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Las noticias que llegan desde las localidades que fueron afectadas por las fuertes lluvias son muy tristes. Pero hay una especialmente descorazonadora: los guardias nacionales impiden el paso de los camiones que llevan comida e insumos para los damnificados.

¿Quién dio esa orden? ¿Quién es el inhumano que les dijo a esos soldados que no dejaran pasar camiones ni carros con ayuda humanitaria, medicamentos, comida, pañales y agua? ¿Quién se atreve a algo tan cruel? Es como si quisieran sentenciarlos a muerte.

Como lo dijimos antes en este editorial, suele suceder, porque de esa historia los habitantes de Vargas tienen muchos cuentos. Desde 1999, cuando ocurrió el terrible deslave, se sabe que la ayuda solo llega si tiene un sello político. Los chavistas no fueron capaces de distinguir ni priorizar las necesidades reales de los pueblos afectados en aquella oportunidad y al parecer siguen actuando igual.

Ha pasado con la ayuda humanitaria que han tratado de traer al país muchas organizaciones no gubernamentales. Era de esperarse que lo mismo ocurriera con el socorro que se envía a las poblaciones de Mérida afectadas por los aguaceros. Sobre todo porque se avecinan unas elecciones.

No se concibe que haya gente que quiera sacar provecho de la emergencia. Las víctimas no esperan. Lo que recogieron los voluntarios de organizaciones como Caritas, de manos de la Iglesia Católica o de personas solidarias que han donado insumos dentro y fuera del país, el sábado no pudo llegar a su destino. No contaban con los guardias nacionales.

Pero, insistimos, ¿quién dio la orden de tal desatino? Incluso, hubo que rogarles a los soldados que permitieran llegar un vehículo con vacunas antitetánicas que se podían dañar. Sin embargo, es bueno recordarles a todos los guardias que si una orden les parece injusta pueden dejarla de cumplir. También es bueno que sepan que los delitos contra los derechos humanos no prescriben ni se perdonan al decir que solo estaban «cumpliendo órdenes”.

Esto es inconcebible. Aunque ha sucedido antes en estos 20 años de gestión chavista, no deja de indignar. En vez de proteger al pueblo, al que se debe cualquier gobierno, lo que hacen es ponerlo de rodillas para conseguir un voto.

Ojalá que alguno de los de la cúpula madurista tenga un poco más de corazón y le diga al militar desalmado que dio la orden que deje llegar la ayuda. Se esperan más lluvias y si este «comandante» no entiende que primero es la gente, por lo menos que dejen que los que sí tienen intenciones de ayudar lo hagan. Total, las ONG tienen años haciéndoles el trabajo.


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