Cuando había visita en casa y un hermano menor cometía una rubiera, el pater familias solía sentenciar el bochornoso incidente por la travesura infantil. Imagínense ustedes ahora qué pensarán los señores de la Unión Europea, Estados Unidos, ex Grupo de Lima, etc, con el desmadre anunciado sobre el gobierno interino por el ex comisionado Julio Borges en una fría mañana bogotana.

En verdad allende los mares les debe oler muy mal lo que pasa en un país donde la dictadura madurista evidencia una vez más su talante tirano, con las cuestionadas elecciones regionales, al arrebatar sin un solo tiro competencias exclusivas y concurrentes a las 3 gobernaciones ganadas por opositores, y repartir inhabilitaciones para adjudicarse la gobernación perdida en el estado Barinas.

Al mismo tiempo, quienes aspiran a ser el relevo del siniestro régimen sucumben en una trifulca que avergüenza al gentilicio, al demostrar su incapacidad de ser alternativa al endosarse las facciones de la cúpula del G4, acusaciones de corrupción, de nepotismo, de secuestro del poder, sin miramiento alguno, como si se tratara una pelea de botiquín de pueblo.

Por supuesto que hay tropelías que no se deben esconder y sobre todo superar, siendo la más prominente el sufrimiento causado a todo un país por la atroz dictadura gestada por el oriundo de Sabaneta, y consolidada por el de Cúcuta, que nos ha retrotraído del siglo XXI al siglo XIX en todo el sentido y dimensión de la tragedia que vive Venezuela.

Si bien es cierto que al instalarse el gobierno interino en 2019 se han sucedido todo género de corruptelas, pasos en falso como el 30 de abril, operación Gedeón y una serie de etcéteras, que culminan su performance con la guinda de la torta en Monómeros, empresa venezolana otrora exitosa ahora quebrada por las pillerías del G4, no se debe olvidar que el gobierno interino no le pertenece a esta cúpula incapaz.

Ha sido un logro del pueblo venezolano que un diciembre 2015 votó masivamente, al otorgarle mayoría calificada (más de dos terceras partes) en el Parlamento Nacional a la oposición, otorgándole poder suficiente para acabar con la dictadura madurista y desmantelar el proyecto de estado comunal, que luego malbarató a lo largo de estos 6 años en aventuras y desventuras que han agravado aún más la situación de un país en ruinas.

Aún así el gobierno interino y a pesar de su cúpula incapaz, continúa siendo una cabeza de playa que no puede ser abandonada, al significar una trinchera al menos a nivel internacional del pueblo venezolano frente a los desmanes del régimen autoritario.

Por tanto, es detestable la posición del ex comisionado de Relaciones Exteriores, Julio Borges, de pretender disolver el único instrumento factible que tiene la población para enfrentar la dictadura, como si tratara de un juguete que a capricho lanza el funesto personaje al cesto de la basura,

Si a ver vamos, los cubanos y los españoles hubieran deseado frente a los Castro y frente a Franco tener al menos un gobierno interino que los representara frente a los desmanes de estas dictaduras. En España hubo un gobierno republicano en el exilio de poca duración, teniendo que soportar el pueblo español 40 años hasta la muerte del Caudillo en 1975, y en Cuba solo han tenido entre otras iniciativas, las damas de blanco, los colectivos de San Isidro y ahora el Archipiélago.

Al menos ante tantos dislates opositores la comunidad internacional no ha perdido la paciencia, manteniendo una postura firme de solidaridad, destacándose la ofrecida por el presidente de Colombia Iván Duque quien ha protegido a más de 2 millones de inmigrantes venezolanos otorgándole un TPS por 10 años, y el gobierno de Joe Biden que otorgó un TPS a más de 300.000 venezolanos en Estados Unidos.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!