De verdad me encanta ver a los políticos y figuras de la farándula, de las redes sociales, etc., colaborando y aportando con entrega de juguetes y comida en estas fechas de fin de año. He visto desde los más ostentosos hasta los más sencillos eventos en los que los antes mencionados han hecho gala de su “buena voluntad” con pomposos escritos, muy esporádicos en las redes de algunos, acompañando los post en redes que muestran su lado más “humano”… para la foto.

En fin de año todos somos buenas personas, definitivamente, pero, ¿y el resto? ¿364 días de pobreza humana, de falta de empatía, de desconexión total con la necesidad de la gente y para remate de ser malas personas?

No estoy insinuando que a partir de hoy nos convirtamos en María Teresa de Calcuta, acabemos con el hambre mundial o que construyamos escuelas como la fundación Pies Descalzos de Shakira en su natal Colombia; pero sí de demostrar que nuestras acciones no son de temporada, no son para mostrarnos en las redes sociales por moda y acallar nuestra conciencia de un año de pasividad total, de carencia de entusiasmo por estirar una mano y dársela a alguien que lo necesite, no solo llevando cuantiosos obsequios o entregas de comidas a miles de persona; sino ayudando desde el micro con un pequeño aporte que puede ser, desde contactar a quiénes sí pueden ayudar en determinadas situaciones, visibilizando problemáticas, y si está en nuestras posibilidades, solventando algunos escenarios con un granito de arena.

“El que no vive para servir, no sirve para vivir” es una frase disputada entre María Teresa de Calcuta y el célebre escritor indio Rabindranath Tagore; pero sea de quién sea, e insisto y sin necesidad de convertirnos en maría Teresa Nobel de la paz de 1979, es importante entender que dar una mano solamente una vez al año es como no hacer nada, sobre todo y peor aún si nuestra vida y nuestras acciones durante el año fueron una suerte de cloaca humana.

Nuestra gente y el país necesita más compromiso, menos populismo, politiquería e hipocresía, sobre todo cuando estamos a las puertas de un año tan trascendental como el 2024. Vamos a dar lo mejor de nosotros los 365 días del año y no migajas que sirvan para anestesiar nuestra conciencia y ufanarnos absurdamente porque una vez al año nos acordamos que existe la necesidad.

Que la «buena voluntad» no sea relativa y de temporada.

@fmpinilla


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