Ya lo hemos señalado. Pero se debe insistir: ¿para qué están las Naciones Unidas? ¿Para qué sirven?

¿Cuánto nos cuestan? Una  inmensa burocracia esparcida por el mundo con abultados sueldos e igualmente abultados viáticos en dólares.

La invasión rusa a Ucrania es una prueba inapelable. No sirven ni para contar las víctimas de la guerra: muertos, heridos, prisioneros. Cuántos niños, ancianos, mujeres, civiles: ni soñar. Algunos datos que ha brindado son preliminares y no de fuentes totalmente seguras.

Y como colofón la suspensión de Rusia como miembro del  Consejo de Derechos Humanos de la organización. Putin debe estar temblando. También lo han acusado de genocidio. ¿Quién lo va juzgar? Los tribunales internacionales solo juzgan a países chicos, a extiranos y exdictadores que hoy son parias, y aquellos que están dispuestos a comparecer y respetar o atender lo que ellos dictaminen. Qué policía lo va a hacer cumplir.

Con toda la performance anterior a la invasión ya Rusia tenía un amplio prontuario en materia de violación de los derechos humanos y civiles, como para  ser suspendida del consejo en cuestión. Incluso para ser echada sine die. Pero en ese consejo hay cada “nenes”. Por ejemplo, Cuba y Venezuela son miembros; ¿qué pueden hacer allí? Lo único que se me ocurre es que dan cursos sobre las distintas formas de violar los derechos humanos y de privar a la gente de todas sus libertades y derechos.

Creo que lo útil es que la votación sirvió para ver caras y corazones. A favor de la suspensión votaron 93, entre estos Argentina, cuyo gobierno ahora tiene unos líos bárbaros por no abstenerse y desde ya anuncio que no votará una eventual expulsión de Rusia del G20, para arreglar un poco la cosa interna. El problema es que en Argentina nadie sabe quién gobierna, si el presidente Alberto Fernández o la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Como se sabe, los kirchneristas son de la línea de Hugo Chávez.

De los de este lado del mundo se abstuvieron Brasil y México. Bolsonaro es amigo interesado de Putin, quien le reconoció a Brasil su soberanía en el Amazonia.

Y hablando de amigos, en contra de la suspensión -de hecho a favor de Putin, o sea de Rusia y de la invasión a Ucrania- votaron Bolivia, Cuba , Nicaragua y Venezuela.

¡Qué cuarteto!

Evo Morales fue clarito, dijo que no estaba de acuerdo con la acción rusa pero aclaró y explicó que la causa y responsabilidad de lo que está ocurriendo es del imperialismo yanqui y de la OTAN. Más o menos fue lo que dijo el Partido Comunista uruguayo, hoy el mayor de los que integran el Frente Amplio. El flamante presidente de Chile, Gabriel Boric, al igual que Lula, orilló el tema.

Mientras, otros líderes de derecha amigos de Putin, pero ya en el viejo continente tuvieron que hacer varios esquives retóricos para fijar su posición. Les fue algo incómodo.

Putín sí o Putin no. “¿Putin or no Putin?”. Una interrogante sobre lo que parecería que nadie debería tener dudas. Sin embargo, como se está viendo, no es tan así.


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