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Antecedentes

La presidencia de Argentina está ocupada desde el año 2019 por el abogado Alberto Fernández, y Cristina Kirchner está de vicepresidente y ocupa un puesto también de senadora. En este aspecto, la famosa revista The Economist ha calificado su presidencia como una “administración débil, debido al peso específico en la toma de decisiones de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidente y líder de la coalición que llevó a la Casa Rosada a Fernández, quién ha calificado a la vicepresidente de “fuente de consulta”.

Sea como sea su gobierno ha estado muy cuestionado por el manejo de la economía con varios tipos de cambio, que no han logrado domesticar al monstruo de la inflación reptante de 50% aproximadamente, y por si fuera poco, el pésimo manejo de la pandemia del covid-19.  Para los lectores venezolanos, hay que aclararles que no es novedoso que Argentina esté sometida a una crisis económica. Desde los años cincuenta ha sido cliente habitual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha experimentado desde dictaduras militares hasta hiperinflaciones, y crisis bancarias.  Por estas razones, estas elecciones legislativas se plantearon como una batalla para rechazar o aprobar las malas políticas públicas del dúo Fernández-Kirchner.

¿Qué estaba en juego?

Los argentinos fueron a las urnas para renovar 127 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y 24 de las 54 bancas de la Cámara de Senadores. Y estaban inscritos 34.332.992 votantes.  Los resultados fueron los siguientes en la Provincia de Buenos Aíres: Juntos por el Cambio (gente de Macri más otros partidos aliados) 39,81% y Frente de Todos (Fernández-Kirchner) 38,53%, Y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aíres los resultados fueron: 47,01% Juntos por el Cambio; 25,1% Frente de Todos y 17% Libertad Avanza de Javier Milei. Este tercer lugar lo obtuvo un superliberal, quien en los últimos años en comparecencias en los medios ha concitado mayoritariamente a los jóvenes contra el status quo de un gasto fiscal que se agota en más inflación y menos bienestar para los argentinos.

El éxito fue tal que hasta el periódico izquierdista español El País ya comienza a atacarlo, escribiendo que su lleno en el mítico Luna Park no fue total. También los liberales José Luis Espert -obtuvo su diputación nacional por la Provincia de Buenos Aíres ganándole a la ultraizquierda- y Ricardo López Murphy -electo en las listas de Juntos por el Cambio- lograron entrar en el nuevo Congreso. Ya han firmado un pacto entre los tres (uno para todos y todos para uno) de apoyarse mutuamente en el nuevo Congreso de la nación.

El presidente ha sentido el golpe al punto de que él dice que ha “ganado” cuando ha perdido el tan necesario quórum para montar leyes y más impuestos. Y consciente de esta situación mendiga por un diálogo. Tal como decía J. P. Sartre, constructor de una moral atea, el mal consiste en elegir lo falso en lugar de aceptar lo verdadero, entonces simulando que ha ganado, Alberto Fernández y su círculo de áulicos han elegido por el mal.

Hoy por hoy, la Argentina que en un tiempo ya lejano era el país con menos pobres en América Latina ya tiene una pobreza que alcanza a más de 40% de la población total, con una inflación según los últimos datos del 51% que pulveriza el poder de compra de los más pobres. La creación de dinero inorgánico bajo el régimen prosocialista del dúo Fernández-Kirchner no baja la pobreza, sino que la incrementa a niveles cada día más insostenibles. Cerrar el país al comercio exterior mediante aranceles y toda clase de prohibiciones no ayuda para nada. El dólar “blue” (no oficial) sigue en alza.

Desde el punto de vista político, los resultados son un escopetazo a la cara de la Cancillería argentina que apoya sin ambages a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Es más, la situación de Venezuela fue citada varias veces por los candidatos de la oposición como la dirección nefasta hacia la cual el gobierno de Alberto Fernández pretende llevar al pueblo argentino. La inflación no es culpa de los dueños de bodegas, de supermercados, de carnicerías, de pescaderías de hipermercados, sino del gobierno que gasta más de lo que le ingresa. La   deuda con el FMI ya alcanza los 19.000 millones de dólares, no pagarla condenaría per secula seculorum a Argentina a no volver tener crédito externo.

Conclusión

Por último, ojalá los comicios en Venezuela donde un cenáculo llamado Consejo Nacional Electoral da los resultados después de consultarlos por arriba, fueran tan transparentes como los realizados en Argentina en estos días, donde los resultados los dieron casi en su totalidad a las 9:00 pm. Para nada hay confianza en Venezuela en las elecciones que serán realizadas el 21 de noviembre. Alea jacta est.


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