Donald Trump tiene todo el derecho de impugnar en cada estado los resultados y de introducir demandas al por mayor, como lo ha hecho. Pero esa actitud tiene consecuencias. Porque una de dos, o Biden o Trump están mintiendo descaradamente. Hasta ahora, Biden lleva casi 6 millones de votos populares más que Trump y los “poderes fácticos” lo han declarado ganador en varios estados claves. En paralelo, las demandas de Trump, ahora en manos de ese extraño señor Giuliani, se están cayendo una a una y cada día parece ser más evidente que no llegarán a ninguna parte.

Dice usted: “(Trump) tiene perfecto derecho a impugnar los procesos electorales en curso en los estados en que se han observado manipulaciones indicativas de un gigantesco fraude electoral… el Partido Demócrata, en una operación deliberada y consciente, impulsó el voto por correo, manipulando las regulaciones para relajar sus condiciones, eliminar restricciones y hacerlo masivo hasta superar al voto presencial. Esto facilita el voto de indiferentes, abstencionistas, incapacitados y electores ficticios, al romper el vínculo entre la boleta electoral y una persona bien identificada”. 

Comento: por supuesto que tiene todo el derecho. Ya lo he dicho arriba y también he dicho que ello lo pone a él en ruta de colisión abierta con Biden, de la cual saldrá un ganador y un criminal. No hay alternativas a este traumático desenlace.

Usted muestra excelentes conocimientos del proceso electoral estadounidense. Por ello, debe saber que el voto por correo es un mecanismo totalmente legítimo, usado en mucho mayor grado en estas elecciones debido a la existencia del corona virus. No se trata de manipulaciones, se trata de un mecanismo perfectamente aceptable y aceptado, el cual trató de ser desprestigiado por Trump para limitar el caudal de votantes, presintiendo que ese caudal le sería adverso. Dice usted que ese mecanismo facilita el voto de los abstencionistas, curiosa afirmación porque, si votan, no son abstencionistas y el de incapacitados, como si los incapacitados no tuvieran derecho a votar.

En fin, apreciado amigo Marín. Lo que sí es cierto es que la andanada de teorías conspirativas y absurdas alimentadas por el trumpismo inundan hoy los medios tipo Facebook, Twitter, etc. Nunca antes había visto –sobre todo en Twitter– tal exhibición de histeria colectiva como en esta ocasión, aún de gente que uno creía sensata y pensante.

La gravedad de lo que sucede en Estados Unidos hoy es que Trump ha asestado una puñalada noble a lo que restaba de candor y de confianza en las instituciones en la sociedad estadounidense. Ha logrado poner a la mitad del país en pie de guerra en contra de la otra mitad, ecos de Hitler y Chávez, que pudieran llevar al país hasta a una guerra civil.

Pensar que un hombre de tan baja calaña moral pueda haber logrado mesmerizar a millones de personas es escalofriante. Como en la pinta que se hizo famosa en Argentina, el trumpismo grita hoy:

“Basta de realidades, queremos promesas”.  

Un gran saludo,

Gustavo

PD: Ojalá esto pudiera salir en El Nacional como respuesta a su escrito.


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