Mientras en gran parte de nuestro hemisferio todavía se comenta si fue correcta o incorrecta la bofetada que le propinó un actor a un comediante el pasado domingo, me pregunto qué estarán sintiendo o a cuáles temas le prestarán atención los habitantes de Europa Oriental y, en especial, los de Ucrania y Moldavia y los de las restantes naciones con quienes Ucrania tiene fronteras.

Una gran parte de la frontera norte de Ucrania –casi que la mitad- colinda con Bielorrusia que está claramente aliada con Rusia.

El resto de la frontera norte, toda la frontera oriental y más de la mitad de la frontera sur (debido a la anexión de Crimea por Rusia y el dominio que ejerce Rusia en el mar de Azov) colinda con Rusia (forma como una letra C mayúscula pero cuya parte abierta está orientada hacia el oeste).

Toda su frontera sur debía dar hacia el mar de Azov y el mar Negro, pero la realidad desde 2014 es que solo una parte da con el mar Negro y Rumania.

Por el oeste, Ucrania limita con Rumania, Moldavia, Hungría, Eslovaquia y Polonia.

Hungría, Eslovaquia, Polonia y Rumania forman parte de la Unión Europea y pertenecen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Ucrania y Moldavia aspiran a pertenecer, al menos, a la Unión Europea.

A vuelo de pájaro, la población de Ucrania, Rumania, Moldavia, Hungría, Eslovaquia y Polonia debe estar cerca de 83 millones de habitantes.

Son 83 millones de personas a quienes la vida les dio un vuelco hace 38 días y ahora los rusos y los bielorrusos están mostrando sus colmillos nucleares y lo han hecho ya en repetidas oportunidades.

Los 83 millones conocen ya cómo funciona la negociación rusa: todo para Rusia. Y cómo funciona Putin: envenenando. ¿En qué pensarán al irse a dormir? No les pasarán inadvertidas las amenazas. Los rusos y los bielorrusos amenazan –quizás sea más adecuado usar la forma verbal “extorsionan”- no solo a Ucrania, no solo a Europa Oriental,  sino a todo el planeta, en un chantaje geopolítico: o cumplen mis demandas o arraso con Ucrania y contamino con radiación hasta donde alcance la fuerza de los vientos. Si las naciones del mundo dejan a Rusia y a Bielorrusia alcanzar sus objetivos, ¿qué impediría que mañana vengan por más territorios? Si plantan un frente en contra de Rusia y de Bielorrusia, ¿desatarían la tercera guerra mundial? ¿Qué es correcto o incorrecto, dejar hacer o enfrentarse a Rusia y a Bielorrusia?

Ya esas 83 millones de personas deben saber que aquellas frases en el texto tan hermoso, evocador, ejemplar, democrático y enaltecedor de la libertad en el Tratado de Belavezha del 8 de diciembre de  1991 son tan falsas como las frases similares que aparecen en la constitución de la Federación de Rusia vigente que, por cierto, si no fuera por lo trágico de la realidad, lo que provocan es risa.

Estas fueron las bases en que se fundaron los rusos y los bielorrusos de aquel entonces para pactar con Ucrania:

“Basados en la histórica comunidad de nuestros pueblos y los vínculos establecidos entre éstos,

considerando los acuerdos bilaterales firmados entre las Altas Partes Contratantes,

aspirando a crear estados democráticos y de derecho, teniendo intención de desarrollar sus relaciones

sobre la base del mutuo reconocimiento y respeto de la soberanía estatal, del derecho

inalienable a la autodeterminación, los principios de igualdad de derechos, y de no injerencia

en los asuntos internos, la renuncia al uso de la fuerza, a métodos de presión económica o

cualquier otro método de presión; sobre la base de la solución de conflictos por medio de

acuerdos y de otros principios y normas del Derecho Internacional universalmente reconocidos,

teniendo en cuenta que el futuro desarrollo y fortalecimiento de relaciones de amistad, buena

vecindad y cooperación mutuamente beneficiosa entre nuestros Estados responden a los

auténticos intereses nacionales de nuestros pueblos y sirven de base para la paz y la

seguridad, reafirmando nuestro compromiso con los fines y principios de la Carta de Naciones

Unidas, el Acta Final de Helsinki y otros documentos de la Conferencia sobre Seguridad y

Cooperación en Europa, comprometiéndose a observar las normas internacionales

universalmente aceptadas de derechos humanos y de los pueblos, acuerdan lo siguiente:…”

Listo de seguidas las quince patrañas: (1) “Estados democráticos y de derecho”, (2) “mutuo reconocimiento”, (3) “respeto de la soberanía estatal”, (4) “[respeto] del derecho inalienable a la autodeterminación”, (5) “principios de igualdad de derechos”, (6) “[principio] de no injerencia en los asuntos internos”, (7) “renuncia al uso de la fuerza, a métodos de presión económica o cualquier otro método de presión”, (8) “solución de conflictos por medio de acuerdos y de otros principios y normas del Derecho Internacional universalmente reconocidos”, (9) “relaciones de amistad”, (10) “buena vecindad”, (11) “cooperación mutuamente beneficiosa”, (12) “paz”, (13) “seguridad”, (14) “compromiso con los fines y principios de la Carta de Naciones Unidas, el Acta Final de Helsinki y otros documentos de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa”, (15) “observar las normas internacionales universalmente aceptadas de derechos humanos y de los pueblos”, acuerdan lo siguiente:…”

Las naciones del planeta se encuentran ahora en un gravísimo dilema.

Dios guarde a V. E. muchos años.

Twitter: @Nash_Axelrod

 


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