Eldric Sella Tokio
Foto AFP

Aunque se sienta desilusionado porque no pudo ganar una medalla, el boxeador Eldric Sella cumplió con una tarea muchísimo más importante, la de poner en el foco mundial la tragedia de los migrantes venezolanos. No se trata de un cuento de huida y escape como en las películas de Hollywood. El cuento del deportista es el de miles de compatriotas que buscan sobrevivir en otro país.

Como siempre, la simpleza del razonamiento del canciller del régimen es insólita. De acuerdo con él (y lo que sabe de diplomacia, que no es mucho), Sella no puede ser refugiado porque nadie lo persigue. Si se tomara el trabajo de investigar, la mayoría de los que se han ido pueden decir exactamente lo mismo, pero eso no les hace menos urgente la huida.

A ver, señor Arreaza: huyen del hambre, de las dificultades para mantener a su familia, de la escasez de medicamentos, de las condiciones paupérrimas de vida, de la violencia que los atrapa y los rodea, de la falta de libertad, de la ignominia y la maldad que ejercen unos cuantos que se sienten poderosos sobre los menos favorecidos. Se van porque sienten que no hay posibilidades para superar unas condiciones de vida que les han impuesto, ni siquiera porque no han hecho el esfuerzo de surgir.

Un muchacho del 23 de Enero ha sido capaz de contar eso y sus circunstancias le dan la vuelta al mundo. No es lo mismo un opositor al que quieren cerrarle la boca (y por eso lo persiguen) que un joven que sabe que no tiene futuro. Aunque ninguno de los dos merece perder su país. Pero el instinto de supervivencia y ver sus sueños truncados llevaron a Sella a tomar la decisión de dejar Venezuela. Y en poco tiempo, dos años, pudo con mucho esfuerzo retomar su entrenamiento y clasificar a las Olimpiadas. Así que, para que le quede claro a quien fue yerno de Chávez y a todos los de la cúpula que ordena desde Miraflores, a Sella lo perseguía el hambre y las necesidades, pero eso ustedes lo saben de sobra.

La realidad es que cada uno de los deportistas venezolanos que clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio tiene una historia de impresionante sacrificio, pues el régimen no los ayuda desde hace muchos años. La mayoría entrena fuera del país y para mantenerse trabaja en lo que sea. Demasiado han conseguido con estar en Japón.

Trinidad impidió el regreso de Sella y Acnur los está ayudando en el reasentamiento. Pero de una cosa estamos seguros, el país que lo acoja será premiado con un deportista que está acostumbrado a dar el máximo de sí mismo y que igual lo hará para seguir creciendo.


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