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Foto LA NACIÓN

El avión venezolano-iraní retenido en Argentina ha puesto nuevamente de relieve los peligrosos nexos de la dictadura madurista con grupos terroristas y Estados patrocinadores del terrorismo. Para pesar del régimen de Nicolás Maduro, interesado en que la prensa solo hable de la copada agenda de conciertos que vive Caracas en los últimos tiempos, los grandes medios de comunicación de la región le han dedicado gran centimetraje a las incidencias del famoso vuelo del Boeing 747-300, que había sido recientemente transferido por la línea aérea iraní Mahan Air a su par venezolana, Conviasa.

Tras el escándalo desatado en Buenos Aires que la justicia de al menos tres países suramericanos inició investigaciones. Un hecho que contrasta con la pasividad que han mostrado durante años la mayoría de los gobernantes del hemisferio frente al peligro que significa el madurismo para la paz y estabilidad de la región.

Las alianzas del régimen de Nicolás Maduro con grupos terroristas son solo la profundización de la política de su predecesor. Y es que fue precisamente el difunto Hugo Chávez Frías quien, en su empeño de construir un frente común contra Estados Unidos, hizo llave con todos aquellos países y grupos que izaban la bandera del antiamericanismo. De allí que Venezuela, por primera vez en su historia, se haya vuelto socio estratégico del Irán de Ahmadineyad, del Irak de Hussein, de la Libia de Gadafi, de la Siria de Al-Assad, de la Rusia de Putin, de las FARC, de ETA, de Hezbolá, entre otros..

Sin duda, se trata de relaciones peligrosas que, pese a la fuerza de los acontecimientos, algunos se empeñaban en subestimar argumentando que dichas relaciones son simplemente “malas juntas” para molestar a Estados Unidos. Hoy los hechos dicen lo contrario, la dictadura venezolana hace años cruzó la línea de la simple pataleta y pasó a integrar una red transnacional de corte criminal. Lo primero que hizo el chavismo fue entregar parte del territorio venezolano a grupos terroristas, permitiéndoles hacerse de los recursos nacionales a cambio de entrenamiento y material militar que disfrazaban de “transferencia tecnológica”.

El régimen de Nicolás Maduro parece avanzar ahora hacia una nueva fase: extender las operaciones de dichos grupos en la región, sirviendo de soporte a gobiernos amigos y creando inestabilidad en países con presidentes democráticos. Frente a la evidencia, seguir mirando para otro lado no es una opción, mientras no haya democracia en Venezuela, lamentablemente no habrá paz ni estabilidad en Latinoamérica.

@BrianFincheltub


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