Recordarles a Nicolás Maduro, a su gabinete y al nuevo equipo de rectores del Consejo Nacional Electoral, las numerosas exigencias que contiene el artículo 6 de nuestra Constitución es perentorio, siempre ha sido necesario hacerlo y con bastante frecuencia, dada las tendencias ventajistas y autoritarias de nuestros gobernantes.

Y el artículo 6 nos dice a todos los ciudadanos que:

“El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela  y de las entidades políticas  que la componen es y será siempre: democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandato revocable”.

Como podemos apreciar en el comportamiento y en los hechos políticos de los últimos años, una buena parte de las exigencias enumeradas no solo no se cumplen, sino que se irrespetan abiertamente, al extremo que desde Miraflores se atropellan a conciencia, para darle paso a la perversa conducta del continuismo partidista y presidencial.

Entre nosotros, los ciudadanos venezolanos, existe el pleno convencimiento de que solo mediante la voluntad política de la mayoría de la población, expresada en elecciones libres puede permanecer un ciudadano en la dirección del Estado, y que tal posibilidad tiene un límite en el tiempo  para su ejercicio.

Los legisladores dejaron plasmados en los principios fundamentales de la Constitución tres exigencias destinadas a garantizar el respeto al ejercicio político democrático por parte del poder, el cual debe ser alternativo, pluralista y de mandatos revocables, requerimientos que en la actualidad están en franco deterioro.

En la actualidad nos encontramos los ciudadanos, de nuevo frente al dilema de pronunciarnos frente a la elección de la Asamblea Nacional, consulta que debe realizarse en los próximos meses, salvo que la epidemia lo impida, participaremos o no en  el proceso electivo es la gran pregunta.

Participaremos en la medida en la cual el gobierno madurista saque las manos de la convocatoria electoral respetando la autonomía de la Asamblea Nacional, le devuelva a todos los partidos su independencia, sin excepciones.

Pero además libere a los centenares de presos políticos, tanto civiles como militares, facilite el retorno de exiliados y migrantes, y cese con la presión sobre los barrios, el movimiento obrero y las organizaciones estudiantiles.

Consulta que en esta ocasión debe ser dirigida no solo por las fuerzas armadas, sino con una activa presencia de la sociedad civil en todo el proceso organizativo y administrativo, basta del tabú de la presencia militar en los eventos civiles, contando además con la ayuda de la comunidad internacional calificada para hacerlo, como son la OEA y la ONU.


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