Con la finalidad de continuar su labor por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de la Comunidad de Aragón en España, así como influir con el mismo objetivo en el mundo, la Fundación por el Progreso Unir, organización sin fines de lucro, realizó el pasado viernes 26 de noviembre la entrega de premios del “IX Concurso Intergeneracional de Ensayos y Relatos Breves” con el tema:“Valores para unir. Reflexión sobre los valores en la sociedad actual. Un reto para buscar soluciones”. En mi opinión, es un tema fundamental que debe ser tomado en cuenta en nuestro país, ya que la carencia de valores es lo que ha llevado a nuestra sociedad al lugar en donde hoy se encuentra. Tuve el privilegio de ser invitado a participar en él, por Don Jesús Aznar, miembro de la directiva de la fundación, y así mismo, tuve el grato honor de obtener el 2° lugar en la modalidad “B”. A continuación, les dejo mi ensayo:

Un faro para iluminar él camino

Escribir sobre Los Valores, no es una tarea fácil, ya que la sociedad actual ha transformado la visión de estos, en todos sus ámbitos. Y es que, hoy en día, la forma en que se ve y define los valores está totalmente tergiversada, llevando a pensar que en pleno siglo XXI, con todos los avances tecnológicos y científicos y la constante accesibilidad evolutiva a estos, lo único que parece estar estancado o incluso, atrasado respecto al desarrollo mundial, es el ejercicio personal y social de los valores en el ser humano. Tan es así que, si comparamos la sociedad actual con un barco, este estaría navegando a la deriva, de noche, sin la esperanza al menos de divisar a lo lejos la luz de un faro para que nos señale el camino correcto y así evitar estrellarnos contra las rocas.

Para entender por qué sucede esto, hay que comenzar por entender la definición de Valores, los cuales son todas aquellas conductas y acciones de un individuo, consideradas cualidades o virtudes -innatas o aprendidas- por su carácter positivo. De estos se pueden mencionar la honradez, la honestidad o el respeto, mientras que toda conducta o acción con carácter negativo, como la deshonestidad o el irrespeto, se consideran Antivalores.

Tomando como variable de clasificación, el entorno donde estos por lo general son adquiridos o enseñados, podemos encontrar cuatro tipos principales de Valores, los cuales, a su vez, están relacionados entre sí, como si de los eslabones de una cadena se tratase, por lo que, al fallar uno de ellos, se romperá el delicado equilibrio que forman las relaciones humanas, trayendo consecuencias negativas para la sociedad, e incluso, para la humanidad, como las que podemos observar hoy en día en cualquier lugar del mundo, en situaciones o hechos particulares que afectan a una persona o a un colectivo, como producto de la intolerancia o la xenofobia, conflictos armados, corrupción y abuso de poder político, etc., todos son consecuencias negativas, reales y tangibles, de la fractura de uno o varios de esos eslabones que mantienen unida esa tan frágil cadena de Valores.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la familia es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, por lo que el primer eslabón de la cadena o conjunto de Valores a mencionar son los Valores Familiares, ya que es en el núcleo familiar en donde cada individuo que lo conforma recibe un conjunto de principios éticos y morales, costumbres y creencias religiosas, transmitidos de una generación a otra, los cuales se expresan en un trato respetuoso y demostraciones de afecto entre los miembros de la familia, que inevitablemente repercutirán, eventualmente, fuera del entorno familiar, es decir, en el entorno social, por lo que, si padre y madre inculcan a sus hijos tolerancia, honestidad y respeto hacia el prójimo, estos pondrán en práctica dichas virtudes, por medio de acciones positivas con sus semejantes, en la escuela, la comunidad o el trabajo, manteniendo intacto, de esta forma, al segundo eslabón de la cadena, los denominados; Valores Culturales,conformados por el cúmulo de tradiciones, creencias, costumbres e incluso lenguas, que son transmitidas en forma de Valores dentro del núcleo familiar, pero reforzados con la educación en las escuelas o aprendidos en los centros de trabajo, el vecindario o la comunidad en donde se reside, ya que es en estos lugares, en donde la personalidad que caracteriza a los individuos termina de moldearse. Cabe señalar que hay otros factores que inciden de manera directa en la formación de Valores y Antivalores en los individuos, estos son los medios de comunicación en general, la TV, la prensa escrita o la Internet, los cuales, de forma masiva y a veces invasiva, influyen en el individuo modificando su cultura. En definitiva, los Valores Culturales son los que viven en los individuos que construyen y habitan las comunidades, que dan forma a las instituciones y que, en conjunto, refuerzan a la sociedad, por lo tanto, inciden de manera directa en los Valores Sociales, los cuales, son el tercer eslabón de la cadena y se pueden definir como la expresión ante la sociedad, de los valores culturales y familiares que llevan impresos los ciudadanos en su personalidad. Son reconocidos como parte del comportamiento social, por las mismas personas e instituciones que conforman a la sociedad en sí, y que a pesar de que, deberían estar representados en virtudes, hoy en día podemos observar que los vicios, es decir, los Antivalores, son reconocidos como normales e incluso, como algo positivo. Esto, quizás, es producto de la distorsión del mensaje que generan los medios de comunicación; o por la inoperancia de las instituciones, altamente politizadas por la necesidad de apoyo electoral; o por la falta de padres que actúen como guías en los hogares. En definitiva, es posible que cada quien tenga una cuota de responsabilidad, pero lo cierto es que, si no se toman medidas adecuadas y a tiempo, veremos cómo se verá afectado el último y no menos importante de los eslabones de la cadena; los denominados Valores Humanos. Para definirlos hay que tener en cuenta un hecho de suma importancia, y es que el mundo está lleno de millones de personas, los cuales forman parte de una gran diversidad de grupos raciales, distribuidos a lo largo y ancho del globo terráqueo. Cada uno de estos grupos conforman sociedades diversas, con Valores Familiares y Culturales distintos entre sí, es decir, si comparamos los Valores Sociales de los japoneses con los de los árabes, vamos a encontrar diferencias en muchos aspectos, tales como las creencias religiosas, lenguas o tradiciones, pero, de igual forma, encontraremos coincidencias en cuanto a la forma y cualidad, de algunos aspectos culturales, en cada uno de estos grupos sociales. Estas coincidencias culturales, son las denominadas Valores Humanos. Es así como el respeto hacia el prójimo, la tolerancia, la bondad, la solidaridad, la justicia y la libertad, son Valores inherentes a cada cultura y a cada ser Humano.

En conclusión, podemos afirmar que el mundo atraviesa, en este momento, por una crisis de Valores. Es obvio que el caos o la crisis política, social y económica que se vive en muchos países del mundo y que afecta a millones de personas, sumiéndolos en pobreza crítica, tiene su origen en la pérdida de Valores. Abusos, linchamientos personales por homofobia o xenofobia, vejaciones a personas del sexo femenino, son producto de que Valores como la tolerancia, la solidaridad e incluso la bondad hayan desaparecido. Es claro que hay responsables, son muchos y cada uno tiene su cuota de responsabilidad, pero no son los que llevan la carga total de la culpa, porque la mayor parte la tiene La Familia, ya que es allí, en esa institución, en donde se comienza a formar a las personas desde que nacen. Es allí en donde los mayores, Papá y Mamá, inculcan a sus hijos los Valores Familiaresy es en donde el respeto, la honradez, honestidad, bondad y solidaridad se deben convertir en la energía que encienda la luz de ese faro que es la familia, y nos brinde la posibilidad de retomar el rumbo que hoy parece perdido, para poder llevar a nuestra sociedad a puerto seguro.


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