I Zonas de Empleo y Desarrollo Económico ¿Sólo inversiones y empleos?

Cuando en 2020, y en plena pandemia del covid-19, las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) comenzaron sus inversiones en Honduras, las mismas tenían un centro de generar las inversiones necesarias para concentrar sus estadios de áreas productivas conforme con los acuerdos jurídicos, y por supuesto, validados en los antecedentes del derecho internacional, y las instituciones designadas junto con el Estado ante cualquier disyuntiva.

En tal sentido, las ZEDE desde sus inicios, obviamente orientaron sus acciones inmediatas hacia cuantiosas inversiones, indispensables para iniciar operativamente, y que indudablemente marcaron una acción de alivio económico a nativas(os) y trabajadoras(es) en cada una de sus regiones, máxime con la difícil situación epidemiológica que se estaba viviendo a escala planetaria, porque en esencia, representaron, pese a tales limitaciones ingresos para muchas familias en momentos de precariedad económica

Ahora bien, cuando se habla de ZEDE, lo que generalmente se asocia sobre ellas, es un contexto estrictamente económico, en virtud que desde su éxito en China, éstas solo se consideran como motores de actividades agrícolas, industriales, comerciales, financieras, mercantiles, turísticas, inmobiliarias y tecnológicas, con expansión en las más importantes economías del mundo, y también en aquellas naciones en vías de desarrollo, y por supuesto, originando miles de empleos y construcciones de grandes obras en territorios que fundamentalmente han estado alejados de los principales contextos de producción de bienes y servicios.

Por ello, la principal caracterización de las ZEDE aunque en su mayoría están vinculadas con estos niveles de producción en cada país y Estados, algunas de ellas, comprendiendo las realidades históricas y las fortalezas de sus distintos territorios, van más allá de una circunstancialidad estrictamente de estado de bienestar socioeconómico, para transformarse en un contexto de valor agregado cuyos aspectos biotecnológicos en su miríada – sí, miríada – de posibilidades, han orientado esa integración para construir la jamás encontrada Cíbola, que en esta oportunidad además de ser territorios de empleos, desarrollo y economía, tendrían, conocimiento, educación, ciencia e investigación; verbigracia, no serían siete ciudades, pero si habría siete componentes fundamentales en cada una de esta ciudades emergentes.

II Próspera, una ZEDE con la integración del éxito: Conocimiento, Educación, Ciencia e Investigación (CECI)

Desde esta perspectiva, una de las ZEDE que se desarrolla en América Central como Próspera, está generando en su proyecto de construcción, algo más que pueda considerarse una excepcional geografía que en la dimensión de sus actividades económicas solo genere empleos. Eso, si bien es cierto y resulta fundamental en todos sus esquemas de inversión, y de cualquier ZEDE con características similares, en la medida que ha ido avanzado con sus centros y periferias ha dado origen a una innovación que partiendo desde los ejes  de producción, comerciales, financieros, turísticos y ambientales, ha originado que tales actividades económicas, asociadas con sus trabajadores, profesionales, consumidores y usuarios, entre todos, lleven a la praxis un estadio superior; es decir, iniciativas como Próspera son más que una ZEDE, porque además de materializar un nombre con la cual identificar estos espacios y territorios en su mayoría exitosos, garantizan su consolidación de esquemas de constantes inversiones y aumento de empleos sostenidos sobre condiciones que en la contemporaneidad resultan insustituibles para cualquier centro de operaciones biotecnológicas: Conocimiento, Educación, Ciencia e Investigación (CEDI); y los cuales siendo interrelacionados y recíprocos marcan una enorme distancia para la ejecución de políticas privadas autónomas en el marco de este tipo de convenios con los Estados; porque su finalidad está en el crecimiento mutuo donde todos los factores sean incluidos con altísimas compensaciones en el oxigonio: social, económico y político.

En tal contexto, en Próspera articulando su visión con un esquema innovador de asociación estratégica que ha llamado Vitalia, el CECI se ejecuta de la siguiente manera:

Conocimiento: Cuando se habla de inversiones, algunos proyectos fracasan porque solamente valoran el factor económico con algunas variables estadísticas de mercado, sin estudiar de fondo las matrices de su origen y estructuras, y sin analizar si todos sus componentes o la mayoría de ellos, son compatibles entre el arquetipo de la inversión y las potencialidades de las ZEDE.

Entonces, el conocimiento reviste la cualidad científica del desarrollo por ejecutar, midiendo a través del tiempo, la mayor cantidad de factores intrínsecos y extrínsecos que terminan siendo determinantes en el éxito de cada propuesta. Así, el conocimiento de cualquier inversión se extrapola, porque es estudiado en sus directivos, profesionales y trabajadores en sus distintos niveles, es decir, organizacionalmente, con una sólida formación que no sólo está sujeta con la experiencia que tenga el ejecutante en su área de trabajo, sino que existe una acción colectiva de sus funciones.

Así, no se trata solo de emprender una inversión; se trata de que esta compagine como una permanente historia de sus protagonistas, y que además una vez concretada, sus usuarios y consumidores también conozcan in situ, sin limitaciones, cada una de sus bondades, lo cual es una sistematicidad que se articula con el servicio o el bien recibido que adquiere, de manera tal, que no es una simple composición de ofrecimiento o venta sobre un prototipo que alguien necesita; porque el adquirente o beneficiario, compara, sopesa, determina y reflexiona, al igual que los integrantes de las ZEDE, todas la etapas de origen, evolución y generación de bienestar. O sea, el conocimiento no es una simple palabra; es el inicio de toda operación de inversión, empleo y necesidad satisfecha en cada ZEDE que tenga esta característica; y allí Próspera comienza escribiendo una diferencia de máxima excelencia.

Educación: Toda empresa exitosa se basa en la educación de sus integrantes para garantizar altos estándares de producción y eficiencia. Y si bien, esto es una displicencia que está presente en cualquier orientación de actividades económicas y sociales, tampoco es garantía por sí sola, que una inversión tenga éxito, o que la generación de bienes y servicios concluyan en parámetros de existencialidad consolidada; porque se define la educación como el grado alcanzado por directivos, trabajadores, usuarios o consumidores; y en algunas ocasiones, por omisión, se excluye la filosofía de la educación de ese territorio, siendo quizás, donde surge la mayor desinformación sobre las ZEDE, con escenarios de los llamados fake news, y conjunto de calumnias, movidos por los aparatajes que en muchas ocasiones están vinculados con estructuras mediáticas, donde precisamente son los derivados de éstas las que carecen de este nivel, no sólo en condiciones estrictamente académicas, sino también cognitivas, y por ende, humanas.

En otras palabras, la educación de las ZEDE como Próspera tiene su ecuador de ideas y planteamientos desde su propia existencialidad, porque de nada valdría tener determinados grados académicos si la realidad es descontextualizada, o alterada, máxime por factores externos. Ante ello, todo directivo, profesional, y con mayor influencia, sus trabajadores y usuarios, partiendo desde el conocimiento que ha sido compartido y (auto)generado en un proyecto común de bienestar social, también se conectan con la educación de realidad, cuyas vertientes están equilibradas con el humanismo y la naturaleza. O sea, quien pretenda romper con ellas, por la razón que sea, no corresponde con esa filosofía de la educación; y más aún, si aparecen factores negadores de la realidad de las ZEDE, cada uno de sus integrantes, tiene una suficiente formación educativa con respecto sobre los distintos estadios de este proyecto en cada uno de sus pormenores, estructuras y testimonios.

La filosofía de la educación de los integrantes y usuarios de las ZEDE, y en este caso de Próspera en relación con sus componentes radica en el pleno conocimiento que ha sido instruido, y que matiza el cómo una asociación de personas, indistintamente de sus posiciones y funciones, están orientadas por un mismo objetivo de visiones estratégicas que trascienden sus espacios productivos y de eficiencia, hasta aquellos que son transformadores de la humanización, y de un bienestar global que desde aguas abajo, fortalece todas sus iniciativas aguas arriba; lo que equivale a decir que la educación es el signo del equilibrio de las ZEDE, y naturalmente de Próspera, que también se fortalece con las vivencias de sus usuarios, quienes se convierten en los principales referentes de hecho de cada una de las etapas que complementan el hecho educativo, como un factor de estricta correlación de orientación hacia los niveles más altos de satisfacción colectiva.

Ciencia: Todo conocimiento y educación, al estar presentes en una organización, no puede desligarse de la ciencia, porque ésta es la columna vertebral que sostiene las realidades biotecnológicas, máxime cuando se trata de inversiones. Verbigracia, proyecto que están en consonancia con las ZEDE, más aún, cuando estos tiempos de biotecnología requieren sujetarse entre las ciencias sociales y naturales en una constante de simas y cimas que regulen y vayan hacia los descubrimientos y estudios dentro de los avatares en todas sus particularidades y generalidades. Un proyecto de grandes inversiones, jamás podría excluir a la ciencia, y allí cuando menos en nuestros países de América Latina, existe una enorme diferencia con los Estados, porque éstos, en su mayoría no verifican a través de la ciencia sus debilidades y fortalezas, salvo en contextos muy delimitados, quedando explanada como un dechado descriptivo que no altera en nada significativo, cualquier hecho político, económico, social y ambiental, que derive en beneficios humanos y de la humanidad.

De esta manera, cuando toda inversión es revisada de manera científica está llevando al más alto nivel la existencialidad y consolidación de cualquier iniciativa, que además termina siendo motorizada al resto de la sociedad, porque su concreción está dada por una necesidad – incluso desconocida o poco desarrollada – o complementariedad del espacio geográfico y humano, que a su vez, independientemente del nivel de complejidad, se convierte en el factor de integración pensativa, sobre el cómo se suceden y sucederán las etapas posteriores, en la medida que el proyecto continúa avanzando en sus distintas ejecuciones de amplitud. La validez científica de las ZEDE son otro escenario que se construye en una articulación del saber para la búsqueda del éxito.

Investigación: Lógicamente que, al llevar adelante los procesos de conocimiento, educación y ciencia, todo concluye en la investigación. Y si referimos la investigación como aquello donde Machado (2008) asume que:

“Se procura que surjan ideas y que esas ideas ayuden al surgimiento de nuevas ideas. La creatividad así concebida es la situación resultante de un proceso creativo. Al aprovechar la creatividad estamos aprovechando un resultado. Ayudamos a que ese resultado se produzca a través de diversos medios externos. Pero debemos ir más allá y fijarnos en el proceso mental que dio lugar a ese estado de creatividad (…) Pero al mismo tiempo creo en que en donde es indispensable poner toda la insistencia necesaria, donde hay que llegar hasta el fondo, es el estudio lo más perfecto posible de los mecanismos de la mente como tales, que no se conocen cabalmente todavía (…) La invención: he aquí la retórica de nuestro tiempo” (p. 44).

Pues, ante tales nomenclaturas del saber, las ZEDE, y sobre todo la iniciativa de Próspera de ampliar sus connotaciones de inversión y empleos, hasta el conocimiento, la educación, la ciencia y la investigación, son los que han asociado el éxito de sus vertientes de ideas y planteamientos, donde la geografía es la magnitud de la belleza con el humanismo, y en donde la búsqueda de lo inexplorado en todas sus vertientes, junto con la rigurosidad de sus esquemas de inversión, en los ámbitos de producción, financieros, comerciales, turísticos y servicios, son todos una horizontalidad del CECI, y lo que en definitiva hacen de este espacio, una nueva dimensionalidad en los procesos contemporáneos de los próximos desarrollos para Honduras y América Latina.

@vivassantanaj_   

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(*) Dr. en Educación – El ensayo corresponde estrictamente con una visión del investigador, y no necesariamente con posiciones de las organizaciones mencionadas. Investigación en desarrollo.

Referencias

Machado, L.(2008). La revolución de la inteligencia. El derecho a ser inteligente. Trillas


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