Un concepto impreciso. Comprender dónde se origina ayuda a la ciudadanía a encontrar maneras de que gobiernos y funcionarios se hagan responsables de sus acciones. En el sentido estricto, es comparable a la responsabilidad de dar respuestas, se refiere a la obligación de suministrar un balance financiero y de gestión, a personas, grupos u organizaciones.

Sin embargo, en un mundo donde los administradores públicos operan cada vez más en redes intergubernamentales y coaliciones mundiales, descifrar lo que constituye la rendición de cuentas en la gestión pública se ha convertido en tarea difícil. Una manera de aclarar el misterio es rastrear fuentes originales y examinar cómo se desarrolla a través de los diversos niveles, y cómo afecta el proceso en la toma de decisiones al interior de las administraciones.

Decepción, aún más preocupación, observar cómo la oposición y quienes practicaron el interinato, no son capaces de explicar, aunque sea de manera vaga, difusa, los millones de dólares que el secretario de Estado de Donald Trump, asegura destinaron y entregaron desde Washington para las necesidades y emergencias de los venezolanos; cantidad enorme que el embajador de Estados Unidos elevó a 2.000 millones. ¿Quién o quiénes recibieron los recursos financieros, aparte de los gastos operativos del interinato y sus funcionarios en el exterior? La suma que presentó al país el que fuera presidente interino, no es ni de lejos la que señala Mike Pompeo, y mucho menos la indicada por el Plenipotenciario.

Empeñados en aplicar subterfugios fracasados, buscan un triunfo electoral que nadie cree, haciendo promesas con falsedades eternas. Y los partidos opositores, dirigentes y candidatos dan muestra triste de embusteros, a los cuales la mentira brota de gestos, entonaciones y enunciados que parecen buscar convencer a una ciudadanía indiferente, desconfiada, embaucada demasiadas veces; de que antes no dijeron una y otra vez lo mismo que hoy dicen; y ahora no perderán en lo que antes, persistentes, fracasaron dejando en estacadas a presos y exiliados políticos.

Cuentas claras serían, de ser presentadas, el mejor argumento para siquiera soñar reemplazos. La pregunta: ¿por qué hacer el esfuerzo para suplantar ladrones e incompetentes y cambiarlos por ineficaces cleptómanos, de siempre prometer y nunca cumplir; además de los señalados, sin que demuestren lo contrario, de no tan secreto, estar sirviendo al régimen.

El castrismo fracasa, el ciudadano lo percibe, está harto, sale a las calles a protestar, a reclamar derechos, dentro de sus sindicatos y más significativo, en sus conciencias. No bastan alardes ni frases que utilizan como felices cuando son en la clarividencia general, y de quienes ganan menos, obreros o profesionales, infelices y aún peor, síntomas de ardid o desconocimiento de lo que sucede a su alrededor. Hipocresías descaradas, simulaciones desvergonzadas y mentiras al voleo.

La oposición -cómplice y cohabitadora- sufre la repulsión ciudadana y por sus engaños está en un difícil y enredado camino político; no rindieron cuentas, fracasaron y se traicionaron con mutuas descalificaciones, delaciones y acusaciones de corrupción. Priorizaron negocios personales y privilegios partidistas. Ya no simbolizan nada, dejaron de ser un dique de contención, perdieron credibilidad y legitimidad. No representan a la mayoría de los ciudadanos y su prestigio internacional lo malbarataron.

Imposible olvidar la responsabilidad política, forma sólida de buen gobierno que se sustenta en principios democráticos. Tampoco el adeudo ante los ciudadanos, quienes pueden hacer que los administradores de lo público, rindan cuenta a través de leyes de participación y foros. Sin olvidar, el compromiso legal, que se basa en las relaciones entre un organismo gubernamental y legisladores que puedan imponer sanciones. En la rendición de cuentas nomotética, las partes son autónomas. Finalmente, la profesional se convierte en la forma de inculcar disciplina en las actividades gubernamentales. Ocurre cuando los funcionarios dependen de empleados calificados y expertos, que ofrecen soluciones adecuadas a problemas técnicamente difíciles y complejos. La autoridad se puede ejercer a través de estándares de desempeño, y códigos de ética, como el personal médico o jurídico, pueden ser objeto de investigaciones o sanciones por parte de comités de examen o disciplinarios de sus profesiones.

Se aconseja pactar tregua, acordar una campaña electoral constructiva para la primaria, olvidando el revanchismo político, dejando de lado violaciones de los derechos humanos, borrar de la memoria injusticias e ilegalidades, en aras de la reunificación opositora. La unidad es deseable y muy importante, pero sólo posible, si ennoblece la justicia, rinde cuenta y se suprime como método de extorsión y chantaje.

@ArmandoMartini


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