Falsa integración cívico-militar

Dentro del histórico de engaños y manipulaciones desarrolladas por los representantes de la mal llamada “revolución bolivariana del siglo XXI” se encuentra la cacareada integración cívico-militar, si bien los soldados y oficiales pertenecen a los diferentes estratos sociales, parecieran haber perdido en su totalidad la conexión con la población y sus demandas sociales, actuando en detrimento de sus derechos humanos.

Una FANB integrada con la sociedad civil no puede estar de espalda a los reclamos populares que hoy desbordan Venezuela. Los educadores y los trabajadores de las empresas básicas de Guayana inspiran a luchar por los derechos de toda la población.

Las protestas que recorren el país tienen entre su mayor característica la no directriz de los partidos políticos ni de la central de sindicatos, haciendo notar la pérdida de credibilidad de estos para la movilización ciudadana, y a su vez la espontaneidad y legitimidad de la protesta que nace de la necesidad de un pueblo empobrecido, que exige un salario digno para una vida digna, como gritan en sus consignas.

La respuesta del tirano es la misma de siempre: la indiferencia al dolor del pueblo, mientras un reducido sector continúa enriqueciéndose con los bienes de la nación, los derechos a protestar son constitucionales, y han adquirido dimensiones artísticas y sentimentales, que se expresan en canciones, consignas, poemas, teatro, convirtiéndose en factores emocionales que se agigantan y debilitan el poder constituido, porque tocan la fibra humana de todos y remueven los sentimientos para inspirar a luchar por la libertad y la democracia.

¿Qué harán los altos oficiales, los policías, el Sebin, la Dgcim, la PNB? ¿Continuarán reprimiendo a los educadores de sus hijos? Ser indolentes ante la legitimidad de la protesta solo los convierte en desalmados. Venezuela en su estado de descomposición de toda la estructura social se niega a morir a manos de la crueldad de la dictadura y se levanta con el ejemplo de su historia, se levanta para luchar y acabar con las violaciones sistemáticas, y las humillaciones permanentes. Estamos aterrizando en el momento en el que se conjugan todas las emociones; padres, madres, obreros, campesinos, ciudad y campo, migrantes, soledad y pobreza, todo se reduce a la necesidad de conquistar la libertad, como dice el escritor Gabriel García Márquez en su novela La hojarasca, estamos llegando al momento en el que hasta las hojas de los árboles se detienen.

El poderoso mensaje de la Iglesia

Monseñor Víctor Hugo Besabe, antes de la procesión de la Virgen de la Divina Pastora, en la homilía matutina, ha dirigido un mensaje que encarna la voz y los deseos de millones de venezolanos: “Les invito a poner en el corazón de nuestra oración, a nuestra Venezuela herida, maltratada, traicionada y saqueada hasta más no poder, y para que cesen las burbujas de las falsedades económicas que pretenden ocultar al mundo la precaria situación de la que están inmersos la mayor parte de nuestros hermanos venezolanos”.

La Iglesia en su papel de ser la voz de los venezolanos siempre ha encontrado enemistad en el régimen de Hugo Chávez y posteriormente en Nicolás Maduro, sencillamente porque el bien y el mal no son compatibles; quienes usurpan el poder político en el país son cuestionados por prácticas de rituales diabólicos, y su relación con la brujería y todo lo que signifique el oscurantismo. La Iglesia encarna la bondad de Jesucristo, la protección a su pueblo, y en consecuencia ha actuado de forma constante a lo largo de varios años, para denunciar los atropellos al pueblo.

Ahora bien, el pueblo decididamente marchará a sus conquistas, protestará y se presentará unido a su fe cristiana para derrotar a quienes le atropellan y humillan. En palabras de Don Quijote: “Habiendo durado mucho tiempo el mal, significa que el bien está cerca”.

La inmensa mayoría del pueblo venezolano es seguidor de la fe cristiana, en alto porcentaje practicante de la religión católica y en otro porcentaje considerable de la Iglesia Evangélica, son los dos sectores que agrupan a la mayoría de los venezolanos, con altos niveles de credibilidad y respeto, sostenido por todas las acciones que ha realizado en medio de difícil crisis económica y social que se ha experimentado en los últimos años. Por lo tanto, los pastores evangélicos y toda la Iglesia Católica deber ser orientadores de la población en estos momentos de desenlaces.

Toda la fuerza creadora del pueblo venezolano debe emerger para derrotar a quienes han mancillado y burlado la dignidad de todos los ciudadanos.

@jufraga12

 


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