“Hay que vivir con la esperanza a cuestas, el tejido de los sueños guía nuestros pasos hacia la evasión total: la libertad”. Esta reflexión inicial, cual la proponía en la Quinta estación el maestro Domingo Maza Zavala, nos hace refrescar la memoria para no repetir errores y recordar principios y valores que deberían inspirar las acciones que encaminen al país hacia una recuperación  de su soberanía, identidad e independencia y que ilumine la gobernanza por una nueva estimulante luz que derive del conocimiento, de la determinación y responsabilidad con las cuales los ciudadanos solucionan el antiguo dilema que los ha dividido entre la aspiración a la libertad y la tentación del poder autoritario que en el curso de la historia representa la regla en contra de las anormalidades de la democracia pluralista.

Pensar y negociar la convivencia ha caracterizado la modernidad, pero una pulsión que orienta el comportamiento enlazado a la ética y la estética de la existencia es el requisito de la posmodernidad que induce el ciudadano a un humanismo fundamentado en las ciencias y en las reflexiones filosóficas   para lograr la estructuración de la convivencia civil y el sentido del Estado.  La confrontación de paradigma ha sido destronada  y la disputa ideológica entre liberalismo y socialismo se queda en el pasado, cuando en el presente, tensado entre la fuerza pertinaz de lo viejo  y la presión de nuevas y más profundas irracionalidades, emerge la necesidad de descubrir  la identidad del conjunto de la entera sociedad venezolana reducida en término de riqueza y en sus posibilidades de desarrollo.

Los analistas  atribuyen la crisis de Pdvsa a falta de mantenimiento y ausencia de inversiones, lo que significa innovación tecnológica, a la planificación de un proyecto político económico de desestabilización dirigido a través de Venezuela  en contra de Estados Unidos, a un plan para la determinación de la solidificación del ejercicio del poder del régimen bolivariano mediante el progresivo aumento de la pobreza de los ciudadanos y así facilitar el consecuente control. Son todos aspectos que requieren la complicidad y responsabilidad del gobierno y que concurren a disminuir la soberanía del Estado y su credibilidad. Por ello en este fórum de expertos del sector petrolero recurro con formal gratitud a las referencias del conocimiento del ingeniero Evanán Romero, reconocido catedrático internacional de larga experiencia profesional pública y privada, para enfrentar el tema en su dimensión real y compleja a la cual se refiere mi opinión de geoeconomía y geopolítica.

En síntesis, ya desde algún tiempo Pdvsa dejó de existir como empresa. Desde 2017 no  presenta balance ni informe de gestión. Su flujo de caja es saqueado sin que sus autoridades se percaten o denuncien. El nivel de producción es tan bajo que contrasta con el exceso de personal del 80%, de 6 a 8 veces de lo que necesita. Su activo principal es propiedad de la nación y Pdvsa solo tiene una encomienda y asignación de exploración y producción. Ella frente al pueblo venezolano no valoriza esos barriles porque no pertenecen a la empresa. Sus plantas y equipos sí le pertenecen, pero su estado de postración fuera de servicio y falta de mantenimiento impiden la capacidad productiva segura que permita satisfacer las necesidades del país. Con una facturación inferior a los 12.000 MM$ su endeudamiento se encuentra por encima de los 150.000 MM$, estando formalmente en default. Además, por reconocimiento de su presidente, la empresa robó 7.500 MM$ al Fondo de Pensiones de sus jubilados, ni hace nada para reemplazarlos ni incriminar a los responsables.  Su dueño… la República… se encuentra en una situación aún más deplorable e incapaz de auxiliarla.  Ambas, Pdvsa y República  están fuera del mercado financiero  incapaz de captar fondos en caso de que políticamente se decida auxiliarla.  Se ha producido un enlace, un vínculo de conexión estricto por el cual el destino de la empresa parece ligado a lo de la República, y lo de la República a lo de la empresa.

¿Qué hacer? ¿Cuál política adoptar para enfrentar la tragedia a la cual estamos sometidos  y recuperar  condiciones y credibilidad?

En  el “estrategic fitting”que formulamos, es decir la estrategia apropiada con la cual tipificar el desarrollo del país  vinculado a la regulación, emancipación y seguridad necesaria para conseguir la transformación de la sociedad  en el cambio de la capacidad y calidad productiva, la formulación de una hipótesis de recuperación se debería fundamentar en un proceso que debe ser soportado por las teorías y aplicaciones del conocimiento por lo cual, como afirma Eugene Düring en su Revolución de la Ciencia de 1878, “la causa final de todos las cambios sociales y de las revoluciones políticas” deben considerarse “como cambios de los métodos de producción”. Dichos cambios, conocidos y distribuidos entre los factores, serán conforme con los valores totales del cambio, pues en la crisis venezolana, radicada en el default no declarado de Pdvsa, se ha aportado sustanciación a los valores negativos de la vida de los venezolanos, debido al conjunto determinado por la presunción de  ideólogos sin credenciales y por la corrupción de administradores de los bienes de la nación. De estos últimos se ocupan sin mayor énfasis las crónicas judiciales y los tribunales. Nosotros, los profesores, empleados y obreros gozamos de las consecuencias: sin ningún pudor el gobierno anuncia que el presupuesto de este año para la Universidad Central de Venezuela es de 1 millón de dólares, es decir, menos de 50 céntimos de dólar  diario por persona: es la tercera parte del indicador de la pobreza crítica clasificado por el PNUD.

¿Somos víctimas del imperialismo,  aceptamos el neocolonialismo, renunciamos a nuestra identidad y gobernabilidad?  ¿La identificación del Estado con Pdvsa, en sus distorsiones ideológicas y programáticas, no significa vincular la política de Estado, desde el protocolo hasta las negociaciones con los acreedores, a un camino obligado de dependencia, a un vínculo categórico para la determinación del ejercicio del poder,  de modo que la libertad que pregonamos es solo la que tenemos la capacidad de construir con nuestra responsabilidad?

En el Plan de Desarrollo 2007-2013 Hugo Chávez Frías afirmaba que “la construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que representan la ruptura de la hegemonía de Estados Unidos, en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad y la paz”. Suponemos que para el perseguimiento de estas finalidades se formularon las proposiciones macroeconómicas que redujeron abruptamente las capacidades del sistema productivo del país del sector público y del sector privado. Sin hacer un análisis general de la economía, no obstante las explícitas consecuencias que los relacionan, los límites del tema impuestos imponen otra pregunta:   ¿Es la actual Pdvsa que representa el nuevo polo de poder venezolano? La incapacidad de encontrar soluciones al deterioro determinado por falta de mantenimiento e inversiones en las nuevas tecnologías del sector petrolero, ha encontrado alternativas de enriquecimiento ilícito en el Arco Minero: el oro, el litio, el cadmio, el uranio, cual nueva expresión especulativa del potencial productivo del país que no tiene las adecuadas infraestructuras para una explotación racionalizada y finalizada de estos minerales. Al contrario,  Pdvsa, con su extensión estructural representa todavía una referencia cierta. Es obvio que la relación  entre costos-beneficios para su sustitución o renovación, requiere importantes cantidades de recursos financieros, tecnológicos y humanos de los cuales el país no dispone. Cierto, son todas por determinar las condiciones de aumento de la dependencia de la industria petrolera, sin que para su ejecutividad se mencionen la obvia necesidad de la certeza del derecho, la seguridad jurídica, la política monetaria y fiscal, es decir, el cambio técnico y político realizado en la autonomía y soberanía de la nación.

En el intento de recuperación de la economía, con la implícita ponderación del mediano y largo plazo, en cualquier circunstancia pensamos que debería usarse el modelo del “Big debt cycle”, debido a que el crédito crea tanto poder de compra como de deuda: al contrario del pasado, la política de endeudamiento o de préstamo debe ser utilizada en modo de generar una renta suficiente para servir la deuda. De modo que es fundamental que sea definido a priori qué cosa se debe producir y cómo el crédito viene devuelto. La praxis venezolana demuestra que cuando no ha sido posible devolver el 40% del préstamo, la crisis por deuda afecta la economía entera. No se pueden cometer más errores en las inversiones.

Independientemente de un desarrollo insuficiente e inadecuado, las nuevas tecnologías aumentan la necesidad de infraestructuras, de energía, de agua y servicios sin la posibilidad de satisfacerla.  Si el costo viene “socializado”, es decir, sostenido por la entera sociedad a través de políticas fiscales o monetarias y, por ejemplo, dividido en quince años, puede ser sostenido y pagado. Los riesgos negativos dependen de dos factores: a) que la deuda sea denominada en la divisa que controlan; b) que la influencia entre deudores y acreedores sea equilibrada.

Permítanme explicar: en una economía de mercado, las expansiones y contracciones de la deuda determinan los ciclos económicos que se siguen por motivos perfectamente racionales. A pesar de que los esquemas pueden ser similares, las secuencias no son predestinadas a repetirse en el mismo modo, ni duran el mismo tiempo. Es decir, que prácticamente  se genera un ciclo cada vez que se toma dinero en préstamo, pues no podemos permitirnos gastar más de lo que ganamos. No tomamos el dinero solo del prestamista, sino también de la versión futura de nosotros mismos. O sea creamos un momento futuro en el cual estaremos obligados a gastar menos de cuanto hemos ganado para devolver el préstamo. De este modo se crea el ciclo para cumplir la condición ética de la obligación asumida. Cuando no se realiza este cumplimiento la economía se desploma, ya que los ciclos de expansión y contracción se repiten y se generan las condiciones de la gran crisis de la deuda a largo plazo en la cual nos encontramos y que radica en el haber tomado más dinero para pagar el servicio de la deuda, que obviamente hace aumentar nuestras obligaciones por no haberlo empleado en inversiones productivas.

La ausencia de coherencia y responsabilidades ha producido las distorsiones políticas a las cuales ha sido sometida la economía venezolana. Declarar el estatus de Pdvsa significa admitir el quiebre del Estado por el cual Agustín Blanco Muñoz escribiría la Historia de una frustración que angustia el país por ser críticamente escaso de los recursos públicos y tan necesitado del rendimiento que de ellos deben obtenerse en términos de la movilización de las fuerzas productivas.  Cualquier hipótesis de recuperación requiere de una ética de la gestión  que necesita formularse por las garantías de un sistema económico sometido a un  control que supere la fórmula tradicional y  convencional de carácter fiscal, para constituirse en cuidado de la representación auténtica e idónea de todos los sectores de la sociedad civil. Pues, nos encontramos a enfrentar las consecuencias de una guerra perdida, de un presupuesto económico y social fundamentado en el desconocimiento y en una utopía que ha traicionado los valores fundamentales de equidad y justicia y que requiere que el sacrificio de los ciudadanos no se reparta en la apropiación indebida de riqueza fácil sino en la dignidad del trabajo que la ha producido. Eso significa que la relación con la inversión de los recursos públicos, sujetos a la intrincada red de los artificios del poder, se debe someter a mecanismos de asignación y control que por su transparencia aseguren pulcritud.

Así que es oportuno que los administradores recuerden que los préstamos crean naturalmente movimientos hacia arriba que se autoalimentan, y que al fin se invierten creando movimientos hacia abajo, que a su vez  se autoalimentan y que deben ser invertidos. En las fases de recuperación los préstamos sostienen los gastos y las inversiones. Se sostienen las utilidades y los precios de los assets, no para favorecer a los capitalistas, más bien por considerar que la baja de las utilidades y de los valores de los assets  estimula ulteriores préstamos y gasto en bienes y assets financieros. Es decir, que el endeudamiento incrementa el gasto y las utilidades por encima del crecimiento constante de la productividad económica.

Pero para no crear expectativas irreales es oportuno reflexionar sobre el hecho de que la política económica debería ser ponderada para apreciar que la modificación de la renta induce variaciones de la competitividad. Se dan las condiciones para implementar el crecimiento de la economía mediante el  aprovechamiento del bajo costo de las fuerzas del trabajo, la construcción de infraestructuras aumentan las exportaciones y la renta en el breve periodo: se manifiesta la tentación de asumir nuevos  préstamos  para pagar los créditos vencidos. Aumenta el valor general de la deuda y el costo de su servicio. Empieza el proceso de recesión que la política monetaria aplicada por el Banco Central no logra frenar por la pérdida generada por   el servicio de la deuda y por la reducción de los préstamos de financiamiento para el futuro.

Para las decisiones de la política monetaria se encuentran cuatro levas para disminuir la deuda y el servicio del mismo respecto la renta y el “cash flow” para este cumplimiento: la austeridad, gastar menos;  el default, cual condición de restructuración de la deuda; que el Banco Central use la maquinita y haga compras u ofrezca garantías; por último, la transferencia de dinero y crédito de quien tenga más del necesario a quien tenga menos. Con la excepción de estampar moneda que es una medida inflacionaria, las mencionadas son medidas deflacionarias, que contribuyen a reducir la carga deudora. El secreto para crear un “beautiful deleveraging”, es decir, una reducción de la relación deuda/renta acompañada por una tasa aceptable de inflación y crecimiento se encuentra en conseguir el justo equilibrio entre ellos. En este escenario positivo la relación deuda/renta  disminuye de forma paralela a la mejora de la actividad económica y de los precios de los assets financieros, reportando gradualmente la tasa del crecimiento nominal de la renta por encima del interés nominal.

Somos conscientes de que hemos mencionado un modelo de recuperación incómodo en la  práctica de los políticos, pero para dar inicio a un ciclo de recuperación real de la economía se necesita operar en condición de un ciclo de depresión inflacionista, con una correlación superior al 75% entre el monto de la deuda y los índices de inflación.

El mencionado equilibrio entre la demanda de dinero (la deuda) y la disponibilidad de dinero (o sea el cash flow necesario para el servicio de la deuda), en el devenir de los pueblos se ha siempre resuelto con la combinación de las levas mencionadas. El Banco Central tiene tal vez la capacidad de hacer salir la economía de una recesión bajando la tasa de interés para estimular el inicio de otro ciclo económico. El proceso es doloroso para todos hasta generar confrontaciones entre trabajadores y emprendedores, proletarios y capitalistas. En Venezuela el capital lo representa el Estado.  A la disconformidad y rechazo interno se suman las sanciones internacionales. Los préstamos vienen bloqueados y vetados. En una atmósfera de deleveraging inflacionario, se retiran los capitales, se contrae la liquidez, al mismo tiempo en que la caída de la divisa sostiene e incrementa la inflación. Y la destruida Pdvsa no produce más petróleo suficiente para soportar las necesidades del pueblo venezolano, que en el pasado fueron enfrentadas por 97% del ingreso en divisa de la nación vinculado a las exportaciones petroleras. Como he recordado, se han inducido condiciones de una guerra que hemos perdido luchando en contra de nosotros mismos.

En la actual situación no  existe alternativa de corto plazo que ofrezca mayor factibilidad: se debe recuperar Pdvsa. ¿Cuál es el precio que los venezolanos podrán o, mejor dicho, deberán pagar en lo político, lo económico, lo social, independientemente de los aspectos técnicos y tecnológicos que deberán ser enfrentados? Es la pregunta a la cual los técnicos y los políticos deben responder para otorgar credibilidad al inicio de un proceso de recuperación.

En el siglo XXI, la tecnología está presente y condiciona cualquier actividad del hombre, hasta la organización y capacidad de respuesta de los ciudadanos, de las estructuras centrales y de periferias del Estado, y del sistema productivo público y privado: ella determina la misma rutina de las personas con su constante evolución y modifica el modus vivendi individual y colectivo. Como el capital, la tecnología no hace distinción entre  sistema capitalista y sistema socialista: su difusión e internacionalización, en gran parte determinada por las empresas multinacionales, empuja la expansión del libre mercado, la competitividad y productividad y promueve la afirmación siempre más amplia  de regímenes políticos basados sobre las libertades y la racionalidad de las relaciones sociales. En la Dialéctica negativa el mismo Adorno reconoce que “sólo la reforma de la razón, como principio y fin de la libertad, puede permitir un nuevo camino” para la humanidad. Pdvsa es solo la cúspide, el símbolo de la crisis del sistema político-económico adoptado y vigente. Es irrenunciable fundar la  recuperación en la costosa infraestructura existente, que  constituye y  conforma un modelo económico que puede limitar las desigualdades produciendo riqueza por la calificación de los trabajadores,  el uso de las tecnologías en la combinación del capital público y del capital privado, conjuntamente comprometidos en la afirmación de las finalidades evolutivas implícitas en la innovación del sistema productivo del país, su competitividad y productividad.

¿Si admitimos que en la dialéctica filosófica se pueden modificar las finalidades utilizando los medios tradicionales, se puede obtener el cambio de la dialéctica de la praxis, de la racionalidad aplicada del hombre, de su comportamiento, en recurrir  al soporte de instrumentos económicos que abran perspectivas diferentes a la interpretación de las relaciones sociales? La experimentación venezolana del  capitalismo de Estado, dejando invariado el modo de producción y sometiendo sus relaciones con el mundo del trabajo a una ulterior mortificación de la dignidad del hombre, ha demostrado amplia e irreversiblemente su ineficiencia e ineficacia, y ahora, en la segunda o tercera evaluación histórica de la modernidad, se confronta por la distribución social de la pobreza con los trabajadores y, en general con los ciudadanos, comprometidos para la supervivencia y la reconquista de la identidad con los valores perdidos, la libertad, la democracia. Para ello las inversiones destinadas a poner en marcha las posibilidades productivas de Pdvsa deberán ser tanto del sector público como del sector privado, que se complementan en las respectivas capacidades tecnológicas y potencialidades financieras.

Después de la caída del muro de Berlín, el postulado por el Foro de Sao Paulo para la afirmación del comunismo en América Latina, el continuismo de confrontaciones tradicionales bajo esquemas diferentes y opuestos, cuales la guerra de Ucrania y la vía de la seda, la negación de los principios conductores de la política petrolera, ya definida por el pentágono de Pérez Alfonzo en la promoción y defensa de la OPEP, la formulación de renacimiento puede inspirarse por una reacción positivista implícita en la expansión de los esfuerzos de los intelectuales venezolanos y su sentido de responsabilidad para lograr las modificaciones necesarias para alcanzar equilibrios técnicos, económicos, políticos y sociales más avanzados, pero sí integrados en un sentido ético del cual no se puede prescindir para permitir al ciudadano recuperar la dignidad de su ser.

El reto es técnico porque no es una ecuación que se soluciona con la introducción de los factores en una simple función lineal, más bien estará obligado a todo y cada uno de los fractales que podrán ser empleados para describir a través de ecuaciones diferenciadas los algoritmos presentes en nuestra sociedad en función de las condiciones económicas, sociales, políticas y estructurales, y a las consecuencias que derivarán  de la sensibilidad de los actores al impacto del cambio y a la no  predictibilidad de la evolución a la cual estará sometido.

El reto es social, porque no se trata solo de establecer a través de una mayor y eficiente cooperación entre las partes una mejora de las condiciones de vida proporcionada al sacrificio individual y al esfuerzo colectivo, más bien de otorgar al implícito proceso de desarrollo, la cognición de los valores de imparcialidad necesaria para el crecimiento que en la teoría de John Rawls caracterizan la justicia solo a niveles superiores de abstracción. La posibilidad práctica se encuentra en el procedimiento de naturaleza contractual que dirime la confrontación entre economía o bienes escasos producidos y las partes, o clases sociales, que adaptan racionalmente en el principio de la libertad, el valor de la diferencia para la cual las desigualdades económicas y sociales se estructuran en manera de asegurar el “mayor beneficio de los menos aventajados y que cargos y posiciones estén abiertos a todos en condiciones de justa igualdad de oportunidades. Para asegurar la continuidad del nuevo proceso de desarrollo del país se cambia la calidad del contrato social por la cual las relaciones entre las partes han sido sometidas a una ficción jurídica y se crean nuevos parámetros de justicia que correspondan a la nueva dimensión y finalidad del modo de producir y del sistema económico renovado.

De modo que el reto es político, no solo para asegurar las condiciones de certeza jurídica y operativa a las inversiones y la recuperación del sistema productivo, sino para la definición  de una sociedad justa y estable de ciudadanos libres e iguales comprometidos con el crecimiento del país. Por ello no se trata de sustituir el capitalismo de Estado con el capitalismo privado, el régimen bolivariano con la democracia real, la improvisación con el conocimiento y adecuación tecnológica; se trata de dar al capitalismo su condición de propulsor del sistema productivo y a la democracia su tarea de custodio de la libertad, de no confundir el desarrollo con la simple expansión del mercado, para conceptuarlo como proceso de reproducción de relaciones económicas y sociales para el crecimiento de la misma dignidad del hombre. En las palabras de Edgar Bloch  (1958):  “La utopía no es una evasión a lo irreal, es excavación para sacar a la luz las posibilidades objetivas innatas en lo real y luchar para su realización”.

Muchas gracias por vuestra atención y consideración.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!