La mitomanía constituyó un medio de expresión para que el venezolano entre veras y chanzas desarrollara su ingenio, lo que nos hacía concurrir a una especie de velada con puntualidad para ponerle atención a lo  que también se le conoció con el nombre de “cacho”: habilidad del venezolano para discurrir  e inventar  con prontitud  y facilidad, el desarrollo  de su inteligencia  asociada a  la maña y el artificio. Sin intención de daño.

Pero todo esto ha cambiado en la costumbre  coloquial  del pueblo. El gobierno de Maduro junto con Jorge Rodríguez y su hermana Delcy han conformado un Gabinete  Sectorial Comunicacional, aunque no publicado  en Gaceta; pero sí  activado con bufones  encargados  de que los integrantes  de este  equipo  de altos coturnos rían y se burlen con gran fuerza intencional y perversa  de quienes son sus adversarios políticos. Dando a conocer a la vez, con carcajadas y aparente ingenuidad, las ejecutorias de Nicolás Maduro. Son mitomanías de presuntos significados de éxitos, que le son rabiosamente desconocidos por la comunidad, en razón de no ser verdaderos tales dichos. La mitomanía se ha convertido por excelencia en prédica, “oficio“, de un gobierno de facto para hacer creer lo que el mitómano tiene como no verdadero. Basta oír y ver las fastidiosas peroratas del grupo para sacar conclusiones adversas.

Todas las noches a la misma hora, sin  percatarse del hastío que producen a las miles de personas, sin sustento para vivir, confinados en sus hogares por la infección china; crispados como consecuencia de no haber podido lograr un salario real, hoy dolarizado, para subsistir la miseria que se nos acrecienta de manera exponencial;  imputada a la incapacidad manifiesta y comprobada de los que se dicen gobernar en nombre de un colectivo que los rechaza; los venezolanos  tenemos que calarnos los  inventos repugnantes de un  régimen  autoritario y mitómano, que abusando de  las ventajas del poder ha hecho nugatorio los valores supremos propugnados por el Estado, entre otros: el derecho a la vida, a la libertad, a la justicia, con preeminencia de los derechos humanos.

La conducta encubierta del componente comunicacional en la forma que se detalla recorre el planeta Tierra: da por enterado a sus habitantes. Ha hecho querencia de concurrencia y condena en las mayorías democráticas del mundo, naciones, organizaciones internacionales, gobiernos constitucionales, los que con rectitud y seriedad de auspicios humanitarios demandan para Venezuela un gobierno de participación plural que restaure las instituciones, violadas por una dictadura carente de asidero. A la vez con requerimiento de ética y moral en el manejo de las ayudas, que con la debida garantía de probidad han dispuesto suministrar, entre otros, los gringos. Todo lo cual obligará a la rendición de cuentas ante la AN.

El “séquito” comunicacional. Usa como espita el “engaño” para ocultar el fracaso de la Venezuela rentista; la destrucción de la industria de los hidrocarburos, de  Pdvsa, hoy convertida en fuente de negocios indebidos con gerentes incompetentes; de las refinerías destruidas. La gasolina se importa  a precios de dólares, objeto de venta de los llamados colectivos. Carecemos de producción del crudo, Venezuela perdió la importancia que tuvo dentro del mundo internacional. Es la pariente más pobre de la OPEP. Estamos sometidos a lo que resuelvan Rusia y Arabia Saudita. Siendo entendido sin desmentido, la falta de servicios sanitarios, de alimentación, medicina, agua, sumada una hiperinflación sin límites de control dada la incapacidad de un gobierno, que dejó de conformidad a la Constitución de ser legítimo. Lo que es más no existe la sociedad civil.

Quién se atrevería  a decir que todo el drama  que  vive  nuestra comunidad sin solución de continuidad se debe a la falta de recursos naturales que impiden nuestro desarrollo, como ha sucedido con muchas naciones del mundo- ¡Nadie! La falta de espacio para la columna me obliga a la síntesis.

La pobreza que ha convertido en miseria nuestra comunidad. Que excluye del bienestar a nuestra gente, no  permite otra causa,  cual no sea la derivada por la existencia de un régimen declarado “espurio” por la AN: es el resultado de un gobierno  irregular,  sancionado por corrupción  e inadecuado para su ejercicio, que se ha dado a la perversidad de convertir la tarea de la sobrevivencia  en un esfuerzo infructuoso.

Toda esta situación nos lleva, sin incurrir en diálogos propuestos por los que han hecho práctica de la mitomanía, a entender  nuestra realidad, poniendo toda nuestra voluntad solidaria en la más pronta conformación de un gran Frente de la Unidad  Nacional con expresión de todos los sectores, incluso el chavismo reacio a consolidar el régimen. A la consulta necesaria con el sector castrense, los cuales están dispuestos a acatar las decisiones del poder civil, y a consolidar un sistema de seguridad amplio, sin privilegio. Usar a la Fuerza Armada como medio de hacer epónimo a unos o dos altos funcionarios activos de la Fuerza Armada es contrario a lo que debe ser una institución esencialmente profesional. El gobierno de transición es una emergencia para restaurar el Estado de Derecho. Es clamor colectivo con mayor apoyo internacional


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