La sociedad produce un gran volumen de residuos que afectan inevitablemente al medioambiente, basta con ver a nuestro alrededor. Sin embargo, no todo está perdido. Este hecho ha derivado en la creación de una conciencia de lo verde y de reciclaje, que crece cada vez más entre los consumidores y las empresas.

Ante la degradación ambiental, la creación de centros de trabajo sostenibles es una necesidad. Por ello, el reciclaje en las empresas se ha convertido en una práctica que con el tiempo se ha hecho más común: permite la transformación de los residuos en materia prima o nuevos productos para que pueden ser reutilizados.

Tradicionalmente, el reciclaje era visto en el ámbito empresarial como una acción altruista o de desarrollo social. Esta premisa se mantiene; sin embargo, la experiencia en las empresas con larga data y los nuevos emprendimientos apuntan hacia el reciclaje también como un negocio.

Recientemente, el gigante de los juguetes Mattel instauró el programa «Mattel Play Back» dentro de su plan estratégico corporativo de utilizar en 2030 el 100% de materiales reciclados, reciclables y plásticos en la fabricación de sus productos. Esto incluye el reciclaje de las Barbies, es decir, el público envía las muñecas y otros juguetes a las fábricas en lugar de tirarlos al pote de basura.

Además de Mattel, existen en el mercado otros negocios que van en esa dirección a través del marketing ecológico, el cual cuenta con la simpatía y apoyo de muchos consumidores.

Obviamente, el primer beneficiario del reciclaje es el planeta Tierra y sus ecosistemas. Cada año se producen en el mundo 300 millones de toneladas métricas de plástico y la proyección es que ese volumen se duplicará a la vuelta de los próximos 20 años si no se hace nada por revertir la situación.

A esto se suma la elevada durabilidad del plástico en lo que se refiere a su degradación, lo cual toma entre 20 y 1.000 años según el tipo que sea. Estos desechos tienen impactos devastadores en el planeta con la emisión de gases invernadero, la obstrucción de los cursos de las aguas y la acumulación en los océanos dañando la vida marina.

Aquí entra en escena la visión y filosofía empresarial del negocio del reciclaje del plástico, pero sin acabar con ese material. Un ejemplo es la iniciativa de Ecoembalajes en España, que agrupa a empresas del sector alimentos, como Nestlé y Mercadona, para gestionar el dinero destinado al tratamiento y recuperación de sus envases.

Llamada el Facebook de la basura, en la web está el emprendimiento Terktrash que da información valiosa con el trazado de rutas de los desechos desde que los botan hasta la adquisición de esos materiales por parte de fabricantes y marcas para sus procesos fabriles. De hecho, calzado, ropa, embalajes, muebles, casas, contenedores son algunos de los muchos productos que actualmente se elaboran a partir del reciclaje de desechos.

De manera que la motivación de las compañías para implantar políticas amigables respecto al medioambiente son los beneficios que aportan tanto a la sociedad -permite, por ejemplo, disminuir las toneladas de CO2 que se vierten a la atmósfera y reducir el gasto en energía- como al propio negocio, pues ayuda a crear nuevos puestos de trabajo y genera riqueza.

No hay dudas de que el reciclaje es cada vez más rentable para las empresas y representa un gran salto en los negocios.


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