Hay días en los que me despierto pensando, después de pasar la noche haciendo un recuento de lo que vivimos en Venezuela, que nuestro principal problema no es el gobierno, al que cómodamente culpamos de todo, de cómo nos comportamos, de cómo nos atacamos unos a otros, de por qué ya no trabajamos, de por qué no avanzamos. Sí, es verdad, tenemos un gobierno que nos cerró las puertas durante muchos años, pero desde hace unos meses o quizás desde la etapa pospandemia, Venezuela mostró un cambio, nos guste o no admitirlo. Un cambio en lo económico cuyas razones no es el tema que me gustaría hablar aquí, pero la realidad es que subió en un porcentaje medio la tasa de empleo en el sector privado y los sueldos, a diferencia del Estado, son cancelados en dólares, que es la moneda real que se maneja desde hace un tiempo en Venezuela.

Conseguimos empleos donde poniendo un poco más de esfuerzo puede un profesional llegar a ganar 700 u 800 dólares, y el que no es profesional de 30 a 50 dólares semanales, en un país donde trabajan mínimo 2 personas de cada grupo familiar. Son ingresos que permiten vivir no como ricos, pero comemos y nos vestimos; tenemos la ventaja de los trabajos remotos y muchos optan por tener 2 empleos. El ingreso de una casa de no profesionales se puede ubicar entre 400 y 600 dólares al mes, mientras que el de los profesionales puede alcanzar los 1.400 – 1.600 dólares o más, sin contar las remesas mensuales o bimensuales que reciben casi 80% de los hogares. ¿Por qué este preámbulo? Quizás para tratar de entender por qué existe tanta queja en la calle, ¿qué pasó con el venezolano que hacía largas colas a las 5:00 de la mañana para ir a trabajar, que era capaz de salir adelante con cualquier trabajo, que desconocía la palabra flojera, que vivía de su trabajo sin dañar a nadie?

Ahora tenemos a un venezolano que espera el bono de la patria, las bolsas CLAP y cuanta versión de subsidio o «suicidio» que invente el gobierno, un venezolano que quiere un gran sueldo trabajando medio turno y solo 2 o 3 veces a la semana; al que no le importa dañar al vecino, al que solo le interesa su bienestar personal, estamos perdiendo la humanidad. Acusamos al vecino, estafamos al amigo, amenazamos al compañero y dañamos sin piedad ni corazón, nos volvimos egoístas.

¿Qué debería cambiar primero? El venezolano o el gobierno? Creo que nuestra conciencia, para que volvamos a ser los de antes, cuando decían que el venezolano era flojo, pero nuestras calles se activaban a las 4:00 o 5:00 de la mañana, todos a sus trabajos y universidades; cuando teníamos a esos mejores profesionales de los que ya nos quedan pocos, porque este desdén, esta flojera y falta de humildad la estamos transmitiendo a nuestros jóvenes.

¡Cambia Venezuela! Demuestra que puedes, no te conformes con bonos y bolsas de comida de baja calidad. Pero hazlo de verdad: no retires la bolsa, no aceptes los bonos… Nos merecemos más que eso. Trabaja, redóblate y con tu esfuerzo sé más grande. Cambiemos nosotros para que cambie Venezuela.

@klpma


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