“Ni electoralismo ni simple abstención ante unas elecciones fraudulentas” tuiteaba el amigo @eleazarnarvaez en estos días. En su opinión, es indispensable la movilización de la ciudadanía y de los partidos en una lucha política organizada y unitaria que desemboque en unas elecciones libres y transparentes en nuestro país.

De acuerdo. Ahora, cabe preguntarse: ¿cuáles partidos, si estos han sido secuestrados con todo y sus colores?  Ya sabemos que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Maduro decretó medida cautelar suspendiendo la Dirección Nacional de la organización política Voluntad Popular, como antes había hecho con Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Copei. Y que con los nuevos directivos comprados a dedo se van los símbolos y colores directo al tarjetón mentiroso de unas elecciones amañadas de resultado ya cantado por el mismísimo Padrino. Pero, sobre todo, cabe preguntarse: ¿Cuál ciudadanía? ¿Estamos los ciudadanos venezolanos preparados para librar este combate histórico al que nos obligan las circunstancias?

La desesperanza parece ser hoy el sentimiento dominante en una sociedad que, aunque mayoritariamente opuesta al régimen, se encuentra desmovilizada y confundida.

Los ciudadanos deben ser educados en los deberes y derechos que les incumben, incluyendo las elecciones. Los votantes que no entienden la lógica detrás de una elección, y las consecuencias derivadas de los resultados, están en una seria desventaja. Al estar mal informados o desinformados les resulta difícil tomar buenas decisiones.

¿Cuántos son conscientes de los trucos electorales con los que se intenta legitimar esta narcodictadura que ha hecho de Venezuela candidata segura a engrosar la lista de Estados promotores del terrorismo?  ¿A cuántos no les importa con tal de abultar sus cuentas bancarias? ¿Cuántos más mirarán para otro lado con tal de asegurarse una CLAP?

Luce impostergable iniciar una campaña para educar al ciudadano sobre la importancia de las elecciones como instrumento de la democracia y la democratización, y sus responsabilidades en un contexto electoral.

Antes en Venezuela el encargado de esta encomiable tarea era el CNE y, en menor medida, los partidos; ahora que todos nadan en la marea socialista, ¿quién educa al ciudadano?

Con 20 años de información contradictoria sobre lo que es y no es democracia, ni siquiera podemos contar con que la mayoría de la población en edad de votar tenga un nivel básico de formación cívica democrática.  El control social y la hegemonía comunicacional puestos en práctica por el chavismo han obnubilado a un gran público. Se confunde participación con militancia ciega.

No caigamos en la tentación de resignarnos y renunciar a la lucha. Levantar las expectativas y movilizar a la sociedad es perfectamente posible, pero la movilización no puede ser un fin en sí misma sino, como señala Narváez, el medio para producir unas elecciones libres con observación internacional.

La campaña a la que nos referimos puede ser promovida desde las escuelas y universidades, las organizaciones de la sociedad civil y, tal vez, por algunos medios y autores independientes. Pero no solamente. O inventamos o erramos. Todos estamos llamados a educar(nos) en ciudadanía. Esta formación debe ser muy crítica.

Como le escuchara decir a Víctor Rago, otro amigo ucevista, “la participación electoral significa involucrarse en todos los aspectos del proceso, leyendo, informándose, denunciando, reclamando, proponiendo, documentando… Será eso lo que determine si se vota o no y qué hacer en definitiva”.

Así sea solo para animarnos, les recuerdo que como consecuencia de una elección han salido regímenes tan represivos como los de Pinochet en Chile (referéndum 1988 – elecciones conjuntas presidenciales y parlamentarias 1989), Milosevic en Serbia (elecciones generales 2000), o Yanukovich en Ucrania (elecciones presidenciales 2014). Con sus particularidades, resultan una prueba palpable de que la sociedad civil es imparable cuando se organiza estratégicamente.

@mariagab2016

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!