Desde luego que no me refiero a las lluvias; en algunos lados estas ya estarán cayendo sin mucha continuidad. Tal vez en Táchira o Mérida. Pero no se trata de una eventual sequía climática, aunque mucho incidiría en el tema, de forma general. Se trata del trabajo y del trabajador. Como advertí en un conversatorio reciente, planteado en mi actual partido, Encuentro Ciudadano, el que dirige Delsa Solórzano, ahora precandidata presidencial: no existe razón alguna para el optimismo laboral en Venezuela.

Peor aún después de que la Conferencia de Bogotá sobre nuestro país y la entrevista Petro/Baiden no arrojara el resultado más esperado por Cuba, Rusia, Colombia y el terrorismo venezolano. El pugilato planteado por Estados Unidos con las sanciones hasta que haya elecciones libres y verificables, así como control de los derechos humanos en Venezuela, petición que respaldan Europa y Canadá es en serio. Mientras que las posibles negociaciones del régimen venezolano carecen en absoluto de seriedad.

Las respuestas planteadas ante la negativa estadounidense han sido: el incremento de la persecución, el hostigamiento y la represión, hasta ahora encarnada en la huida de Juan Guido ante la intimidación muy creíble por parte del régimen del terror, así como esta especie de tortura colectiva con el hambre y la depauperación que se ha planteado el propio régimen al estrangular a la población con remuneraciones de pobreza extrema, para provocar más desplazados, para amenazar al mundo con ellos, causando estragos en la región, como bien pueden dar cuenta las situaciones en la propia Colombia, en Chile o más recientemente en Perú, o en Estados Unidos, que no encuentra como parar la inmigración ilegal. La respuesta a las sanciones es más genocidio «justificado».

Varios voceros no oficiales quedarán muy mal parados o mal sentados, porque creían que conversando con el régimen del terror, de manera obligada por el mundo, ante la Organización Internacional del Trabajo, tendrían para este primero de mayo una respuesta fidedigna. ¿Desconocen acaso la tesitura macabra del régimen de Nicolás Maduro? Ingenuos propiamente no son, precisamente. Así se han puesto casi todo el año a ofrecer cifras que oscilan entre 100 y 150 dólares. Como quien acude a una subasta, porque eso le dan sus cálculos. Otros bajan el tono de la expectativa en la población y llevan el mínimo a treinta de los verdes. Pero ya asomó el más creíble de los voceros presidenciales no oficiales, ese que dice que con el CNE todos vamos bien a las primarias, porque la identidad ahora carece de importancia, y nos dice algo más parecido a la verdad: nada. Este Primero de Mayo tampoco habrá nada para el trabajador ni el trabajo en Venezuela.

La vez pasada el único anuncio fue el del engaño que le planteó Maduro a unos jubilados, un bono compensatorio que nadie vio. La aplicación del Instructivo Onapre. La esquilmación atroz de derechos laborales-humanos. Este año parece que ni la engañifa. Porque somos víctimas del juego perverso del régimen en la manipulación mundial contra las sanciones que bien le impusieron. A su parecer si no quitan las sanciones la crueldad aumenta, para que se vayan más y los que queden paguen más y más impuestos y trabajen obligados la esclavitud, la explotación. Menos mal que el pronunciamiento de la Corte Penal Internacional los tiene locos. Porque a las denuncias de Venezuela 1 habrá que sumar las posteriores en la secuencia, hasta llegar al genocidio de la población venezolana. Nada para celebrar este Primero de Mayo, amigos trabajadores. Los voceros oficiales de verdad siguen ocultos, como la palabra que enunciaría la ampliación de la catástrofe laboral. ¿Alguien serio esperaba más?


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