La fórmula sigue siendo la misma y sigue sin dar resultados. El jefe del régimen se aprendió la receta de las viejas críticas que hacía su comandante muerto y, en estos momentos en que todo el mundo libre lo califica de violador de derechos humanos, no haya otra salida que insistir en el “mundo multipolar” como si fuera un nuevo invento.

Hizo una pequeña cadena, ya no tan largas como solía hacerlo cuando se sentía guapo y apoyado, para hablar del 75 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas y del peligro de ese concepto que tanto les gusta a los izquierdistas mencionar, el “hegemón”, la supremacía de una sola nación sobre el mundo.

Es como si creyera que con ese hilo discursivo todos van a olvidar lo que ha estado tratando de hacer desde que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU lanzó su informe sobre Venezuela. Su propio canciller ha estado declarando a los cuatro vientos que el documento en el que se retrata fehacientemente la responsabilidad del régimen en las torturas de presos políticos no tiene credibilidad porque la comisión no vino al país.

Es que hay que ser cínico y creer que el venezolano es imbécil para semejante afirmación. Los que le negaron la entrada al país a los especialistas de la ONU fueron ellos mismos. Y aunque se la hubieran permitido, hubieran preparado para ellos unos recorridos turísticos perfectos para que no vieran lo que realmente se vive en El Helicoide o el Sebín.

También han puesto a los tarifados a decir por las redes sociales que el informe que los acusa de las más grandes aberraciones se hizo sobre la base de informaciones de prensa, como si eso le quitara veracidad. El mundo entero sabe que son los periodistas, dentro y fuera del país, los que bien han prestado su pluma para narrar las atrocidades de las que han sido capaces estos rojos desde 2014 y hasta mucho antes.

Entonces, la pantomima esa de felicitar al mundo por los 75 años de la creación de la organización multilateral es un acto de cinismo más, porque queda claro que a ellos les tiene sin cuidado lo que diga el mundo. Se creen todopoderosos e intocables y por eso se permiten caer en contradicciones.

Las organizaciones multilaterales, como la ONU y la OEA (a las cuales pertenece Venezuela) sirven para muchas cosas, entre otras, para cuidar a los ciudadanos de cada país, para que no sean víctimas silenciosas de los más crueles gobernantes. Por eso nadie está sobre la ley y los crímenes de lesa humanidad no prescriben. De eso está llena la historia de estos 75 años de las Naciones Unidas.


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