Establecer una ley de primarias que garantice en el gobierno y en la oposición una selección democrática de candidatos a todos los niveles es una tarea impostergable. Las primarias en el PSUV resultaron un espectáculo bochornoso. En otros países existen leyes que regulan su desarrollo. En Argentina la ley de primarias se denomina por sus siglas “PASO”, que significa primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias.

Los partidos políticos venezolanos que conocí fueron organizaciones de cuadros o cúpulas, que imponían desde arriba sus candidatos. A pesar de que las generaciones de relevo habían asumido su conducción, predominó en general la dedocracia. Predicaban la democracia, pero la democracia interna no fue su norma de conducta. Una de las razones por las que surgieron nuevas organizaciones, que también han terminado por ser más de lo mismo. De cualquier manera, hay que atenuar el juicio en su contra por las vicisitudes de lo que significa enfrentar a un régimen tan despótico como el actual.

El PSUV dice haber realizado primarias, pero las bases del partido no pudieron ni postularse, ni votar para elegir a sus concejales y diputados regionales. La totalidad de estos cargos se los reservó la dirección nacional. Con el apoyo de las máquinas y la tecnología del CNE, les era muy fácil permitir esa elección de los parlamentarios regionales y locales, sin embargo no lo consintieron. ¿Qué democracia es esa? De la misma manera hemos visto los duros enfrentamientos en todo el país entre las diferentes tendencias. Se han dado hasta con palos, piedras, botellas y se han amenazado a muerte. Se han insultado públicamente hasta la saciedad y hay graves denuncias de ventajismo y de utilizar fondos de todos los venezolanos para ganar la contienda interna. Desde la cúpula Maduro y Cabello han vetado importantes candidaturas. Lo único que parece sostener al partido de gobierno es el reparto de cuotas de poder y cada vez la piñata está más vacía. Los sueldos de los servidores públicos civiles y militares están por los suelos.

El oficialismo presenta una cifra fantasiosa de 3.500.000 votantes en las internas, lo que no parece cierto, a juzgar por recorridos que personalmente realicé por 5 centros electorales, 3 de ellos totalmente vacíos. En todo caso para un partido que dice tener más de 8 millones de militantes, la participación es pírrica, quedándose en casa más de 5 millones de personas. Desde la época de Chávez se aseguró que pronto tendrían 10 millones de votos y van en franco retroceso.

A pesar de tamaño desatino, que se parece mucho al que existe con la lenta y desordenada vacunación, la alternativa democrática tiene que decidirse a actuar unificadamente. Mientras anden unos opositores por aquí y otros por allá no tendremos verdaderas posibilidades.

Las negociaciones que se inician en México son una oportunidad. Con firmeza hay que lograr se cumpla el referéndum revocatorio presidencial de mitad de periodo que está en la Constitución. Hay que negociar que tenga carácter transparente, con observación internacional. Si eso se consigue el tiempo para el cambio estará en cuenta regresiva.

@OscarArnal

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