Para iniciar, me gustaría definir lo que es un problema desde una perspectiva constructiva. Para ello, voy a extraer dicha definición del libro El poder creador del ser, un enfoque ontológico de la felicidad, publicado por Termómetro Económico (y disponible por la plataforma de Amazon): “Los problemas son una brecha que se crea entre nuestras expectativas y nuestras posibilidades reales. Y cuando no logramos resolverla rápida y fácilmente, nos genera un estado de frustración que nos conduce a sentirnos agobiados, impotentes e incapaces de obtener lo que esperábamos”.

¿Dices que los problemas tienen una carga de subjetividad?

Exactamente. Sigo citando el texto: “Muchas veces, lo que nos disgusta de la realidad no es el fenómeno o hecho en sí, sino la interpretación que le damos producto de nuestros prejuicios y condiciones. Es por esto, que la percepción de la realidad es absolutamente subjetiva y relativa a la persona que la percibe”. Ahora bien, si trabajamos en un proceso transformador de nuestros hábitos y de nuestros conceptos de la realidad, aprendiendo a ver oportunidades donde antes veíamos problemas, mejoraremos la percepción que tenemos sobre la realidad y sobre nosotros mismos. Esta idea es fundamental para los gerentes, los emprendedores y en general para cualquiera que persiga mejorar su realidad. Permite encontrar soluciones creativas que impactan en beneficios propios y ajenos, crea condiciones, productos, servicios; conduce a la innovación y a la destrucción creativa de Shumpeter. Entonces, los problemas son oportunidades de transformación, de cambio de conceptos, condiciones y hábitos.

¿Cómo identifico las oportunidades?

Para identificar oportunidades, debemos establecernos metas, objetivos que nos conduzcan por la cotidianidad, con significado del uso de nuestro tiempo, de la construcción de nuestra agenda y nuestra relación con la realidad. Ir sin rumbo, viviendo al día, es una forma de perder la salud. Si tenemos anhelos, lo normal es que busquemos formas de lograr que se cumplan. Asumir una postura totalmente inapetente de experiencias y logros, o extremadamente estoica, es una forma de renunciar a nuestros anhelos, y lo más seguro, es que en realidad lo que tenemos es un gran miedo de asumirnos a nosotros mismos, y por tanto, a nuestra realidad.

Me conviene tener y cumplir mis metas

Conviene tener metas que permitan organizar el tiempo. Sin embargo, no deben convertirse en el motivo de nuestra existencia. Ir del éxtasis de lo logrado al desasosiego del fracaso o al aburrimiento o depresión posterior al logro, tampoco es bueno. Por este motivo, las metas deben ser meramente indicativas del camino a tomar y en ningún caso deben volverse el motivo de nuestra existencia.

¿Es fácil identificar oportunidades?

Detectar oportunidades y amenazas, de manera tal que podamos aprovechar las primeras y defendernos de las segundas, es de las tareas más difíciles de realizar. Requiere un entrenamiento en creatividad, en optimismo, en evaluación de opciones y escenarios. Y, cuando identificamos tarde las oportunidades y las amenazas, el precio de aprovechar las primeras y defendernos de las segundas es alto y nuestra tarea se dificulta. Quedamos muchas veces trancados, sin ideas y con los brazos caídos. Sin embargo, esto no es obligatoriamente así, para eso te has puesto metas y te has ido entrenando.

¿Por la carga de subjetividad del problema es que cada uno lo ve distinto?

Imagina a varias personas escapando de un león. Si logran salvarse, cada uno de ellos te contaría la situación de una manera diferente. Aun cuando el hecho, suceso, evento o fenómeno fue único, al igual que el león, cada quien lo vivió y lo experimentó a su manera.  Esto se debe a que cada uno tiene su propia percepción de lo ocurrido, ya que cada cual tenía una posición distinta con respecto al león, con respecto a lo que salvar su vida significa, unos niveles de adrenalina distintos, unas experiencias previas diferentes, una fisionomía distinta y hasta distinto calzado. Cada uno de nosotros percibe el mismo fenómeno de manera distinta, por lo cual nos produce emociones distintas y reacciones distintas.

Las respuestas aquí expuestas forman parte del texto citado al inicio.

 

PD. Mucha suerte y aplomo a mi querida selección de fútbol, a salir a ganar los próximos dos partidos. Sean aguerridos.

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