Algunas personas nos solicitan conocer la razón por la que se utiliza el término presos de conciencia. Bien, Amnistía Internacional define como presos de conciencia, a las personas que, sin haber utilizado la violencia ni haber propugnado su uso, son encarceladas o sometidas a otras restricciones de su libertad a causa de sus creencias, su origen étnico, sexo, color o idioma.

Amnistía Internacional reconoce a algunas personas como presos de conciencia, cuando esté físicamente limitada (encarcelada o por otro motivo) a expresar (verbalmente o por otras formas de expresión) cualquier opinión que ella misma honestamente mantenga, y a través de la cual no defienda o justifique violencia personal.

En el mundo hay miles de personas detenidas por motivos políticos. Amnistía Internacional reconoce a algunas de ellas como presos de conciencia y pide su libertad inmediata e incondicional.

La definición fue acuñada por primera vez el 28 de mayo de 1961, con el artículo “Los presos olvidados” publicado en la prensa inglesa por el abogado y fundador de Amnistía Internacional, Peter Benenson, quien invitaba a los lectores a participar en una campaña en pro de la amnistía de personas encarceladas por sus opiniones, a las que él llamaba «presos de conciencia».

La definición está establecida en los artículos 18 y 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Artículo 18.- Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho comporta la libertad de cambiar de religión o de convicción y la de manifestarlas individualmente o en común, en público y en privado, mediante la enseñanza, la predicación, el culto y el cumplimiento de ritos.

Artículo 19.- Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión;  comporta el derecho a no ser molestado por causa de sus opiniones y el de buscar, recibir y difundir las informaciones y las ideas por cualquier medio de expresión y sin consideración de fronteras.

Además, estas ideas constituyeron las bases de la campaña mundial “Llamamiento por la amnistía, 1961”, que inició Benenson, junto a un grupo de abogados, escritores y editores de Londres, para presionar a los gobiernos con el fin de que liberen a estas personas, o al menos, les hagan un juicio justo.

Amnistía Internacional ha hecho campaña en todo el mundo a favor de miles de presos y presas de conciencia, personas que, aunque no han propugnado la violencia ni recurrido a ella, han sido encarceladas por su orientación sexual, origen étnico, nacional o social, lengua, nacimiento, color, sexo o situación económica, o por aquello en lo que creen, es decir, por sus creencias, ideas políticas u otras profundas convicciones.

Por todo lo anteriormente señalado, la organización internacional pide a los gobiernos que los presos y presas de conciencia de todo el mundo, sean puestos en libertad de manera inmediata e incondicional; que todas las leyes que criminalizan a las personas que se expresan o protestan pacíficamente, desaparezcan de los textos jurídicos; que las leyes contra la incitación al odio u otras formas de violencia, no se utilicen para reprimir la disidencia legítima, y que las personas tengan acceso a la información.

En Venezuela se han efectuado detenciones arbitrarias en días recientes por motivos políticos, como las de varios miembros del comando de campaña del partido Vente, liderado por María Corina Machado, engrosando la lista negra de las 319 personas privadas de libertad según cifras aportadas por el Foro Penal y Justicia, Encuentro y Perdón.

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