La agenda 2030 es un plan de acción de las Naciones Unidas. Esa agenda plantea 17 objetivos para cumplirse a más tardar en el año 2030. Son muy variados y cuando uno los lee encuentra  que todo suena muy bonito: “queremos acabar con el hambre en el mundo”, “que las personas vivan en paz”, “que sean libres e iguales”, etc. Cuando uno lee eso como se adormece porque está leyendo una pieza de marketing político. Pero cuando se comienza a leer entre líneas, se va encontrar que entre las distintas metas de los 17 objetivos se extraen subliminalmente algunas cosas que ya no son tan claras. Por ejemplo en cuatro objetivos aparece la legalización del aborto, la ideología de género impulsada hacia los niños en los colegios. Una de las metas de educación llama a que los niños sean educados para la ciudadanía global, cuando en realidad nosotros somos ciudadanos, no del mundo sino de estados nación…¿será que se está formando un gobierno global? (Laje Agustín,  2022).

Desde la perspectiva teológica, Dios crea al mundo y crea todo lo que en él existe. En el sexto día crea al hombre, y el hombre al llegar al mundo comprende que hay cosas físicas, Génesis 1, 1: “Dios, en el principio creó los cielos y la tierra”. Pero luego viene Génesis 1, 2, y expresa lo siguiente: “La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”. El Espíritu divino es la primera vez que se menciona en la Biblia, lo que da a entender que existe un ente intangible e invisible que se complementa o integra  con la  materia o mundo físico terrenal.

Al respecto tómese en consideración la cita de Colosenses 1, 15-16:

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Este pasaje bíblico nos deja claro que existen dos mundos, el que podemos ver, y el que es invisible. También nos menciona que hay existencia en la tierra (visibles) y en el cielo (invisible). Ahora bien, esto nos deja muy claro que cuando tenemos un enfoque materialista, se niega la existencia del todo creado por Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son  no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14).

Sin embargo, en la realidad tridimensional, nuestros sentidos interactúan estricta y exclusivamente con la materia, es decir, con las cosas que nos rodean. Al enfocarnos netamente en los sentidos, podemos asumir una postura determinista, ajustable ésta, a la corriente de pensamiento que guarda afinidad con el materialismo, que en resumidas cuentas integra el paradigma de considerar a todo lo que existe en términos de la materia: fuera de ella no existiría más nada.

Evidentemente el pensamiento humano no es una cuestión innata, sino por el contrario es producto de todo lo que se capta y recoge del entorno. Tanto así que si se borra o resetea por cualquier factor o circunstancia la memoria humana o el nivel de conciencia,  el  pensamiento también tendería a reducirse,  y solo recomenzaría a acumularse nuevamente a través de la información que se capta con los sentidos en la interacción continua con el medio ambiente y todo lo que ello representa en el campo cognitivo, emocional, moral, ético, religioso y espiritual.

En tal sentido:

Muy ocupados en la vida mundana y en estar informados de lo terrenal que llena los pensamientos de cuestiones banales y enfermizas, pero para la oración y la lectura meditada de las Sagradas Escrituras no se tiene tiempo, desconociendo que a través de ellas, como fuentes inagotables de salud y sabiduría, el Santo Padre favorece mejor la comprensión de su Santa Voluntad (San Lucas 6, 12-19).

De tal manera, que si lo que se recibe o capta del exterior a la persona se fundamenta en la materialidad y los criterios terrenales, por supuesto que el pensamiento se nutre de tales fundamentos y con ellos se impulsan los actos y procederes de las personas. Así que por ejemplo, la vigencia de la ideología  económica de Mahatma Gandhi (1869-1948), basada netamente en principios espirituales, cobra mayor relevancia cuando se logra  reconocer que  el pensamiento que se acumula y habita en la mente humana, se forma gracias a la interacción continua con el mundo exterior: impregnado de materialismo y todo lo que implica:

Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Cuida tus palabras porque se transformarán en actos. Cuida tus actos porque se harán costumbres. Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino, y tu destino será tu vida.

En contraposición, según los planteamientos teóricos en el ámbito de la mecánica cuántica, como puede constatarse por parte del físico nuclear Amit Goswami, además fundamentados en sus diferentes obras, tal el caso de Economía cuántica o Quantum economics (2016),  existe una estrecha relación entre la ciencia y la espiritualidad, donde la tendencia es que Dios ocupe cada vez más un mayor interés en el campo rigurosamente científico en todas las áreas del saber y el conocimiento.

A este respecto, la neuroteología o neurociencia espiritual, la pneumatología y la neurocardiología, cada una con sus particulares criterios metodológicos y epistemológicos, yuxtaponen sus perspectivas de estudio y análisis para obtener una mejor comprensión de la conducta de los seres humanos en su interacción con la materia pero dentro de un espectro inmaterial o espiritual. Y valga como corolario ilustrativo de lo anterior, las demostraciones científicas del Dr. Ricardo Castañón con relación a la presencia de Jesucristo en la eucaristía (Ver: https://bit.ly/3I4SKNS )

¿Quieren vivir eternamente?

La eucaristía, es el gran patrimonio espiritual que tenemos a disposición todos los bautizados (como cristianos católicos), el mayor y mejor nutriente del ser interior que existe, pero desafortunadamente (85% de los feligreses no asiste a misa) es despreciada, desperdiciada o desechada por la cultura de la anorexia espiritual, la cual redunda en conformar una actitud (incluso en lo cognitivo, afectivo y conductual) de negarse por la razón que sea a diferir el acto de comulgar, lo que se traduce en una progresiva “desnutrición” incorpórea y la consecuente afectación del sistema inmunológico espiritual del individuo.

Aunque la “sabiduría divina” es deficitaria, es innegable la amplia inteligencia terrenal del ser humano que ha impactado favorablemente a un crecimiento sistemático del nivel de conocimiento aplicado e innovador en todo el contexto mundial; pero con todo ello, más aún en esta nueva era caracterizada por la evidente implementación de un plan maestro globalista, que tiene como objetivo exterminar las bases cristianas de la sociedad occidental (¿Por qué cree que se afirma con insistencia que existe una crisis de valores?), contradictoriamente el individuo no se ha percatado o no se quiere dar cuenta,  que su vida que tanto desea prolongar,  solamente es posible a través de Jesucristo: “el que coma de este pan vivirá para siempre”  (Juan 6, 51).

En efecto, el que coma de este pan, el que se nutra de este pan celestial vivirá eternamente en su configuración espiritual: porque cuando se llegue al momento final de la muerte que sea una vez, y solamente en su estructura material: en la parte física que tanto se empeñan algunos de hacer prevalecer como único propósito existencial. Por tanto: el que comulgue, el que coma del pan sagrado, obviamente en estado de gracia, confesados y  sin pecados mortales, vivirá para siempre. Amén.

Digresión

A nivel subconsciente se está procesando. El yo interno, espíritu, alma, corazón y cerebro lo están integrando:

El «conteo regresivo» está en marcha (Mateo 25, 31-40). Así que más que diversos cambios que está experimentado la humanidad, es una transformación de todos los patrones de conducta, fundamentalmente debido al rompimiento de las bases morales de la existencia humana. Mucho más allá del planteamiento religioso, se hace una abstracción inmediata de las prioridades que el hombre (mujer y varón) está obligado a convertir a favor de la espiritualidad, de lo contrario será fácilmente absorbido por el sistema mundial de necropolitica y necroeconomía, donde la ancestral confrontación aparente y superficial entre el capitalismo y socialismo, ya se les hará develar completamente la careta, y así pasar a consolidar un escenario de carácter neofeudal…

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2022.Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)

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