Aquí andamos con más fuerza y con más convicción, no nos fuimos ni estuvimos en receso. Ha llegado el año de la trascendencia, las horas históricas que tanto esperábamos están corriendo en nuestro reloj criollo. Aún no se ha consumado el cese de la usurpación que tanto anhelábamos que sucediera, pero se deseaba que sí. La verdad es que, en cada rincón, se creó una falsa expectativa porque seguimos cometiendo los mismos errores garrafales.

Coherencia, esa relación lógica entre las cosas, entre las partes o elementos de algo que se ha ido deshilachando los últimos tiempos hasta tal punto de llegar a ser un harapo. Hoy lamentablemente, el largo trecho que divide el dicho del hecho es gigantesco y la miopía que está afectando a muchos aún no ha sido tratada. El resultado se siente en cada rincón del territorio criollo.

Mientras vemos en cada red, escuchamos en cada reunión, en cada espacio, en cada asiento de autobús, desde Santa Elena de Uairén hasta llegar a lo más alto de la parroquia Páez del estado Zulia, la crítica acérrima y muchas veces fundamentada que se le hace a los denominados «líderes opositores» por sus excentricidades paupérrimas, decisiones balurdas y las infinitas paradojas, pensarían profundamente retirarse de la vida política nacional. Mientras en sus discursos hablan de «cambio» sus acciones apestan a las mismas mañas de la «revolución». Eso ha sido una de las grandes razones por las cuales ya no existe conexión. No estamos para perder el tiempo porque lo que verdaderamente estamos perdiendo minuto a minuto es el futuro de un país y de su gente.

Más allá de esperar el final apocalíptico, sentarse a anhelar la transición al frente de un computador, apoyar la infantil teoría de tomar Miraflores desde las redes sociales, «asumiendo las consecuencias» porque se dice lo que las personas quieren oír, se debe construir un verdadero mensaje de aliento, de fe, de esperanza, coherente con la realidad, que oxigene verdaderamente a nuestra población y no de una manera demagógica. Sí, hay que exigir «altura de las circunstancias» pero no desde el capricho, entonces, hagamos política. Vamos a construir no desde el deseo sino desde el análisis real y convertir ese deseo en objetivo común.

La coherencia y el respeto en la sociedad han de ser el primer punto de honor a conquistar entre todos, dejando a un lado la división, el revanchismo, el triple discurso y el odio hacía el contrario. Será un trabajo titánico, no sólo de los políticos sino de cada ciudadano. Va a requerir que cada uno coloque, no sólo un granito de arena sino dos. La tarea es difícil y, aunque haya construcción de nuevas escuelas, liceos, universidades, hospitales, complejos deportivos y parques lo verdaderamente importante, es que nosotros debemos de elevar nuestro grado de conciencia, rescatar nuestros valores, agigantar nuestro sentido de pertenencia y compromiso ciudadano con la sociedad en la que convivimos.

La coherencia debe existir con lo más mínimo, así ningún fiscal te vea respeta las señales, no botes basura por la ventanilla, da los «buenos días», «por favor», «disculpe» y así sucesivamente con los pequeños detalles que marcan la pauta. Todos nuestros sueños pasarán a ser una realidad si trabajamos juntos y dejamos de pensar en qué puede hacer Venezuela por nosotros y empezamos a pensar qué podemos hacer nosotros por Venezuela.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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