En el segundo informe de «la misión» que vigila y documenta cómo se portan las autoridades venezolanas en ese delicadísimo y frágil asunto de los derechos humanos -formalmente, Misión de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela» – hay un capítulo dedicado a la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET).

La DAET es el órgano que sustituye a las terroríficas Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), que se dedicaron a «eliminar» a personas percibidas como delincuentes mediante ejecuciones extrajudiciales. La misión -creada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas- afirma que las FAES, antes, y la DAET, ahora, comparten el mismo «modus operandi». ¿Matandi?

Las FAES fueron en apariencia disueltas en julio de 2022, luego de que el Consejo de Derechos Humanos hubiera recomendado su desmantelamiento, pero la misión dice contar con información según la cual las principales funciones, mandos e integrantes de esas fuerzas han sido absorbidos por la nueva Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas. Un cambio de ropaje para esconder las manchas.

La DAET asumió el mando de las 10 divisiones especiales de acción inmediata, antes supervisadas por el comandante de la Policía Nacional Bolivariana. Las divisiones se encargan de inteligencia, investigaciones, contraterrorismo y lucha contra el crimen organizado. La misión desliza, según información a la que tuvo acceso, que el jefe de la DAET es más poderoso que el comandante de la PNB, que ya da una idea de la libertad de movimientos y acciones que puede desplegar el nuevo órgano ejecutor.

La misión identificó a 14 personas -todos hombres- que mandan en la DAET, por lo menos hasta principios de junio de este año; 9 de ellos fueron miembros de las Fuerzas de Acciones Especiales y de otros cuerpos de (in)seguridad del Estado, implicados en «graves violaciones de derechos humanos y delitos documentados en el primer informe de la misión.

Volvamos a los «motivos razonables» ya expuestos, en parte, en el editorial de ayer: la misión dice tener suficientes de esos motivos para creer que «las siguientes personas estuvieron implicadas en graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad», que son: José Miguel Domínguez Ramírez (alias Miguelito), director de la DAET entre el 27 de julio del año pasado y el 18 de julio de este año; Carlos Alberto Calderón Chirinos, actual director y exdirector adjunto, y Ronny González Montesinos, jefe de la División de Investigaciones Criminales de la DAET. Y en el segundo informe de la misión se añade sin medias tintas:

  •  En lugar de ser investigados por su presunta responsabilidad en crímenes y violaciones, fueron condecorados y ascendidos por el gobierno. En el caso de José Miguel Domínguez Ramírez (según la última información de la que dispone la misión) tras haber ostentado el cargo de director de la nueva dirección, en julio de 2023 fue nombrado subdirector de la PNB.

El citado informe de la misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU abunda en más detalles que es imposible resumir aquí. Pero, como ocurrió con las en apariencia disueltas FAES, la misión recomienda: investigar el papel de los funcionarios de la DAET en violaciones de derechos humanos y delitos, tal como lo ha documentado la misión, y reformar la DAET, sus divisiones adjuntas, sus altos cargos, sus mandos intermedios y establecer un mecanismo de supervisión independiente que garantice un cambio «real, efectivo y duradero». Cambiar de ropa, nombre y sigla es insuficiente y un engaño burdo.

 


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