Por Pablo Kaplún Hirsz

“Todo va a estar bien al final. Si no está bien, no es el fin”

John Lennon

“Decía Erich Fromm que las personas tenemos la sutil capacidad de vivir en una contradicción constante. Ello hace que en ocasiones nos digamos aquello de que si los demás son felices, yo soy feliz; de que si le digo a tal persona que me parece bien lo que hace, aunque no sea así, lograré su aceptación y complacencia, y ello me ofrecerá bienestar”[1].

Debo confesar que como migrante mi primera prioridad ha sido, desde que comencé este segundo exilio, ahora en España, preocuparme por la sobrevivencia de mi entorno más cercano en Venezuela. Esta actitud es generalmente la primera que toma todo inmigrante. La meta primera es mandar dinero a tu familia. En mi caso –militante ambientalista de toda la vida- mi preocupación fue todavía mayor: conseguir proyectos para la ONG a la que había servido durante más de 30 años: Geografía Viva… conseguí pocos frutos y logré niveles altos de ansiedad, había olvidado que para lograr tan grandes metas primero tenía que pensar en mí.

A punta de trasnochos -literalmente noches sin dormir- logré finalmente presentar un proyecto que fue aprobado, pero yo como persona sufrí consecuencias para mi salud. Y así seguí, creyendo que a punta de mis sacrificios se iban a lograr mantener mis sueños… que estaban en Venezuela… pero eso hizo que durante tres años no generara proyectos en España, como si aquí no fuera posible construir nuevas realidades. Tenía el cuerpo aquí pero el corazón y la mente no habían tomado el avión en Maiquetía.

Un día, a punta de deterioro y trancazos, me resonaron -ya por necesidad extrema- las palabras de Carmelo Ecarri, vicepresidente de la Comisión Académica España de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat de Venezuela. “Debemos estar bien aquí para poder ayudar allí”. Y así, muy forzado por la realidad, me vinculé progresivamente a proyectos en España, con lo cual recuperé algo de salud y pude impulsar varias cosas… y no sé por qué la salud de mis proyectos en Venezuela comenzó a mejorar también.

Si este es el resultado mi nueva actitud no es cuestión que pueda dirimir la ciencia, quizás, pero dejo esa reflexión hacia mis lectores…el primer paso para una solidaridad efectiva es primero estar bien con uno mismo.

Y con ello les deseo felices fiestas y lo mejor para 2023.


[1] Valeria Saber: Estar bien con uno mismo es mejor que estar bien con todos https://lamenteesmaravillosa.com/estar-bien-con-uno-mismo/


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