Desde 2014 hasta 2021, el PIB venezolano se redujo en 80%. La normalización poscovid, la reactivación de la capacidad ociosa del aparato productivo nacional y el aumento de los precios del petróleo a raíz de la guerra de Rusia contra Ucrania apuntalan la reactivación de sectores productivos que estaban trabajando a solo 20% de su capacidad. Conindustria estima que el sector manufacturero crecerá 10% en 2022, y argumenta que puede ser mayor si se extienden a todas las zonas industriales del país los beneficios recientemente aprobados en las Zonas Económicas Especiales.

La AN aprobó modificaciones a la Ley de ZEE para incentivar inversiones privadas en los sectores de petróleo, gas, energía, petroquímica, minería y turismo. El gobierno abandona el modelo nacionalista, estatista y expropiador, y se abre a la inversión extranjera a la cual ofrece exoneraciones de impuestos y bajos salarios para que vengan a explotar los recursos naturales que el país tiene.

La apertura del mercado interno a importaciones sin arancel, el abandono de los controles de cambio y precios, la desregulación y liberalización de la economía, la privatización de la gestión y propiedad de empresas públicas mal administradas que pueden ser rentables, la promoción de exportaciones no petroleras, la apertura a la inversión extranjera, y la contratación de operadores privados para levantar la extracción de petróleo, son pasos hacia una mayor apertura y liberalización económica que marcan un giro radical en la política económica venezolana. Estos factores, aunados al repunte en los precios del petróleo, se conjugan para apuntalar la reactivación económica de Venezuela.

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, durante el primer semestre de 2022, la actividad económica en Venezuela aumentó 12,3%. Para el segundo semestre, diferentes fondos de inversión, organismos internacionales y consultoras nacionales coinciden en que la economía venezolana continuará recuperándose.

Para 2022, el banco Credit Suisse estima una recuperación de 20%; la Cepal ubica a Venezuela entre los países de mayor crecimiento en Latinoamérica, con un pronóstico de 5%; mientras que el FMI estima que el PIB venezolano crecerá 1,5%.

En Venezuela, la inflación seguirá siendo alta, pero menor que la de los últimos cuatro años. En junio se presentó un repunte del índice de precios por encima de un dígito, al registrar 14,5%. La inflación acumulada en el primer semestre de 2022 fue de 53,8% para una inflación anualizada entre junio de 2021 y 2022 de 170%, bastante menor que el 686,4 % de la inflación oficial calculada por el BCV para 2021.

Independientemente de lo que pase con las sanciones, todos estos organismos internacionales coinciden en que 2022 será un año de recuperación para la economía venezolana. Conociendo lo conservadoras que son las estimaciones de la Cepal y el FMI, este desempeño pudiera ser mejor si Venezuela recupera el mercado estadounidense y logra vender el petróleo sin descuentos y sin pagar sobreprecios a las navieras que lo transportan. Así, el país recibiría un aumento significativo de divisas que podría destinar a atender la emergencia humanitaria y repotenciar servicios públicos de electricidad, agua, gas, telecomunicaciones e infraestructura hospitalaria, educativa y vial.

Para garantizar que los ingresos adicionales derivados de la flexibilización de las sanciones sean destinados a estos fines y administrados con transparencia, es necesario crear un Fondo Humanitario Nacional, bajo supervisión internacional.

 

@victoralvarezr


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