Un día como hoy 28 de mayo, en 1976, ocurrió un hecho histórico musical que, para nuestra gran fortuna, quedó grabado y fue distribuido de manera comercial en discos de vinilo. Si usted está leyendo esta columna, probablemente sea, como yo, un fanático seguidor de la música latina llamada salsa. Y si además de eso, resulta que ya conocía esta columna, entonces muy probablemente me haya honrado con la lectura de una publicación anterior llamada “Ray Barretto: Un tambor partido en dos”, donde comentamos que Raymond Barretto Pagán, el fundamental percusionista del género también conocido como “el manos duras”, se movió indistintamente con soltura y autoridad entre la salsa, el jazz, el soul, el boogaloo y el jazz rock.

En el año 1975, Barretto sintió que su música debía trascender y que debía llegar a otras audiencias. Entonces decide terminar con su orquesta de salsa, por consiguiente, con su contrato con el sello Fania, y firma uno nuevo con Atlantic Records, un sello fundado en 1947 por Ahmet Ertegun y Herb Abrahamson que rápidamente se convirtió en uno de los más importantes en el jazz, el rhythm and blues y la música soul. Para que tengamos una idea, Atlantic fue la casa de leyendas como Aretha Franklin y Ray Charles, entre muchos otros.

Siendo el caballero y el gran profesional que siempre fue, Barretto quiere hacer las cosas de la mejor manera posible, por lo que acuerda con Fania y con Atlantic la producción de un concierto. Una fecha única en el legendario Beacon Theater de Nueva York: viernes 28 de mayo de 1976. Sería su despedida de la salsa y su bienvenida a la música “no latina”. Es importante mencionar también que la selección del lugar no fue casual ya que artistas como Supertramp, Queen y Grateful Dead, entre muchos otros, se presentaron en el Beacon a mediados de los setenta.  El teatro no tenía por costumbre albergar conciertos de música latina, incluso en algún momento comenzaron a llamarlo “el Carnegie Hall del Rock”.

El poster que anunciaba el concierto incluía una promesa sencilla: “To be recorded live with many, many guest artists” (será grabado en vivo con muchos, muchos artistas invitados). Esa promesa se cumplió. El concierto se grabó, afortunadamente para los melómanos, con muy buena calidad de sonido (el mítico Jon Fausty fue el ingeniero de sonido) y sí, tuvo muchos, muchos artistas invitados. Del concierto se editarían dos discos: un álbum doble que comercializaría Atlantic llamado Tomorrow, y otro sencillo llamado “Gracias” que entraría al catálogo de la Fania. Barretto otra vez en el medio de dos mundos le decía “gracias” a la salsa y a los salseros mientras ponía su vista en el mañana (tomorrow) y en el camino que emprendería a partir de ese momento.

En mi muy modesta opinión, el disco que editó Atlantic es mucho más completo y mucho más rico musicalmente en comparación con el de Fania, y seguramente eso sería parte del acuerdo. Siendo la nueva casa de Barretto, el sello tendría la primera opción de escoger los tracks que mejor dibujaran la imagen de su recién firmado artista. Lamentablemente para Barretto (y seguramente también para Atlantic) lo mejor de Tomorrow son los temas concebidos desde la salsa de Nueva York. Los temas no-latinos, “Vaya”, Night Flowers” y “Slo Flo” son impecablemente ejecutados, pero parecían más temas musicales de series policiales de esa época que la música que iniciaría un futuro brillante lejos de los escenarios latinos para “el manos duras”.

En cambio, los temas latinos de este disco no tienen desperdicio: “Ahora sí que vamo’ a gozar” es una descarga, un tanto sofisticada pero muy efectiva, arreglada por el colombiano Eddy Martínez que cuenta con el solo de timbal de un muy joven Jimmy Delgado (18 años) y del propio Barretto en las tumbadoras. “Ban Ban Quere” inicia con un tremendo solo de flauta traversa de Artie Webb, que luego da paso a la orquesta con la voz de Rubén Blades. “Guararé”, con la voz del puertorriqueño Tito Gómez, incluye una maravilla de solo de mi tocayo Alejandro “el Negro” Vivar, el supertalentoso trompetista cubano que “incendió” con su estilo las descargas/cuban jam sessions de Cachao. “Cocinando”, uno de los experimentos previos del crossover de Barretto, nunca tuvo mejor escenario. Aunque esta versión en vivo fue un tímido saludo a la versión original en estudio. Pero lo mejor de todo estaba aún por llegar.

El big finale, como dicen los productores de espectáculos en Hollywood y en Broadway, vendría con un tema que fue bandera en la carrera de Barretto: “Que viva la música”. Conceptualmente, no podía ser otro el tema que cerrara el concierto:

La música es el arte

De expresar

Con emoción

Los sentimientos, sinceros

Del corazón

Por eso digo

Con gran orgullo

Pero que viva

La música.

El tema celebra a la música sin importar de donde provenga. Exactamente la premisa de este concierto y precisamente el concepto musical de la carrera de Barretto. En esta versión en vivo participan todos los cantantes (Rubén Blades, Adalberto Santiago, Tito Allen y Tito Gómez); Roberto Rodríguez (compositor del tema), cubano miembro fundamental de la banda de Barretto desde los sesenta, se encargaba del solo de trompeta, mientras que la descarga de tumbadoras de la versión original es sustituida por los solos de timbal del invitado especial Tito Puente seguido por el cubano Orestes Vilató.  Es difícil pensar en un tema de más de 14 minutos que no se haga tedioso. Esta versión no decae ni un segundo. Va creciendo mientras va sumando talento, energía, alegría y mucho sabor. El concierto de despedida no fue más que un “hasta luego”. En lugar de cerrar un capítulo lo dejó abierto y envuelto en llamas hasta que él mismo decidió venir a apagarlo.

No puedo dejar de pensar que los ejecutivos de Atlantic presentes en el concierto, después de admirar este despliegue de talento en una música donde Barretto se movía como pez en el agua, se habrán hecho la pregunta: ¿Por qué quiere dejar la música latina? El experimento sólo duró tres años y Barretto volvió como el hijo pródigo a esta música que le debe tanto y que lo recuerda cada vez que retumban sus tambores en cualquier rincón del planeta.

Coda: Barretto no solo era un gran músico y un gran artista. También era un hombre muy culto y muy inteligente. Lean lo que escribió en el disco Tomorrow y acompáñenme a admirarlo en su justa dimensión:

“Gracias a los muchos músicos, vocalistas y amigos que se han asociado con mi carrera en estos agitados años. Lo único que me queda más claro ahora es que cada uno de nosotros estuvo, y está, involucrado en la lucha por la supervivencia, el reconocimiento y el respeto no solo por nosotros mismos como individuos, sino también por nuestra música, que podría haber sido totalmente ignorada. o tragado en la corriente principal, disecado desde sus raíces. Gracias también a Ralph Mercado y Ray Avilés, quienes nos cedieron el escenario del Beacon Theatre por una noche para que naciera una nueva banda; a Jerry Masucci de Fania Records y Ramón Silva de Atlantic, dos personas que comparten el sueño de una mayor exposición de nuestra música y están trabajando para hacer realidad ese sueño; ¡y gracias a la gente, las personas que salieron y nos mantuvieron con vida mientras esperaban que el resto del mundo se pusiera al día!”. Ray Barretto

@alemarquis


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